EL NACIONAL 29 de diciembre del 2016, pag. Primera Fila. Miscelaneas 5
Con 70 años de historia, la empresa italiana Ferrero se jacta de unas cifras impresionantes: acapara un tercio del consumo mundial de avellanas y produce una cantidad anual de Nutella equivalente al Empire State Building.
La historia de la célebre marca italiana comienza en 1946 en Alba, una pequeña ciudad del Piamonte italiano (norte), justo un año después de finalizada la II Guerra Mundial.
El pastelero Pietro Ferrero tiene la idea de utilizar avellanas para reemplazar el chocolate, mucho más raro y más caro, y crear una crema que pueda ser extendida sobre el pan.
Así nació lo que bautizara pocos años después con el nombre de Nutella, una crema popular en todo el mundo, que conquistó a jóvenes y viejos.
Desde entonces, de la enorme fábrica de Alba, que abarca 340 mil metros cuadrados, el equivalente a 50 campos de futbol, salen todos los días dos millones de legendarios frascos de Nutella, tanto en pequeñas porciones de 15 gramos como de tres kilos.
Entrar a la planta no es tarea fácil: además de credenciales, no se debe llevar el teléfono móvil ni aparato fotográfico. Delantal y cufia son obligatorios. La fábrica es ultramoderna, la línea de producción fue diseñada por los mismos técnicos del grupo. De la producción de "la Nutella", como dicen los italianos, no se puede ver nada: la receta es secreta y muy bien conservada. Sólo se puede ver cómo vierten esa crema espesa en frascos transparentes que luego salen en cadena hacia el lugar donde serán etiquetados. La producción de los bombones Ferrero Rocher es algo mágico: las galletas esféricas con una avellana en el medio son bañadas por máquinas con Nutella. Las bolas son cubiertas luego con avellanas trituradas y chocolate, sin hablar de la envoltura en papel dorado.
Veinticuatro millones de Ferrero Rocher salen todos los días de la fábrica de Alba durante los meses pico, como ocurre antes de Navidad. Se emplean cuatro avellanas por cada Ferrero Rocher, una en el corazón y tres para la crema y el revestimiento. Los depósitos en la fábrica pueden contener hasta 100 millones de avellanas por día.
La trazabilidad, una obsesión de la familia Ferrero
Entre todos sus productos y sus 22 plantas en todo el mundo, el grupo utiliza "un tercio de la producción mundial de avellanas", destacó recientemente el presidente de Ferrero en Italia, Francesco Paolo Fulci. El tercer grupo más grande en términos de confitería adquiere 120 mil toneladas de cacao cada año, y el objetivo es que 100 por ciento de su suministro sea producido por industrias sostenibles en 2020, contra 45 por ciento en 2014-2015. Un objetivo alcanzado en diciembre de 2014 para el aceite de palma, un producto que suele ser criticado tanto por su impacto sobre la salud como en el medio ambiente, pero que Ferrero defiende. El legendario Michele Ferrero, que desapareció en 2015 después de haber dirigido la compañía durante 40 años, "estaba obsesionado con la trazabilidad" de los productos.
"Ese concepto es popular hoy en día, pero desde hace 70 años es considerado una prioridad para Ferrero," sostiene Laurent Cremona, responsable de la marca Nutella a nivel mundial. "Sabemos producir aceite de palma de la forma más segura y más sostenible posible", insiste Cremona, quien recuerda que tanto WWF y Greenpeace, organizaciones que defienden el medio ambiente, consideran al grupo como ejemplar en ese sector.
A pesar de ello, la controversia surge regularmente, sin afectar tanto a Ferrero, que en 10 años ha duplicado su facturación alcanzando los 10 mil millones de euros, con más de 40 mil empleados. Sus productos se venden en más de 170 países y Nutella tiene 32 millones de seguidores en Facebook. La familia es propietaria de la totalidad de la firma, suele ser muy discreta, no ha querido entrar en la Bolsa, ni desarrollarse más allá de un natural crecimiento orgánico. Sin embargo, a partir de 2014 ha revisado su estrategia, adquirió Oltan, primer grupo especializado en avellanas y en 2015 la británica marca de chocolates Thornton. Hace tres meses se hizo con el grupo Delacre, famoso productor ruso de cigarrillos de chocolate, para entrar así en el mercado de las galletas de calidad, menos saturado que el del chocolate.
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