La cocina culta nacional o la alta cocina, si es que existe, lo tiene execrado de la mesa de mantel largo, salvo honrosas excepciones. En el libro “Sazón” publicado a fines del año pasado y que reúne el trabajo de 13 de los más famosos chefs del país con 50 recetas propias o recreadas, sólo una utiliza el plátano y nada más como guarnición. La excepción sea tal vez Helena Ibarra quién, en su libro “La Cocina Extra-Ordinaria”, de un total de 74 recetas muy creativas, 4 recurren al plátano como ingrediente importante, en dos de las cuales es protagonista. De las casi 700 recetas que comprende el primer libro de Scannone “Mi Cocina a la manera de Caracas”, no más de 12 de refieren el plátano.
Hay un pequeño libro llamado “Algunas recetas de plátano” (1999), de Ramón Atilio Márquez H. y Mery Urdaneta, editado por una pequeña empresa llamada Bobinados de Occidente C.A., de El Vigía Estado Mérida, donde presentan 77 recetas exclusivas de plátano, tanto criollas como caribeñas. Loable esfuerzo para alguien que se ocupa de cosas eléctricas el dedicarse a buscar las maneras en que se cocinan los plátanos en Venezuela. No están todas, es verdad, pero todo trabajo puede ser enriquecido con nuevos aportes.
Uno de ellos puede ser la receta del pastel de chucho, orgullo de Margarita, cuyo ingrediente principal, además del pescado, es el plátano maduro que con su toque dulzón complementa lo salado generando una armonía de sabores muy propia de los insulares de Nueva Esparta. Otra puede ser la de los ñoquis de plátano que probé por primera vez en un restaurante de la avenida Francisco de Miranda que tenía Amadeo Mazzucato, hace más de 30 años atrás, y que actualmente hacen en el restaurante “Mohedano” de La Castellana. Por mi parte puedo aportar una sencilla ensalada de plátano maduro que hago en casa cada vez que viene alguien de fuera. Es simple: hervir durante unos 10 minutos plátanos bien maduros, ya con la concha negra, retirarlos y ponerlos inmediatamente en agua fría con hielo para contar la cocción; una vez fríos se cortan en cuadritos pequeños y se les agrega cebolla picada y cilantro y se adereza con aceite de maíz, sal, pimienta y unas gotas de jugo de mandarina o vinagre de arroz. Si quieren ponerse sofisticados, sírvanlo con una lonja de lau-lau ahumado del Orinoco o simplemente salmón. Se lucirán.
Estoy seguro que muchos de ustedes conocen otras recetas y no sería mala idea irlas compilando para que las generaciones futuras, una vez que pase esta calamidad que nos ha caído encima, sepan cómo se comía plátano en el país, antes de que acabaran con la producción del Sur del Lago, y se mantenga así la memoria gustativa de nuestro pueblo. El que come plátano todos los días.
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