Bombones artesanales son un punto de encuentro en Galipán
Nela Moser explica que cada pueblo de montaña tiene su chocolatería
Moser (centro): "La bombonería es un aprendizaje constante" CORTESÍA
EL UNIVERSAL
domingo 14 de diciembre de 2014 12:00 AM
Uno de los tesoros que esconde Galipán es Chocolates Pichacho, un taller de bombonería artesanal en donde el visitante tiene no solo la oportunidad de degustar una gran cantidad de creaciones a partir del chocolate, sino que también puede aprender todo el proceso por el cual una modesta semilla de cacao termina convirtiéndose en un elaborado bombón.
Nela Moser explica que encontró en la bombonería no solo un oficio sino también una forma de hacer que quien visita Galipán aprenda a querer ese lugar, esa montaña.
Aunque es publicista, no ha querido llenar Galipán con carteles que indiquen la existencia de este lugar (que está muy cerca de la Gruta de la Rosa Mística, en la zona de posadas), pues cree que las cosas tienen más valor cuando cada quien las descubre por su cuenta.
Cuenta que para sus hijos fue toda una sorpresa que ella se dedicara a la chocolatería: "Hasta les sorprendió que yo me metiera en una cocina, la verdad, pero el chocolate es un producto que te va poseyendo, y la bombonería te exige cosas constantemente, justo cuando creías que habías aprendido a dominar una técnica te das cuenta de que aún te falta".
Ella trabaja bombones estilo belga y con rellenos de parchita, coco, limón, dulce de leche y café, y con porcentajes de cacao que van del 32% al 70%.
A este lugar acuden hoy especialistas para hacer catas de chocolate, y Moser explica que un buen bombón debe ser brillante, crujiente y suave, todo al mismo tiempo. Y que además se debe conservar en temperaturas no menores de 16 grados y no mayores a 24. Tarda cinco días para completar el ciclo de un bombón y por eso dice que ve cada uno como una joya.
Entre los productos que se ofrecen hay tabletas de chocolate blanco, de leche y oscuro, la caja Arcoiris (seis unidades), la caja Amistad (doce unidades), el turrón Boca de Tigre, la Bolsita Feliz (dos tabletas y seis unidades), rocas de chocolate, el Picacho Late (una mezcla para hacer chocolate caliente), chupetas de chocolate y un bombón energizante a base de frutos secos, linaza, miel y chía. También aquí se fabrican cajas artesanales de material orgánico para regalar bombones.
Pero para Moser lo más importante es que su casa se ha convertido en un punto de encuentro con el chocolate como motivo principal: "Tradicionalmente, en el mundo cada pueblo de montaña tiene su chocolatería. Y esta es una manera de que todos apreciemos un poco más nuestro cacao, que es el mejor del mundo". JB
Nela Moser explica que encontró en la bombonería no solo un oficio sino también una forma de hacer que quien visita Galipán aprenda a querer ese lugar, esa montaña.
Aunque es publicista, no ha querido llenar Galipán con carteles que indiquen la existencia de este lugar (que está muy cerca de la Gruta de la Rosa Mística, en la zona de posadas), pues cree que las cosas tienen más valor cuando cada quien las descubre por su cuenta.
Cuenta que para sus hijos fue toda una sorpresa que ella se dedicara a la chocolatería: "Hasta les sorprendió que yo me metiera en una cocina, la verdad, pero el chocolate es un producto que te va poseyendo, y la bombonería te exige cosas constantemente, justo cuando creías que habías aprendido a dominar una técnica te das cuenta de que aún te falta".
Ella trabaja bombones estilo belga y con rellenos de parchita, coco, limón, dulce de leche y café, y con porcentajes de cacao que van del 32% al 70%.
A este lugar acuden hoy especialistas para hacer catas de chocolate, y Moser explica que un buen bombón debe ser brillante, crujiente y suave, todo al mismo tiempo. Y que además se debe conservar en temperaturas no menores de 16 grados y no mayores a 24. Tarda cinco días para completar el ciclo de un bombón y por eso dice que ve cada uno como una joya.
Entre los productos que se ofrecen hay tabletas de chocolate blanco, de leche y oscuro, la caja Arcoiris (seis unidades), la caja Amistad (doce unidades), el turrón Boca de Tigre, la Bolsita Feliz (dos tabletas y seis unidades), rocas de chocolate, el Picacho Late (una mezcla para hacer chocolate caliente), chupetas de chocolate y un bombón energizante a base de frutos secos, linaza, miel y chía. También aquí se fabrican cajas artesanales de material orgánico para regalar bombones.
Pero para Moser lo más importante es que su casa se ha convertido en un punto de encuentro con el chocolate como motivo principal: "Tradicionalmente, en el mundo cada pueblo de montaña tiene su chocolatería. Y esta es una manera de que todos apreciemos un poco más nuestro cacao, que es el mejor del mundo". JB
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