Maturín, 20 Jul. AVN.- Arcedys Figueroa lleva 20 años convirtiendo la tradición en sabor. Une esfuerzo y costumbres en la cocina de su residencia, ubicada en el municipio Ezequiel del estado Monagas, para brindar a su familia uno de los platos típicos del oriente venezolano: el cuajado o "cuajao".
El platillo está presente en la mesa de los monaguenses todos los meses del año, especialmente en Semana Santa. Comúnmente se prepara con pescado salado o sardinas, plátano maduro, papas, zanahorias y huevos, mientras que otros lo prefieren de morrocoy o pepitonas.
La pervivencia de esta tradición ha estado marcada por muchas formas de preparar cuajado. Arcedys, por ejemplo, sancocha el pescado para desalarlo, luego lo desmenuza y lo sofríe con cebolla, ajo y pimentón. Por otro lado, se baten claras de huevo hasta llegar a punto de suspiro y se le agrega sal.
Toma una bandeja resistente al calor, coloca una capa de huevo batido, una capa de la mezcla con el pescado, otra de plátanos fritos y así sucesivamente hasta cubrir la bandeja. Luego se mete al horno y se hornea por 15 minutos.
"Este es un plato que no falta en todas las semanas santas en mi casa. Mis cinco hijos se han criado comiendo cuajado", relató Figuera.
Aunque hoy muchos optan por la cocina a gas para preparar este plato, el ingenio ha sido un gran fogón para esta preparación.
Haidee Guzmán, residente de Maturín, contó que años atrás sus vecinos abrían un hueco en la tierra y metían una olla con la mezcla. Encima, colocaban grandes brasas para cocinar la mezcla.
Además, los ingredientes del cuajado se pueden variar. "En mi familia cada quien lo prepara con un ingrediente diferente; algunos lo hacen con morrocoy, mis tías con pepitonas y mi mamá con sardinas, que es mi plato favorito", comentó Guzmán.
Así, el cuajado es una comida con historia que ha pasado de generación en generación por los amantes del pescado y frutos del mar.
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