Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP

Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP del cual fue su Coordinador al inicio. GASTRONOMIA (del griego γαστρονομία)es el estudio de la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno.Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.Para mucha gente, el aprender a cocinar implica no solo encontrar una distracción o un pasatiempo cualquiera; pues cocinar (en un término amplio) es más que solo técnicas y procedimientos... es un arte, que eleva a la persona que lo practica y que lo disfruta. Eso es para mi la cocina, con mis obvias limitaciones para preparar diversos platillos, es una actividad que disfruto en todos sus pasos, desde elegir un vegetal perfecto, pasando por el momento en que especiamos la comida, hasta el momento en que me siento con los que amo a disfrutar del resultado, que no es otro más que ese mismo, disfrutar esta deliciosa actividad o con mis alumnos a transmitirles conocimientos que les permitirán ser ellos creadores de sus propios platos gracias a sus saberes llevados a sabores

sábado, 23 de abril de 2016

El caviar de la literatura universal En el capitulo LIV de la segunda parte del "Quijote", Sancho se encuentra con su antiguo vecino el morisco Ricote: "pusieron asimismo un manjar negro que dicen que se llama cabial, y es hecho de huevas de pescado, gran despertador de la corambre".


  • CAIUS APICIUS
  • EFE
  • El Universal 21 de abril de 2016
  • Madrid.- Estamos en los días cumbre de la conmemoración del cuarto centenario del fallecimiento de Miguel de Cervantes y William Shakespeare, a quienes no creo que nadie pueda negar un puesto destacado, muy destacado, en la historia de la literatura universal.
    Tanto uno como otro podrían ser calificados, si pudiéramos trasladarlos al plano gastronómico, de caviar de la máxima calidad; el caviar puede que ahora mismo, en tiempos de piscifactorías, no sea el alimento más caro del mundo, pero sigue siendo uno de los más prestigiosos, si no el que más.
    Por ello, y teniendo en cuenta que los años en los que el caviar triunfó en Europa occidental (léase: París) fueron los de la 'Belle Époque', más o menos entre la guerra franco-prusiana (1870) y la Primera Guerra Mundial (1914), quizá sorprenda que tanto Cervantes como Shakespeare mencionan el caviar en sus obras más emblemáticas: "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha",  y "Hamlet". Hablamos del siglo XVII.
    Siempre unidos por la cronología: 'Hamlet' se estrenó en 1603, y la primera parte de "El Quijote" se publicó en 1605. Concedamos por ello prioridad al bardo de Stratford.
    En el acto II de "Hamlet", el atribulado príncipe danés habla con el director de una compañía de cómicos, como se llamaba entonces a los actores, sobre una obra que habían representado algún tiempo antes, sin éxito, en el castillo de Kronborg, escenario de la tragedia shakespeariana.
    Hamlet achaca ese fracaso a que la obra era "caviar para el vulgo", no estaba a su alcance entenderla. Ya ven que Hamlet (y, consecuentemente, el propio Shakespeare) valoraba el caviar como algo de gran calidad, pero que podía resultar extraño y, en consecuencia, no gustar, a quien lo probase sin estar al tanto de lo que era.
    No es el caso del caviar del que habla Cervantes. El episodio se produce en el capitulo LIV de la segunda parte del "Quijote", cuando Sancho se encuentra con su antiguo vecino el morisco Ricote: "pusieron asimismo un manjar negro que dicen que se llama cabial, y es hecho de huevas de pescado, gran despertador de la corambre".
    Parece claro que Cervantes se refería, cosa lógica en aquellos tiempos, el caviar en salazón, prensado. Y no parece que lo tuviese en gran estima.
    Cervantes vivió en una España en decadencia, lo que no impidió que, en literatura o pintura, el XVII fuera, efectivamente, el Siglo de Oro. Cervantes, Lope, Quevedo, Calderón y tantos otros con la pluma, y nada menos que Velázquez con los pinceles. Pero ni Felipe III ni su valido, el duque de Lerma, fueron capaces de administrar el potencial de las Españas y las Indias Occidentales.
    En cambio, Inglaterra vivía su primera gran época, en el reinado de Isabel I. Se consolidó como potencia naval, se expandió con la fundación de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales... y tuvo a Shakespeare.
    Cervantes vivió y murió pobre en una España en claro declive; Shakespeare vivió con acomodo en una Inglaterra que iniciaba su remontada. En uno y otro país se solucionaba de la manera más salvaje posible (con la hoguera) el asunto religioso. En España triunfa la picaresca: el hambre aguza el ingenio. La Inglaterra isabelina mantiene la tradición de espléndidas carnes del reinado de su padre. Hay muchas diferencias.
    Por eso son tan distintos los temas que tratan Cervantes y Shakespeare. Sea como fuere, estamos, sin duda, ante las máximas figuras de la literatura española e inglesa. Lamentablemente, en el mundo estos días se hablará más del segundo que del primero. Pero, lo miremos como lo miremos, ambos son, sin la menor duda, caviar. Del mejor. Del de antes.

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