Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP

Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP del cual fue su Coordinador al inicio. GASTRONOMIA (del griego γαστρονομία)es el estudio de la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno.Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.Para mucha gente, el aprender a cocinar implica no solo encontrar una distracción o un pasatiempo cualquiera; pues cocinar (en un término amplio) es más que solo técnicas y procedimientos... es un arte, que eleva a la persona que lo practica y que lo disfruta. Eso es para mi la cocina, con mis obvias limitaciones para preparar diversos platillos, es una actividad que disfruto en todos sus pasos, desde elegir un vegetal perfecto, pasando por el momento en que especiamos la comida, hasta el momento en que me siento con los que amo a disfrutar del resultado, que no es otro más que ese mismo, disfrutar esta deliciosa actividad o con mis alumnos a transmitirles conocimientos que les permitirán ser ellos creadores de sus propios platos gracias a sus saberes llevados a sabores

sábado, 14 de enero de 2017

12 pasos para cocinar la imagen de un país es una especie de “hoja de ruta” para invitar a los que quieran a hacer del país una marca a través de los sabores que les son característicos



El nombre Sumito Estévez invoca a continuación 
los vocablos gastronomía, comida, fogones y un largo 
etcétera culinario. Sumito, sin embargo, decidió 
además aplicarse al teclado e ir dejando rastro de lo 
que hace, no solo escribiendo recetas, que ya sería 
un registro; sino diciendo lo que piensa sobre la 
importancia de las tradiciones, los sabores y los gustos 
de un país. A su juicio esto es tan esencial como la 
bandera, el escudo y el himno nacional.
En su reciente libro 12 pasos para cocinar la 
imagen de un país, (editado por Ariel con prólogo 
de Gastón Acurio), empieza el lector a constatar cosas 
ya sabidas, pero que vienen al cerebro como en la 
escena culminante de la película Ratatouille: se 
vuelve a los recuerdos más remotos de la familia, de 
la cocina de la abuela, de la madre. “Cada vez que 
nuestras madres nos sobaban con amor la cara, sus 
caricias olorosas a ají dulce nos regalaban un país”, 
sentencia Estévez. Y más de uno habrá de darle la razón, 
¿o no?
Así empieza el autor a hablar de los “descriptores” –
esos ingredientes esenciales–, las recetas –ese legado 
tan indispensable para continuar tradiciones–, las 
ferias gastronómicas –esos encuentros que dan 
a conocer comidas propias de cada sector del país–.
Sumito no se queda solo en Venezuela, pero –por 
supuesto– es un bajo continuo en todo el texto. A 
ratos reiterativo, no deja de ser una lectura 
agradable para un venezolano, porque necesariamente 
se identifica o descubre historias o le invita a probar 
sabores de los que va conociendo a través de la lectura.
No es un libro de recetas, no es un libro para invitar 
a comer a tal o cual sitio, no es un libro para el 
paladar. Es una especie de “hoja de ruta” para invitar 
a los que quieran a hacer del país una marca a través 
de los sabores que les son característicos; es un libro 
para insistir en la gastronomía más como un 
fenómeno cultural, turístico y de raigambre nacional 
que un simple placer sibarita: “...la inserción en 
el mundo global pasa primero por apropiarse con 
orgullo y naturalidad de valores propios”. Y para 
lograr esto hay que posicionar los nombres propios 
de nuestros vinos, sopas, pasapalos... Sumito 
insiste en que se debe hacer bandera con lo propio 
y para ello hay que quererlo como tal. Que si 
alguien dice “sushi” y piensa en Japón, diga 
“arepa” y piense en Venezuela.
Además invita a periodistas, cocineros, escritores, 
fotógrafos, videógrafos a dejar registro de todo 
lo que se hace en Venezuela para hacer esa marca-país. 
Estévez asegura que de este modo se influye 
positivamente en las redes y se da a conocer lo 
bueno que tiene la venezolanidad en todos los ámbitos 
de la cultura y la tradición.
Pero no puedo despedir esta reseña sin ejercer mi 
oficio de corrección: en la página 248 del libro, 
Sumito se refiere a la frijolada que hacen en La 
Asunción cada Viernes Santo, y dice: “introducen 
el Santo Sepulcro a la catedral en medio de una misa 
apoteósica”. He de advertir al lector que no se trata 
de una misa, pues el único día del año litúrgico 
en que no se celebra misa es el Viernes Santo. Ese 
día se trata del Oficio de la Pasión del Señor.
Pero no me quedo en el “gazapo”. Es una bonita 
historia para el epílogo del libro y para el comienzo 
de unos cuantos emprendimientos.
12 pasos para cocinar la imagen de un país
Sumito Estévez​
Ariel​
Caracas, 2016

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