Uruguay podría dar comida a 50 millones de personas
Gracias a la ‘agricultura inteligente’, en 10 años el país produce para 18 millones de personas más
JOSÉ BAIG Washington 27 SEP 2014 - 01:38 CEST
Un médico de Nueva York en los Estados Unidos entra a un supermercado, se detiene en el departamento de carnes, ve un corte que le gusta, saca su teléfono móvil, escanea el código QR en la etiqueta y la aplicación le informa cuándo fue sacrificado el animal, dónde creció, qué tipo de alimentación tuvo y hasta le da un vínculo por si quiere conocer la granja donde se crió.
Esta tecnología aún no está disponible, pero puede ser una realidad muy pronto, gracias a programas como el Sistema Nacional de Información Ganadera, implementado por Uruguay, un método por el cual es posible conocer con precisión cada una de las etapas de la cría y el procesamiento del animal, desde su granja en el campo uruguayo, hasta un supermercado en Manhattan. Todos estos datos, incluidos en una etiqueta, forman parte de la demanda creciente en los países desarrollados por tener una mejor información sobre el origen de los alimentos, la forma en que se procesan y el tratamiento que se da a los animales que producen carne.
50 millones
Es una oportunidad que Uruguay quiere aprovechar. Este país, con apenas tres millones de habitantes, pasó de producir alimentos para 9 millones de personas en 2005 a producir alimentos para 28 millones de personas en la actualidad, y su ambición es llegar hasta los 50 millones de personas.
Las 12 millones de vacas que pastan en Uruguay tienen un chip que permite recolectar la información
Aguerre asumió su cargo hace poco más de tres años y se propuso desarrollar su gestión sobre tres ejes: “desarrollo rural, con políticas diferenciadas para la agricultura familiar, con clave en adaptación a cambio climático y construcción de capacidades para la gestión de los suelos”.El hecho de que las 12 millones de vacas que pastan en los campos uruguayos tengan un chip en la oreja, que permite recolectar toda esa información, es apenas uno de los pasos que está dando el país para convertirse en lo que las autoridades “un país agro-inteligente”. El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Tabaré Aguerre, estuvo de visita en Washington compartiendo esta visión con varios organismos, entre ellos el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Aguerre asumió su cargo hace poco más de tres años y se propuso desarrollar su gestión sobre tres ejes: “desarrollo rural, con políticas diferenciadas para la agricultura familiar, con clave en adaptación a cambio climático y construcción de capacidades para la gestión de los suelos”.El hecho de que las 12 millones de vacas que pastan en los campos uruguayos tengan un chip en la oreja, que permite recolectar toda esa información, es apenas uno de los pasos que está dando el país para convertirse en lo que las autoridades “un país agro-inteligente”. El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Tabaré Aguerre, estuvo de visita en Washington compartiendo esta visión con varios organismos, entre ellos el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Intensificación sustentable
Aumentar la producción explotando más la tierra y desforestando es relativamente fácil y, de hecho, es el modelo que han seguido otras naciones. Pero hacerlo de manera sustentable, es decir, con poco o ningún impacto para el ambiente, es un auténtico desafío.
“Estamos produciendo 54% más de leche sin aumentar la superficie dedicada a la producción de vacas lecheras”, explicó Aguerre, para ejemplificar que es posible aumentar la producción, fomentar el desarrollo y cuidar el medio ambiente, mediante lo que califica como “intensificación sustentable”. Según explico el Ministro, en Uruguay, un 63% de los productores son “familiares”, pero ocupan entre el 15 y el 20% de las tierras productivas. Por eso, su visión también incluye la participación de estas personas en los beneficios de desarrollo asociados a un país agro-inteligente.
“Uruguay tiene una oportunidad de crecimiento en el mundo, pero tiene que generar oportunidades de inserción competitiva para los productores familiares, para que la oportunidad que nos da el mundo sea también una oportunidad para que esos pequeños productores se desarrollen”, agrega.
Eso explica por qué el Sistema de Información Ganadera, por ejemplo, es manejado por el Estado, de forma que todos los productores “desde el que tiene 10 vacas hasta el que tiene 2.000 tienen acceso a los mismos canales de comercialización”, destaca Aguerre.
Satélites contra la erosión
En cuanto al manejo de los suelos, Uruguay creó un sistema totalmente informatizado que obliga a los productores a presentar un plan de rotación de cultivos para mantener la calidad de los nutrientes y evitar la erosión. Mediante imágenes de satélite, los expertos del Ministerio pueden detectar los lugares con mayor riesgo de erosión y contactar con el productor responsable para que explique por qué no ha cumplido con su plan de rotación de cultivos.
Uruguay creó un sistema que obliga a los productores a presentar un plan de rotación de cultivos
Con todos estos componentes, y el apoyo de socios internacionales como el Banco Mundial, la aspiración de las autoridades es que la producción agrícola se convierta en una opción real de crecimiento económico para todos los uruguayos.Este aspecto es fundamental en el camino hacia el Uruguay “agro-inteligente”, porque aunque en el país llueve mucho, la mayor parte del agua se escurre y genera erosión. La rotación de cultivos ayuda, precisamente, a disminuirla y mejorar la calidad del suelo.
Con todos estos componentes, y el apoyo de socios internacionales como el Banco Mundial, la aspiración de las autoridades es que la producción agrícola se convierta en una opción real de crecimiento económico para todos los uruguayos.Este aspecto es fundamental en el camino hacia el Uruguay “agro-inteligente”, porque aunque en el país llueve mucho, la mayor parte del agua se escurre y genera erosión. La rotación de cultivos ayuda, precisamente, a disminuirla y mejorar la calidad del suelo.
“La tecnología de punta al servicio de los agricultores uruguayos no sólo beneficia al campo sino que además crea oportunidades económicas sustentables para toda la sociedad, se trate de consumidores o productores, ya que de una u otra manera dependen de la agricultura”, dijo Jesko Hentschel, Director del Banco Mundial en Uruguay. Para Aguerre, el objetivo a largo plazo es claro: “Que el que sea productor agropecuario, lo sea porque quiere y le conviene económicamente, no porque le tocó nacer en el campo”, explica el ministro Aguerre.
Juan Miguel Carzolio contribuyó a este artículo.
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