18 Agosto, 2017
(Aurelio Cocheso).- La economía es terca y se parece mucho a
algo que una vez dijo un conocido político venezolano sobre la toz y la
fortuna: ambas son muy difíciles de esconder. Ante el debate, un tanto ocioso,
sobre si ya estamos o no en una hiperinflación, cada consumidor tiene su vivencia personal
que supera lo que pudieran debatir los gurús, como si del sexo de los ángeles
se tratara. La ama de casa que hace la misma compra semana tras semana sabrá si
ella está experimentando hiperinflación por el costo de su compra, la
dificultad de que los puntos de venta procesen el pago, y la imposibilidad de
pagar si quiera una parte en efectivo porque los cajeros y la taquilla de su
banco a regañadientes le dejan sacar de su cuenta Bs 10 a 15 mil, más o menos
un dólar a la tasa libre o negra
Pero hay un producto que reúne casi todas las condiciones
para competir con el tan denostado Dolartoday como indicador del vuelo de los
precios, y ese no es otro que el modesto huevo. Por ser producto relativamente
perecedero, el huevo no se puede acaparar como, por ejemplo los granos o las
latas de sardinas. Por otra parte, su producción responde casi de manera
instantánea a bloqueos o trabas para su libre comercialización, ya que los
granjeros tienen posibilidad de usos alternativos de las gallinas productoras,
y unos costos fijos de alimentación bien conocidos por ellos.
Cuando un inefable Vicepresidente del área económica decidió
fijar el precio del cartón de 30 huevos en Bs 420 semanas antes de las últimas
elecciones democráticas en diciembre de 2015, un precio muy por debajo de su
costo, tardó tan solo 48 horas para que los huevos desaparecieran por completo
del mercado de detal. De hecho, la prensa reseñó en aquel momento que pequeños
granjeros del interior no solo se negaban a vender ese precio sino que le
decían a sus clientes: “Sabes qué, los huevos que tengo te los regalo
pero solo si te llevas la gallina y me pagas bs xxx por ella”.
El Gobierno se hizo de la vista gorda, y los huevos
comenzaron a reaparecer a eso de Bs 1,300 por cartón. Hoy ya se encontraban la
semana pasada a Bs 20,000 y su ajuste de precio es casi semanal, como debe ser
en una hiperinflación que se respete a sí misma. ¿Y el precio regulado? Todavía
sigue en Bs 420 el cartón, lo cual da una idea de la efectividad de la policía
de precios, el Sundde.
Oscar Meza, quien desde hace 25 años hace una labor
encomiable desde el CENDAS de la Federación Venezolana de Maestros, publicando
mensualmente el costo de la canasta alimentaria y la canasta familiar, le da particular
importancia al seguimiento del precio del huevo, dado las características que
arriba señalamos, que lo vuelven algo parecido a un Índice Big Mac nacional. Al
inicio de éste gobierno, el precio del huevo expendido por docena o en cartón
de 30 a nivel de detal era de Bs 3.70 cada uno, y la semana pasada estaba
costando Bs 666,66. Un aumento de 18,000 % en esos cuatro años. Lo que dice
algo del fracaso de las políticas económicas gubernamentales.
Claro que estos precios pueden no decirle nada a quienes
tienen una posición más holgada o a quienes desde la comodidad de un claustro
extranjero hacen cálculos teóricos, pero la clave es como se relacionan con el
salario mínimo de los trabajadores. En ese sentido la velocidad del desplome es
cada vez más dramática. Lo más grave es que la posibilidad de revertirlo para
los trabajadores y para los jubilados es inexistente, mientras persista la
actual situación macroeconómica, pues como ya está sucediendo, en
hiperinflación cada aumento salarial conlleva un mayor aumento de la liquidez
que se tramita a los precios con aun más velocidad reduciendo la capacidad de
compra de ese salario.
Fuente: Notiespartano/Panampost
No hay comentarios:
Publicar un comentario