El sabor de Iván García
Con apenas 20 años, el cocinero se ha ganado su puesto en la cocina venezolana
Como chef encargado del restaurante El Laguito, en Los Próceres, planea crear un menú competitivo con platos venezolanos CORTESÍA RAFAEL HERNÁNDEZ M.
JOSÉ G. MÁRQUEZ | EL UNIVERSAL
sábado 10 de enero de 2015 12:00 AM
El nombre de Iván García no es desconocido en la cocina venezolana. Con apenas 20 años de edad, el joven cocinero ha hecho sentir su "sabor".
El joven comenzó a "hornearse" en su natal Mérida, a los 14 años, cuando dividía su tiempo entre el bachillerato y los cursos de Asochef's. Con título en mano, se mudó a la capital para inscribirse en el Instituto Culinario de Caracas ICC, de Sumito Estévez y Héctor Romero, y luego en el Instituto Europeo del Pan.
El reconocimiento, dice, lo acepta con humildad, aunque en su curriculum ya figuran personalidades poderosas del gobierno y de la oposición, así como referenciales de la cultural nacional e internacional como Luis Chataing, Claudio Nazoa, Laureano Márquez, el colombiano Maluma y los españoles de La oreja de van Gogh.
Pero no siempre fue así. "Al principio me fue muy mal, porque uno sale del interior a comerse el mundo y se encuentra con que la realidad es que hay demasiada competencia", recuerda García. "La humildad se va forjando. Uno empieza como un papel en blanco, siendo egocéntrico, pero después se va manchando hasta que los golpes van apiñando ese ego y entonces uno se vuelve más recatado y comienza a aprender de las criticas", recuerda.
En su formación compartió cocina con María Romer, Carlos García de Alto, Eduardo Castañeda de La Guayaba Verde y Eduardo Pinaud de la panadería Canta Grillo. Ahora, él es su propio jefe.
Esta semana, precisamente, se estrenó como chef encargado de un restaurante, El Laguito, de la cadena Café Venezuela, ubicado en Los Próceres. Allí se servía hasta hace poco comida rápida, pero ahora gozará de un menú repleto de platos venezolanos.
"Tengo miedo, claro, porque es un reto, pues es mi primera vez a la cabeza de un equipo de 20 personas, pero uno no puede desaprovechar las oportunidades", asegura el emprendedor, a quien sus allegados apodan Linguini, como el chef protagonista de la película animada de Disney Ratatouille.
Su proyecto Sabor a juventud ya ha participado con éxito en varios eventos de gastronomía en el país, al punto de que otros cocineros se han visto interesados a participar, por lo que García ve la posibilidad de convertirlo en un movimiento plataforma para jóvenes cocineros.
"Mi objetivo es tomar nuestras recetas, preparaciones o ingredientes que hemos menospreciado y volverlos frescos, actuales al mercado, para poderlos servir en un plato que cubra los estándares internacionales, como hicieron en Perú", comenta la joven promesa, que se identifica con la sal por ser "un ingrediente encargado de resaltar los sabores".
El joven comenzó a "hornearse" en su natal Mérida, a los 14 años, cuando dividía su tiempo entre el bachillerato y los cursos de Asochef's. Con título en mano, se mudó a la capital para inscribirse en el Instituto Culinario de Caracas ICC, de Sumito Estévez y Héctor Romero, y luego en el Instituto Europeo del Pan.
El reconocimiento, dice, lo acepta con humildad, aunque en su curriculum ya figuran personalidades poderosas del gobierno y de la oposición, así como referenciales de la cultural nacional e internacional como Luis Chataing, Claudio Nazoa, Laureano Márquez, el colombiano Maluma y los españoles de La oreja de van Gogh.
Pero no siempre fue así. "Al principio me fue muy mal, porque uno sale del interior a comerse el mundo y se encuentra con que la realidad es que hay demasiada competencia", recuerda García. "La humildad se va forjando. Uno empieza como un papel en blanco, siendo egocéntrico, pero después se va manchando hasta que los golpes van apiñando ese ego y entonces uno se vuelve más recatado y comienza a aprender de las criticas", recuerda.
En su formación compartió cocina con María Romer, Carlos García de Alto, Eduardo Castañeda de La Guayaba Verde y Eduardo Pinaud de la panadería Canta Grillo. Ahora, él es su propio jefe.
Esta semana, precisamente, se estrenó como chef encargado de un restaurante, El Laguito, de la cadena Café Venezuela, ubicado en Los Próceres. Allí se servía hasta hace poco comida rápida, pero ahora gozará de un menú repleto de platos venezolanos.
"Tengo miedo, claro, porque es un reto, pues es mi primera vez a la cabeza de un equipo de 20 personas, pero uno no puede desaprovechar las oportunidades", asegura el emprendedor, a quien sus allegados apodan Linguini, como el chef protagonista de la película animada de Disney Ratatouille.
Su proyecto Sabor a juventud ya ha participado con éxito en varios eventos de gastronomía en el país, al punto de que otros cocineros se han visto interesados a participar, por lo que García ve la posibilidad de convertirlo en un movimiento plataforma para jóvenes cocineros.
"Mi objetivo es tomar nuestras recetas, preparaciones o ingredientes que hemos menospreciado y volverlos frescos, actuales al mercado, para poderlos servir en un plato que cubra los estándares internacionales, como hicieron en Perú", comenta la joven promesa, que se identifica con la sal por ser "un ingrediente encargado de resaltar los sabores".
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