El Nacional 19 DE ABRIL DE 2017 12:41 AM
Desde hace ya varios años China lidera el crecimiento de la industria
del vino en el mundo entero. La expansión del consumo en el Imperio del Medio,
la que en los 5 últimos años ha superado un promedio de 100% interanual, es la
responsable de que los ojos de los mercaderes del vino se hayan vuelto hacia
Asia para planificar su estrategia de atención al mercado, tanto desde el punto
de vista de cantidades como de calidades.
Es que mientras que un francés consume más de 48 litros de
vinos al año,en la China de hoy aun no alcanzan a 1,5 litros por cabeza, pero
la velocidad del crecimiento es tal que es mejor darse prisa a entender a
cabalidad el mercado de consumidores de esta vastísima región del planeta,
antes de que los competidores lo hagan.
De esta manera los cuatro grandes productores mundiales
ubicados en Francia, Italia y España y Estados Unidos, se han puesto los
guantes para captar una porción del promisor mercado asiático. La producción de
estos cuatrosupera dos tercios de las botellas que ruedan por el mundo. Otros
70 países en el orbe, productores comerciales de vinos, tienen débiles
posibilidades de atender eficientemente la monumental demanda de los
chinos.
De los 250 millones de hectolitros que se pusieron en el
mercado en el año 2015, China recibió 18 millones y ya para el año pasado se
ubicó como el primer consumidor mundial.
Pero si el mercado masivo es tentador por sus colosales
cifras, la calidad, a partir de este momento debe ser seriamente atendida y
muchos productores se interrogan si la masividad debe seguir siendo
privilegiada por encima de la calidad, o ha llegado el momento de educar el
paladar de tan vasto mercado.
La tarea no puede ser más compleja. El consumidor chino bebe
vino desde épocas inmemoriales. Estamos hablando de 4600 años atrás. Pero
se trataba de vino de arroz. La moda del consumo del vino de uva proveniente de
otros mercados, en cifras significativas,es cosa de apenas el siglo pasado y,
desde el advenimiento de la modernidad occidentalizante, la tendencia comenzó a
ser exponencial: se triplicó en la última década. Hoy cuenta por 155 millones
de cajas importadas.
Pero este consumidor recién llegado está fuertemente
influenciado por temas sobre los que hay poco control. El Vino tinto es mucho
más requerido que el blanco. Mejor dicho, aun el vino blanco solo alcanza al
gusto femenino. Los hombres ven en el color rojo varios elementos que lo
transforman en el preferido. El rojo está vinculado a los colores nacionales,
al poder y al lujo.Aun el vino se bebe en eventos y celebraciones especiales
como aniversarios y matrimonios. Pero dentro de la frugalidad que los
caracteriza, es muy elevado el componente de ciudadanos que se enorgullecen de
declarar que no consumen ni una gota de alcohol: 4 de cada diez.
Así pues, entender el comportamiento social chino, sus
variantes culturales, y temas tan pedestres como la estructura de los
presupuestos familiares es vital para poderse insertar en este exigente mercado
donde los productores locales ya están igualmente dando la batalla.
Hasta el diseño de las etiquetas de las botellas debe tener un componente
asiático que no catalogue a su consumidor, como favorecedor de otras culturas.
Estamos, pues, hablando de un mercado regional que está
demandando más de 500 millones de dólares solo a través de la bolsa de vinos de
Hong Kong. Hay, en esa torta, espacio para mucha innovación, pero también es
posible equivocarse frontalmente.
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