Una mesa para celebrar la tradicional cena de Fin de Año
Faltan cinco pa las doce - Nestor Zavarce - YouTube
www.youtube.com/watch?v=gZOpS_MOpJo25 de nov. de 2012 - Subido por viejoteca tropical bailableFaltan cinco pa las doce - Nestor Zavarce. <a href="/channel/UChwYUhSbCXLd2d2P73cWX0A" class=" yt ...
La verdad es que aunque las tradiciones signifiquen mucho, tenemos que ser muy cuidadosos como seguimos las tradiciones y cuales de ellas son beneficiosas para nosotros individualmente. Es cierto que el 31 de Deciembre es un día para celebrar y gozar junto con los nuestros, mas sin embargo, el real significado de año nuevo es meditación total.
Cada 31 de Diciembre la paso en mi casa meditando en lo que hice en el año que acaba de pasar, lo que pude hacer mejor y lo que voy hacer para mejorar en el año entrante. No es fácil para mi tomar esta ruta ya que la mayoría de personas están gozando, bailando y haciendo mil y una cosa que aunque son tradicionales en verdad no tienen nada que ver con el verdadero significado de año nuevo.
El día de año nuevo es tiempo de pensar, tiempo de meditar y de ver a donde vamos. Es tiempo de canalizar nuestras metas y ver que pasos vamos a tomar este año que entra para acercarnos un poco mas a ellas. Año nuevo es la oportunidad de ser mejores no solo para nosotros y nuestras familias sino para toda la humanidad, es el contrato que hacemos con nosotros mismos para ser mejor, para ayudar, para ser libres y vivir.
Este 1 de Enero les quiero desear a todos que tengan un muy feliz comienzo de año y usen este día cuidadosamente, pensando y mirando hacia el futuro, poniendo nuestras acciones en una balanza y medir el peso de las mismas y ver donde fallamos y donde ganamos terreno para nuestro futuro. Que la pasen bien
Las Uvas del Tiempo es uno de los poemas más recordados – junto con Píntame Angelitos Negros - del poeta cumanés Andrés Eloy Blanco Meaño, a quien se considera uno de los más esclarecidos bardos de Venezuela y Latinoamérica. Andrés Eloy Blanco nació en Cumaná, estado Sucre, el 6 de agosto de 1897; y murió de manera trágica en México, el 21 de mayo de 1955.
Este poema que ya forma parte de la tradición en los hogares venezolanos durante la noche vieja y la noche buena de año nuevo, lo escribió Andrés Eloy Blanco en 1934, poco después de salir de la cárcel, donde estuvo preso en varias ocasiones por oponerse al régimen de Juan Vicente Gómez. Este poema está incluido en su obra Poda.
Desde muy joven Andrés Eloy Blanco se dedicó a la poesía, triunfando ampliamente en 1916, con el Primer Premio de los Juegos Florales de Caracas. Más tarde ganó en España el Concurso Hispanoamericano de poesía, celebrado en Madrid, con su poema "Canto a España".
AEB fue poeta, abogado (una profesión que nunca ejerció) egresado de la Universidad de Caracas; humorista, político, internacionalista y educador.Revolucionario, de profundas convicciones democráticas, luchó clandestinamente contra la dictadura de Juan Vicente Gómez. Estuvo preso entre 1928 y 1932.
Cuando el joven AEB, perteneciente a la Generación del 28 fue sacado de la prisión, lo embarcaron rumbo al exilio. Regresó al país en 1935, a la muerte de Gómez, actuando en el partido Acción Democrática. Fue presidente del Concejo Municipal de Caracas, diputado al Congreso en dos ocasiones; presidente de la Asamblea Constituyente de 1947 y canciller de la República en 1948.
Al ser derribado el gobierno del escritor y político Rómulo Gallegos, partió al exilio, radicándose en México, donde vivió dedicado a la literatura y en particular a la poesía. Dejó una vasta obra, la cual comprende numerosos libros de poesías.
Entre ellas destacan "Tierras que me oyeron", "Barco de piedra", "Poda", "Baedecker 2.000", "A un año de tu luz", "Giraluna". Del conjunto de poemas incluidos en estas obras merecen mención aparte sus poemas Píntame Angelitos Negros y Las Uvas del Tiempo, junto a La Loca Luz Caraballo. Otros poemas muy famosos son Coplas del amor viajero, Silencio y La Hilandera. Un año después (1935) publicó La aeroplana clueca.
Andrés Eloy Blanco también sobresalió como autor teatral, y en este campo de las artes dejó obras sobresalientes, como El Cristo de Las Violetas, Abigail y Al Pie de la Virgen. Como orador, uno de sus discursos más celebrados fue el que pronunció ante los restos del poeta caraqueño y masón, como él mismo lo fue, Juan Antonio Pérez Bonalde, cuando fueron repatriados en 1946.
Las Uvas del Tiempo
Andrés Eloy Blanco escribió muchas de sus obras en prisión. Era estudiante de derecho en la Universidad de Caracas (así se llamaba antes la Universidad Central de Venezuela), cuando fue a dar a la cárcel por participar en manifestaciones contra el gobierno. Entre 1928 y 1932 estuvo preso en el Castillo de San Felipe en Puerto Cabello.
En el Castillo de San Felipe de Puerto Cabello, convertido en prisión y a fines del siglo XIX rebautizado con el nombre de Libertador, fue donde escribió Barco de Piedra. Este título hace referencia a la apariencia de dicho castillo rodeado por el mar. Una de las cosas que identifican a Puerto Cabello es su clima caliente, con sus famosascalderetas (viento caliente y seco de tipo foen), ambiente que en una prisión casi sin luz y sin ventanas semejan un horno. Allí escribióAndrés Eloy Blanco los poemas incluidos en su obra Barco de Piedra, una especie de alegoría a la prisión de Puerto Cabello.
Salió libre en 1932 y se le prohibió participar en manifestaciones públicas, por lo cual se dedicó nuevamente a la poesía. A este período pertenece su libro Poda (1934) donde el poeta cumanés incluyó poemas tan famosos como Las Uvas del Tiempo y La Renuncia. Otros poemas de esta etapa son Coplas del amor viajero, Silencio y La Hilandera.
Investigacion y texto:
Elba Romero López
Madre: esta noche se nos muere un año.
En esta ciudad grande, todos están de fiesta;
zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!;
claro, como todos tienen su madre cerca...
¡Yo estoy tan solo, madre,
tan solo!; pero miento, que ojalá lo estuviera;
estoy con tu recuerdo, y el recuerdo es un año
pasado que se queda.
Si vieras, si escucharas esta alboroto: hay hombres
vestidos de locura, con cacerolas viejas,
tambores de sartenes,
cencerros y cornetas;
el hálito canalla
de las mujers ebrias;
el diablo, con diez latas prendidas en el rabo,
anda por esas calles inventando piruetas,
y por esta balumba en que da brincos
la gran ciudad histérica,
mi soledad y tu recuerdo, madre,
marchan como dos penas.
En esta ciudad grande, todos están de fiesta;
zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!;
claro, como todos tienen su madre cerca...
¡Yo estoy tan solo, madre,
tan solo!; pero miento, que ojalá lo estuviera;
estoy con tu recuerdo, y el recuerdo es un año
pasado que se queda.
Si vieras, si escucharas esta alboroto: hay hombres
vestidos de locura, con cacerolas viejas,
tambores de sartenes,
cencerros y cornetas;
el hálito canalla
de las mujers ebrias;
el diablo, con diez latas prendidas en el rabo,
anda por esas calles inventando piruetas,
y por esta balumba en que da brincos
la gran ciudad histérica,
mi soledad y tu recuerdo, madre,
marchan como dos penas.
Esta es la noche en que todos se ponen
en los ojos la venda,
para olvidar que hay alguien cerrando un libro,
para no ver la periódica liquidación de cuentas,
donde van las partidas al Haber de la Muerte,
por lo que viene y por lo que se queda,
porque no lo sufrimos se ha perdido
y lo gozado ayer es una perdida.
en los ojos la venda,
para olvidar que hay alguien cerrando un libro,
para no ver la periódica liquidación de cuentas,
donde van las partidas al Haber de la Muerte,
por lo que viene y por lo que se queda,
porque no lo sufrimos se ha perdido
y lo gozado ayer es una perdida.
Aquí es de la tradición que en esta noche,
cuando el reloj anuncia que el Año Nuevo llega,
todos los hombres coman, al compas de las horas,
las doce uvas de la Noche Vieja.
Pero aquí no se abrazan ni gritan: ¡FELIZ AÑO!,
como en los pueblos de mi tierra;
en este gozo hay menos caridad; la alegría
de cada cual va sola, y la tristeza
del que está al margen del tumulto acusa
lo inevitable de la casa ajena.
cuando el reloj anuncia que el Año Nuevo llega,
todos los hombres coman, al compas de las horas,
las doce uvas de la Noche Vieja.
Pero aquí no se abrazan ni gritan: ¡FELIZ AÑO!,
como en los pueblos de mi tierra;
en este gozo hay menos caridad; la alegría
de cada cual va sola, y la tristeza
del que está al margen del tumulto acusa
lo inevitable de la casa ajena.
¡Oh nuestras plazas, donde van las gentes,
sin conocerse, con la buena nueva!
Las manos que se buscan con la efusión unánime
de ser hormigas de la misma cueva;
y al hombre que está solo, bajo un árbol,
le dicen cosas de honda fortaleza:
«¡Venid compadre, que las horas pasan;
pero aprendamos a pasar con ellas!»
Y el cañonazo en la Planicie,
y el himno nacional desde la iglesia,
y el amigo que viene a saludarnos:
«feliz año, señores», y los criados que llegan
a recibir en nuestros brazos
el amor de la casa buena.
sin conocerse, con la buena nueva!
Las manos que se buscan con la efusión unánime
de ser hormigas de la misma cueva;
y al hombre que está solo, bajo un árbol,
le dicen cosas de honda fortaleza:
«¡Venid compadre, que las horas pasan;
pero aprendamos a pasar con ellas!»
Y el cañonazo en la Planicie,
y el himno nacional desde la iglesia,
y el amigo que viene a saludarnos:
«feliz año, señores», y los criados que llegan
a recibir en nuestros brazos
el amor de la casa buena.
Y el beso familiar a medianoche:
«La bendición, mi madre»
«Que el Señor la proteja...»
Y después, en el claro comedor, la familia
congregada para la cena,
con dos amigos íntimos, y tú, madre, a mi lado,
y mi padre, algo triste, presidiendo la mesa.
¡Madre, cómo son ácidas
las uvas de la ausencia!
«La bendición, mi madre»
«Que el Señor la proteja...»
Y después, en el claro comedor, la familia
congregada para la cena,
con dos amigos íntimos, y tú, madre, a mi lado,
y mi padre, algo triste, presidiendo la mesa.
¡Madre, cómo son ácidas
las uvas de la ausencia!
¡Mi casona oriental! Aquella casa
con claustros coloniales, portón y enredaderas,
el molino de viento y los granados,
los grandes libros de la biblioteca
—mis libros preferidos: tres tomos con imágenes
que hablaban de los reinos de la Naturaleza—.
Al lado, el gran corral, donde parece
que hay dinero enterrado desde la Independencia;
el corral con guayabos y almendros,
el corral con peonías y cerezas
y el gran parral que daba todo el año
uvas más dulces que la miel de las abejas.
con claustros coloniales, portón y enredaderas,
el molino de viento y los granados,
los grandes libros de la biblioteca
—mis libros preferidos: tres tomos con imágenes
que hablaban de los reinos de la Naturaleza—.
Al lado, el gran corral, donde parece
que hay dinero enterrado desde la Independencia;
el corral con guayabos y almendros,
el corral con peonías y cerezas
y el gran parral que daba todo el año
uvas más dulces que la miel de las abejas.
Bajo el parral hay un estanque;
un baño en ese estanque sabe a Grecia;
del verde artesonado, las uvas en racimos,
tan bajas, que del agua se podría cogerlas,
y mientras en los labios se desangra la uva,
los pies hacen saltar el agua fresca.
un baño en ese estanque sabe a Grecia;
del verde artesonado, las uvas en racimos,
tan bajas, que del agua se podría cogerlas,
y mientras en los labios se desangra la uva,
los pies hacen saltar el agua fresca.
Cuando llegaba la sazón tenía
cada racimo un capuchón de tela,
para salvarlo de la gula
de las avispas negras,
y tenían entonces
una gracia invernal las uvas nuestras,
arrebujadas en sus talas blancas,
sordas a la canción de las abejas...
cada racimo un capuchón de tela,
para salvarlo de la gula
de las avispas negras,
y tenían entonces
una gracia invernal las uvas nuestras,
arrebujadas en sus talas blancas,
sordas a la canción de las abejas...
Y ahora, madre, que tan sólo tengo
las doce uvas de la Noche Vieja,
hoy que exprimo las uvas de los meses
sobre el recuerdo de la viña seca,
siento que toda la acidez del mundo
se está metiendo en ella,
porque tienen el ácido de lo que fue dulzura
las uvas de la ausencia.
las doce uvas de la Noche Vieja,
hoy que exprimo las uvas de los meses
sobre el recuerdo de la viña seca,
siento que toda la acidez del mundo
se está metiendo en ella,
porque tienen el ácido de lo que fue dulzura
las uvas de la ausencia.
Y ahora me pregunto:
¿Por qué razón estoy yo aquí? ¿Qué fuerza pudo
más que tu amor, que me llevaba
a la dulce aninomia de tu puerta?
¡Oh miserable vara que nos mides!
¡El Renombre, la Gloria..., pobre cosa pequeña!
¡Cuando dejé mi casa para buscar la Gloria,
cómo olvidé la Gloria que me dejaba en ella!
¿Por qué razón estoy yo aquí? ¿Qué fuerza pudo
más que tu amor, que me llevaba
a la dulce aninomia de tu puerta?
¡Oh miserable vara que nos mides!
¡El Renombre, la Gloria..., pobre cosa pequeña!
¡Cuando dejé mi casa para buscar la Gloria,
cómo olvidé la Gloria que me dejaba en ella!
Y esta es la lucha ante los hombres malos
y ante las almas buenas;
yo soy un hombre a solas en busca de un camino.
¿Dónde hallaré camino mejor que la vereda
que a ti me lleva, madre; la verdad que corta
por los campos frutales, pintada de hojas secas,
siempre recién llovida,
con pájaros del trópico, con muchachas de la aldea,
hombres que dicen: «Buenos días, niño»,
y el queso que me guardas siempre para merienda?
Esa es la Gloria, madre, para un hombre
que se llamó fray Luis y era poeta.
y ante las almas buenas;
yo soy un hombre a solas en busca de un camino.
¿Dónde hallaré camino mejor que la vereda
que a ti me lleva, madre; la verdad que corta
por los campos frutales, pintada de hojas secas,
siempre recién llovida,
con pájaros del trópico, con muchachas de la aldea,
hombres que dicen: «Buenos días, niño»,
y el queso que me guardas siempre para merienda?
Esa es la Gloria, madre, para un hombre
que se llamó fray Luis y era poeta.
¡Oh mi casa sin cítricos, mi casa donde puede
mi poesía andar como una reina!
¿Qué sabes tú de formas y doctrinas,
de metros y de escuela?
Tú eres mi madre, que me dices siempre
que son hermosos todos mis poemas;
para ti, soy grande; cuando dices mis versos,
yo no sé si los dices o los rezas...
¡Y mientras exprimimos en las uvas del Tiempo
toda una vida absurda, la promesa
de vernos otra vez se va alargando,
y el momento de irnos está cerca,
y no pensamos que se pierde todo!
¡Por eso en esta noche, mientras pasa la fiesta
y en la última uva libo la última gota
del año que se aleja,
pienso en que tienes todavía, madre,
retazos de carbón en la cabeza,
y ojos tan bellos que por mí regaron
su clara pleamar en tus ojeras,
y manos pulcras, y esbeltez de talle,
donde hay la gracia de la espiga nueva;
que eres hermosa, madre, todavía,
y yo estoy loco por estar de vuelta,
porque tú eres la Gloria de mis años
y no quiero volver cuando estés vieja!...
mi poesía andar como una reina!
¿Qué sabes tú de formas y doctrinas,
de metros y de escuela?
Tú eres mi madre, que me dices siempre
que son hermosos todos mis poemas;
para ti, soy grande; cuando dices mis versos,
yo no sé si los dices o los rezas...
¡Y mientras exprimimos en las uvas del Tiempo
toda una vida absurda, la promesa
de vernos otra vez se va alargando,
y el momento de irnos está cerca,
y no pensamos que se pierde todo!
¡Por eso en esta noche, mientras pasa la fiesta
y en la última uva libo la última gota
del año que se aleja,
pienso en que tienes todavía, madre,
retazos de carbón en la cabeza,
y ojos tan bellos que por mí regaron
su clara pleamar en tus ojeras,
y manos pulcras, y esbeltez de talle,
donde hay la gracia de la espiga nueva;
que eres hermosa, madre, todavía,
y yo estoy loco por estar de vuelta,
porque tú eres la Gloria de mis años
y no quiero volver cuando estés vieja!...
Uvas del Tiempo que mi ser escancia
en el recuerdo de la viña seca,
¡cómo me pierdo, madre, en los caminos
hacia la devoción de tu vereda!
Y en esta algarabía de la ciudad borracha,
donde va mi emoción sin compañera,
mientras los hombres comen las uvas de los meses,
yo me acojo al recuerdo como un niño a una puerta.
Mi labio está bebiendo de tu seno,
que es el racimo de la parra buena,
el buen racimo que exprimí en el día
sin hora y sin reloj de mi inconsciencia.
en el recuerdo de la viña seca,
¡cómo me pierdo, madre, en los caminos
hacia la devoción de tu vereda!
Y en esta algarabía de la ciudad borracha,
donde va mi emoción sin compañera,
mientras los hombres comen las uvas de los meses,
yo me acojo al recuerdo como un niño a una puerta.
Mi labio está bebiendo de tu seno,
que es el racimo de la parra buena,
el buen racimo que exprimí en el día
sin hora y sin reloj de mi inconsciencia.
Madre, esta noche se nos muere un año;
todos estos señores tienen su madre cerca,
y al lado mío mi tristeza muda
tiene el dolor de una muchacha muerta...
Y vino toda la acidez del mundo
a destilar sus doce gotas trémulas,
cuando cayeron sobre mi silencio
las doce uvas de la Noche Vieja.
todos estos señores tienen su madre cerca,
y al lado mío mi tristeza muda
tiene el dolor de una muchacha muerta...
Y vino toda la acidez del mundo
a destilar sus doce gotas trémulas,
cuando cayeron sobre mi silencio
las doce uvas de la Noche Vieja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario