RUBÉN DARÍO ROJAS
Viernes, 20 de Octubre de 2017 a las 12:22 p.m.
Contrapunto celebra el Día Internacional del Cocinero
compartiendo con los lectores los rostros y reflexiones de jóvenes que han
hecho de la cocina su oficio y pasión. César Berríos, Arnoldo Guillén y Juan
Samuel Duarte, son ejemplos para festejar
No por casualidad, este viernes 20 de octubre, Día
Internacional del Cocinero y de las Cocineras, nuestro segmento A Fuego
Lento está cumpliendo un año de haberse instalado en Contrapunto para
"cocinar" los mejores reportajes, entrevistas y contenidos de la
gastronomía, el emprendimiento culinario, la cocina, nuevos productos y eventos
de la especialidad.
En estas celebraciones, nada mejor que revisar el presente y
futuro de este milenario oficio de cocinar que en Venezuela se ha puesto de
moda durante la última década, como una bendición para los jóvenes que en
nuestro país buscan trabajar y tener una profesión no solo para vivir sino
también para canalizar sus metas y sueños.
Hay muchos nombres consagrados de nuestra cocina y
gastronomía, cuyas reflexiones, recetas y consejos han sido publicados en Contrapunto.
Pero al lado de ellos no nos hemos olvidado de quienes están asomándose en el
mundo de la gastronomía desde las más diversas especialidades, géneros y
creaciones.
Por eso, en el Día Internacional del Cocinero presentamos
a tres jóvenes cocineros, quienes tienen la responsabilidad de encantar y
alimentar con sus sabrosos y bien preparados platos a los comensales
venezolanos. Son ellos César Berríos, Arnoldo Guillén y Juan Samuel Duarte,
tres valuartes de los fogones del Restaurante Moreno, tutoreados y dirigidos
por ese destacado y premiado chef venezolano, Víctor Moreno.
Este joven profesional aprendió a cocinar con su madre y su
abuela, sin embargo, la primera vez que lo hizo en los fogones públicos fue
porque “un amigo necesitaba ayuda en su restaurante y aproveché que estaba de
vacaciones, y esto me sirvió para matar mi curiosidad de ver cómo funcionaba la
cocina de un restaurante”, dice al tiempo que acota que “la verdad es que
siempre quise hacerlo pero me fui a la universidad y nunca tuve tiempo”.
Pero como muchos de los que se desempeñan en este oficio,
César Berríos ya está mirando hacia adelante y tiene sus metas.
“Mi futuro en la cocina será en mi taguara, un negocio
propio, y la voy a atender y dirigir hasta que me dé el cuerpo, eso sí, será de
comida venezolana y con mucho ají dulce. Sueño con una cocina venezolana
viajera, embajadora y querida en muchos sitios, y me veo enseñando los sabores
criollos". Pero aclara: “aún hay mucho por consolidar".
En opinión de Berríos cocinar para la gente va más allá de
preparar y servir. Hay un placer y un recuerdo que deben llevarse quienes
prueben sus platos y sobre este aspecto comenta: “A los jóvenes cocineros y a
las personas que quieren dedicarse a la cocina les diría que es un camino muy
extenso, largo, de muchas quemaduras y cortadas y de gritar: 'oído', mil veces
al día”.
Y, finalmente dice: “alimentar a la gente con comida muy
sabrosa los llenará por siempre”.
Otro de los baluartes de la nueva cocina venezolana es
Arnoldo Guillén, quien reconoce su amor por la gastronomía desde que era niño,
interés que lo encaminó hasta los fogones públicos.
“Desde pequeño me encantaba el tema de la comida; yo era de
los niños que no han terminado de desayunar y ya están pensando en el almuerzo,
hasta que llegué al punto de preparar mis platos yo mismo”.
El cocinero comparte sus reflexiones. "Sueño todos los
días con aprender y descubrir nuevos sabores, combinaciones que alegren,
traigan recuerdos y reconforten. Y quiero demostrar que los cocineros más
experimentados debemos compartir nuestros conocimientos con las nuevas
generaciones, porque es la mejor manera de hacer que los sabores perduren, y
así enriquecer nuestro linaje culinario”.
Guillén hace énfasis en la necesidad de formación para
desempeñarse en las cocinas de los restaurantes.
“La experiencia es clave, pero la formación hace la
diferencia, sobre todo porque nos ayuda a descubrir nuestras capacidades y
hasta reinventarnos de ser necesario. Además, a los que se inician en estas
lides les aconsejo que estén convencidos que cuando realmente amas lo que
haces, es inevitable que te vaya bien”.
Juan Samuel Duarte / Jefe de cocina Restaurante Moreno
“Mi mamá y mi papá salían a trabajar desde que yo estaba
pequeño, y yo me quedaba solo en la casa y empecé a cocinar, poco a poco, para
mí y para mi hermano”. Así inicia Duarte la historia de sus pasos en la cocina.
“Cuando terminé el bachillerato dije que eso era lo que quería ser: cocinero”.
Duarte sueña con “viajar, conocer otras culturas y luego
volver a mi país, y aplicar todo lo aprendido y algún día tener mi propio local
y que sea reconocido”.
Acerca de la cocina venezolana dice: “lo más importante es
que nos reconozcan por nuestros productos, por nuestros platos tradicionales;
que cada día haya más gente queriendo invertir en locales de comida y haya más
gente interesada en salir a comer y conocer nuestra cocina local”.
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