Características de la dieta mediterránea
Verduras, legumbres, frutas, tubérculos, cereales y frutos secos conforman la base de la dieta mediterránea
La dieta mediterránea se caracteriza por el uso dealimentos locales, frescos y de temporada, siempre que sea posible, además de una relativa frugalidad. La abundancia de productos vegetales propicia una presencia de fibra, vitaminas y antioxidantes que garantiza unos aportes más que suficientes: verduras, legumbres, frutas, tubérculos, cereales y frutos secos conforman la base de esta dieta.
El pescado, las aves, huevos y lácteos son consumidos de forma moderada, mientras que las carnes rojas y sus derivados forman parte anecdótica de las recetas mediterráneas.
El aceite de oliva es la grasa que protagoniza esta dieta, por formar parte integrante de la historia del Mediterráneo y sus culturas, no sólo como alimento, sino también como símbolo. Por otro lado, el vino también juega un papel importante en la cultura mediterránea. Desde los griegos y los fenicios, hasta nuestros días, el vino ha estado ligado al desarrollo de las diferentes culturas mediterráneas, y al igual que el aceite de oliva, es una parte inherente de nuestros hábitos alimentarios.
El Mar Mediterráneo es un lugar complejo, donde multitud de culturas confluyen desde el inicio de la civilización. Sus características geográficas han permitido que el comercio y el intercambio cultural durante miles de años favoreciera el desarrollo de la civilización occidental, tal y como la entendemos en la actualidad. Y la alimentación no ha escapado a las influencias de las diferentes culturas mediterráneas, de forma que cada zona del Mediterráneo tiene sus particular manera de alimentarse, pero siempre con unos rasgos comunes que caracterizan a lo que hoy conocemos como dieta mediterránea, forjada durante cientos de años y llegándonos como una herencia de nuestros antepasados.
La dieta mediterránea es mucho más que una forma de alimentarse, es un estilo de vida en el que se combinan ingredientes, técnicas y recetas con una vida físicamente activa favorecida por la bondad del clima. Es un estilo de vida en el que se comparte y se celebra alrededor de la mesa, donde los ingredientes locales y de temporada tienen protagonismo, donde abundan los alimentos de origen vegetal y los procedentes de animales son anecdóticos, meros condimentos de recetas que han ido pasando de generación en generación, y cuyas variantes las encontramos en los diferentes países que conforman el Mediterráneo, cada una de ellas adaptada a los recursos locales.
Tan importante es la dieta mediterránea, que ha recibido el reconocimiento por parte de la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el 16 de Noviembre de 2010, permitiendo su protección, difusión y transmisión, de forma que toda la población mundial podrá beneficiarse de las bondades de esta forma de entender la vida y la alimentación.
Características de la dieta mediterránea
Verduras, legumbres, frutas, tubérculos, cereales y frutos secos conforman la base de la dieta mediterránea
La dieta mediterránea se caracteriza por el uso dealimentos locales, frescos y de temporada, siempre que sea posible, además de una relativa frugalidad. La abundancia de productos vegetales propicia una presencia de fibra, vitaminas y antioxidantes que garantiza unos aportes más que suficientes: verduras, legumbres, frutas, tubérculos, cereales y frutos secos conforman la base de esta dieta.
El pescado, las aves, huevos y lácteos son consumidos de forma moderada, mientras que las carnes rojas y sus derivados forman parte anecdótica de las recetas mediterráneas.
El aceite de oliva es la grasa que protagoniza esta dieta, por formar parte integrante de la historia del Mediterráneo y sus culturas, no sólo como alimento, sino también como símbolo. Por otro lado, el vino también juega un papel importante en la cultura mediterránea. Desde los griegos y los fenicios, hasta nuestros días, el vino ha estado ligado al desarrollo de las diferentes culturas mediterráneas, y al igual que el aceite de oliva, es una parte inherente de nuestros hábitos alimentarios.
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