Comer a la manera de los narcos en Arizona
El Berraco, un restaurante de Arizona, lleva a sus comensales al mundo de las narcoseries con un “submarino” como los que usan estos criminales
Un “submarino” que recorrió la ruta del Pacífico llegó al sur de Arizona para convertirse en restaurante y ofrecer un menú con referencias a las narcoseries que en los últimos años cautivaron a millones de personas con historias y leyendas de los narcotraficantes.
Revestido con láminas de acero inoxidable, tanto en el interior como en el exterior, El Berraco recrea uno de los submarinos que se sospecha recorren la denominada ruta del Pacífico, uno de los corredores que utiliza el narcotráfico para cruzar la droga desde Suramérica a Estados Unidos.
La decoración del restaurante, ubicado en el centro de Tucson, en el desértico estado de Arizona, transporta a los visitantes a un submarino, con una baja iluminación color azul, pantallas de televisión con imágenes de acuarios y las ventanas en forma de escotilla.
“Pensamos que a través de la ruta del Pacífico podíamos crear un restaurante de mariscos latinoamericano y a través de la ruta se crearon los vínculos con diferentes países de Centro y Suramérica para crear un menú tropical”, dijo Benjamín Galaz, propietario de El Berraco.
El origen de la historia que Galaz cuenta a través de su particular submarino está en las series de televisión sobre conocidos narcotraficantes que engancharon a millones de espectadores en la región como “El cartel de los Sapos”, “La viuda negra”, “El señor de los cielos” o “La reina del sur”, entre otras.
A través de esas series, y especialmente “Pablo Escobar: El patrón del mal”, Galaz conoció de la vida del narco colombiano, y ahí surgió el nombre de El Berraco, palabra colombiana que a menudo usaba el protagonista de esta novela y que hace referencia a una persona que pone mucho empeño en llevar a cabo sus objetivos.
La cantina del restaurante tiene el nombre de La Caleta, término que usan los narcotraficantes para hablar del escondite donde guardan dinero y armas. “Cuando están buscando a una persona le hablan por teléfono y dice 'Acá estoy encaletado', eso quiere decir que nunca lo van a encontrar, es un lugar que nadie conoce”, explicó Galaz. Algunos de los platillos que ofrece este restaurante tienen nombres relacionados con el bajo mundo, como el encobijado y el amarrado, términos utilizados cuando una persona está secuestrada o pasó a mejor vida, respectivamente. Sin embargo, Galaz aseguró que no quiso poner nombres de delincuentes a sus platos porque no quiere que sea el narcotráfico el que llame la atención de su negocio, sino los “diferentes platillos de los países de Latinoamérica2 que ofrecen. “No es nuestra intención involucrarnos en un tema delicado, aunque está en todos lados; los nombres que usamos en el menú como el encobijado y el amarrado no los pusimos asociándolos a Pablo Escobar ni a 'El Chapo' (Guzmán), ni a otros de esos personajes que están de moda”, sostuvo Galaz.
Los clientes que llegan al restaurante se sorprenden con el concepto, los cuadros y pósters que hacen referencia a las entregas de los cargamentos y expresiones tan cercanas a los sicarios colombianos como “Quiubo parce” (Hola, mi hermano) que figuran en sus posavasos.
Uno de estos comensales, Krishna Llanos, explicó que les llama la atención lo creativo de la decoración del local, que, dijo, provoca “sensaciones”, gracias también a la música, que los transporta a Latinoamérica. “Desde el momento en que uno entra empieza uno con la atmósfera tropical, marítima, todo lo que es alrededor como un submarino y es como si estuvieras dentro del mar”, indicó Llanos.
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