España, Argentina,Chile y Guatemala ofrecen su mejor cocina en el Bocuse d'Or
El creador del certamen, el chef lionés Paul Bocuse, a punto de cumplir 89 años, no acudió a la apertura por su delicado estado de salud pero se espera que sí asista al cierre del evento para entregar el trofeo como lo ha hecho desde que creó este evento en 1987
La final del prestigioso concurso internacional de cocina, Bocuse d'Or, comenzó hoy en Lyon con España y los tres representantes latinoamericanos, Argentina, Chile y Guatemala, en liza y con la complicada misión de plantar cara a la supremacía francesa y escandinava.
En la primera de las dos jornadas de esta final, 12 de los 24 equipos finalistas se enfrentaron preparando cada uno dos platos, uno de pescado y otro de carne, que el jurado deberá puntuar, aunque el resultado no se conocerá hasta que hayan participado todos los países.
En el menú de ayer fue obligatorio cocinar una trucha fario y una gallina de guinea, más conocida en Francia como pintada de las Landas. La elección de la guarnición quedaba en manos de los participantes, con la excepción de un ingrediente, en esta ocasión el apio, que fue anunciado horas antes de que se abrieran las cocinas.
Como ya es tradicional el ambiente que rodea al concurso se asemeja más al de una competición deportiva que a nada que tenga que ver con la gastronomía. El ruido que hacen las 2.500 personas que abarrotan las gradas, vestidas con los colores de sus países y jaleando a sus representantes, es por momentos ensordecedor. "¡Vamos, chicos, vamos!”, gritaba el entrenador del equipo español Sergio Fernández para animar al chef Alberto Moreno y a su ayudante, Nicolás Sánchez, en plena faena.
Los equipos disponen de 5 horas y 35 minutos para realizar los dos platos que degustan 24 jueces, uno por cada país finalista. “¿Nervios? Siempre. Pero disfrutando más que nunca”, confesó Fernández con una sonrisa pero sin quitar ojo a su tableta, cuya pantalla estaba dividida en multitud de cronómetros.
El presidente del Bocuse d'Or España y miembro del jurado, Adolfo Muñoz, explica que el objetivo de la formación española, que nunca ha ganado el Bocuse ni ha subido al podio en 14 participaciones, “es trasladar al momento actual los platos de los conventos antiguos, poniendo énfasis en el sabor tradicional, el sabor natural de la tierra”.
El sabor es además lo que más puntúa, con 40 puntos sobre los 100 totales, que también tienen en cuenta la presentación, la higiene y el derroche de alimentos. La presentación española del plato de carne se destacó del resto con una bandeja inspirada en el vuelo de una bata de cola flamenca donada por la cátedra Ferran Adrià de la Universidad Camilo José Cela.
El equipo español, que participa gracias a una invitación de la organización después de no lograr clasificarse en las eliminatorias el año pasado, aspira a finalizar entre los 10 primeros, según Muñoz, quien ve en la falta de ayudas recibidas el abismo que les separa de conjuntos como el francés o los escandinavos.
En la cocina contigua a la del extremeño Moreno también se hablaba español: Fernando Orciani dirige al cocinero argentino Emiliano Schobert y a su ayudanta Aixa Carosio. Argentina se inspiró en la Patagonia incluyendo ingredientes como el tupinambo y participa por octava vez. Se desmarcó del resto de rivales en la presentación de su plato de pescado con una cloche o cubreplatos con forma de esqueleto de pez que causó sensación.
Hoy también entraron en escena Chile, en su estreno en la competición, con Mauricio Eduardo Núñez Díaz a la cabeza, y Guatemala, que participa por tercera vez, esta vez con Víctor Hugo Velásquez Hernández al frente.
Las mayores ovaciones del día fueron lógicamente para el equipo francés. Al chef Nicolas Davouze le toca defender el título y la hegemonía de un país que recopila 7 victorias. Por el momento, a juzgar por el historial del palmarés, solo los equipos del norte de Europa, como Noruega, Suecia y Dinamarca, que suman juntos 6 victorias, parecen en la medida de poder inquietar al anfitrión.
El certamen bienal se celebra en el Salón Internacional de Hostelería, Restauración y Alimentación y que lleva el nombre de su fundador y patriarca de la cocina francesa, Paul Bocuse. A punto de cumplir 89 años, el prestigioso chef lionés, que ideó este concurso como los Juegos Olímpicos de la Gastronomía, no acudió a la apertura por su delicado estado de salud pero, de acuerdo con los organizadores, entregará el trofeo, como lleva haciendo desde que creó este evento en 1987.
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