ALIMENTACIÓN: De los premios de la FAO a las muertes por desnutrición
EDGAR LÓPEZ
Si la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) concedió reconocimientos a Venezuela en 2014 y 2015 por sus éxitos en la lucha contra el hambre, ¿cómo es posible que en el principal hospital pediátrico del país este año se hayan atendido 74 casos de desnutrición severa, tres de los cuales concluyeron en muertes?
Susana Rafalli, fue una de las voceras de las ONG venezolanas que participó en la sesión preliminar del EPU que se realizó en Ginebra la primera semana de octubre, y pudo ofrecer mayores explicaciones a las relatorías de Naciones Unidas, organismos internacionales vinculados a la seguridad alimentaria y misiones diplomáticas sobre tales contradicciones.
La investigadora de la Fundación Bengoa y de Provea comenzó por aclarar que el primer indicador que emplea el gobierno, con el aval de la FAO, se refiere a la oferta alimentaria, que en el caso de Venezuela está íntimamente ligada con la importación de alimentos. Es así como en el informe del Estado se señala: “Se incrementó en 36% la disponibilidad de calorías (3.087), superando el nivel recomendado por la FAO de 2.720 calorías”.
“Pero el detalle relevante es que importación no es equivalente a consumo –indica Rafalli– y bastaría considerar la dificultad para el acceso suficiente y oportuno de alimentos, que tiene su máxima expresión en las colas que debe hacer la gente en procura de productos de consumo esencial”. La experta fundamenta su observación en la Encuesta de Seguimiento al Consumo, elaborada por el Instituto Nacional de Estadísticas en 2014, según la cual hubo una disminución de 30%.
El segundo indicador que, según Rafalli se ha utilizado artificiosamente, es la medición de la pobreza a partir del costo de la canasta básica alimentaria a precios subsidiados. De esta forma, el Estado venezolano, con el respaldo de la FAO, destaca que el salario mínimo alcanza para cubrir más de 80% de la canasta. “Pero la realidad es otra y puede ser confirmada por aproximadamente 70% de los venezolanos que no tienen otra opción sino comprar en el mercado negro de alimentos, a 1.500% por encima de los precios regulados. Y la más reciente respuesta gubernamental para afrontar el desabastecimiento, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), apenas alcanzaría a 30% de la población”, agrega.
El tercer indicador que ha utilizado el Estado para obtener reconocimientos de la FAO, y que ha vuelto esgrimir para el EPU 2016, tiene que ver con la desnutrición infantil, a partir de mediciones de talla y peso.
“En el 2013, la desnutrición en menores se ubicó en 3,4%. Al 2014, la subnutrición se situó por debajo del 5%. Venezuela es el cuarto país con menor desnutrición infantil. En la actualidad la estatura del niño promedio venezolano es casi 2 centímetros más, respecto a la década de los noventa”, se asegura en el informe estatal.
Pero Rafalli vuelve a refutar: “Se trata de la manipulación más cruel. Venezuela utiliza indicadores de 1997, según los cuales un niño está desnutrido si pesa cuatro veces menos de lo que debería pesar de acuerdo a su edad. Sin embargo, casi todos países del mundo han acogido las directrices establecidas en 2006 por la Organización Mundial de la Salud. Desde entonces se considera que un niño está desnutrido si pesa dos veces menos de lo que debería pesar. Dicho de otra forma, la mitad de la desnutrición infantil en Venezuela puede estar oculta detrás de la manipulación de un indicador”.
Uno de de los cuatro párrafos a los que el Estado venezolano redujo la situación del derecho a la alimentación en el país indica: “Para contrarrestar la guerra económica, desde el 2013 se ha intensificado la Gran Misión Alimentación, facilitando el acceso a los rubros de primera necesidad a toda la población y fortaleciéndose las redes públicas de distribución de alimentos”.
En contraste, las ONG venezolanas Observatorio Venezolano de Salud, Fundación Bengoa, Ciaal, Acción Campesina en coalición con Sinergia, Aula Abierta Venezuela, Movimiento Vino Tinto, CediceLibertad y Programa Venezolano de Educación y Acción en Derechos Humanos aportaron un amplio documento que incluye 11 recomendaciones, entre ellas: “Aceptar visita de una comisión de las Naciones Unidas integrada por expertos independientes y organizaciones especializadas en alimentación, nutrición y salud, para que valoren en terreno los riesgos de inseguridad alimentaria, incluidos la malnutrición infantil”.
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