Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP

Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP del cual fue su Coordinador al inicio. GASTRONOMIA (del griego γαστρονομία)es el estudio de la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno.Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.Para mucha gente, el aprender a cocinar implica no solo encontrar una distracción o un pasatiempo cualquiera; pues cocinar (en un término amplio) es más que solo técnicas y procedimientos... es un arte, que eleva a la persona que lo practica y que lo disfruta. Eso es para mi la cocina, con mis obvias limitaciones para preparar diversos platillos, es una actividad que disfruto en todos sus pasos, desde elegir un vegetal perfecto, pasando por el momento en que especiamos la comida, hasta el momento en que me siento con los que amo a disfrutar del resultado, que no es otro más que ese mismo, disfrutar esta deliciosa actividad o con mis alumnos a transmitirles conocimientos que les permitirán ser ellos creadores de sus propios platos gracias a sus saberes llevados a sabores

sábado, 8 de abril de 2017

Conoce al italiano que declaró la guerra a la pasta y se enfrentó a todo el mundo "La pasta es una tradición italiana muy absurda" Por: Rosa Molinero , viernes 31 de marzo de 2017


“Piensas, sueñas y actúas según lo que comes y bebes”, decía Filippo Tommaso Marinetti, poeta, fascista y fundador del futurismo italiano. Y también enemigo enemigo número 1 de la pasta porque “da pesadez y convierte a la gente en brutos, les induce a pensar que es nutritiva, les hace escépticos, lentos y pesimistas”.
Así lo escribió Marinetti en La cocina futurista, libro que se publicó bajo el pseudónimo de Fillià en 1932 y al que se sumaron doctores y periodistas para blasfemar contra la pasta, “esa religión gastronómica italiana tan absurda”.


“Se te hincha la barriga a expensas del cerebro… Intenta empezar un debate después de darte un atracón de tagliatelle”, decía Marco Ramperti. Otro periodista proclamaba a los cuatro vientos recomendaciones dietéticas que son más populares de nuestra época que de la suya: “La dieta de los italianos se tiene que basar en los productos de esta tierra caliente, activa, volcánica; tres cuartos deben consistir en nuestros maravillosos productos vegetales que son la envidia de todo el mundo, y solo un cuarto en productos animales”.
Pero lo que de verdad les gustaba a los futuristas era la cocina de Pellegrino Artusi, que se recogía en varios volúmeness con el inspirador título de Ciencia de la cocina y el arte de comer bien y proponía inventos como píldoras con nutrientes y comidas en polvo que casaban muy bien con la idea de los de Marinetti: había que terminar con eso de comer por placer. Y había que mezclar ingredientes exóticos y chocantes, que no casaban para nada, según explicaba la gastrónoma Elizabeth David.

Por esta razón, nada mejor que cocinarse un “cerdo excitado”: salami marinado en espresso y agua de colonia, o un “plato con sonidos y olores”, con un cuarto de bulbo de hinojo, una oliva, fruta escarchada y un dispositivo hecho de papel de lija y terciopelo negro que había que masajear entre los dedos mientras se comía. Mientras, los camareros tenían que perfumar el aire y se reproducían fragmentos de la ópera de Wagner, considerados ingredientes del plato que ayudarían a elevar los sabores.

Y contra la pasta, creían que tenían una receta infalible que la sustituiría, el “plato renovado”, consistente en arroz hervido y frito en mantequilla, encima de esferas de lechuga y rociado con grappa, servido sobre una cama de tomates frescos y patatas hervidas. Pas mal.


Nada de esto hizo mucha gracia a la población italiana, que siente más pasión por la gastronomía incluso que por el fútbol. Las amas de casa de la región del Aquila protestaron con una oda a la pasta. El alcalde de Nápoles, duque de Bovino, dijo que “Los ángeles del Cielo no comen nada más que fideos vermicelli al pomodoro”. La disputa hasta cruzó el charco llegó a San Francisco, donde dos restaurantes vecinos se pelearon por las palabras del futurista.

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