- GIULIANA CHIAPPE
- El Universal23 de abril de 2016 06:45 AM
- Tras casi cuatro años de ausencia, Rhum Orange estaba listo para regresar al mercado, pero le faltaba un buen traje. Ya lo tiene.
Este emblemático licor de ron a base de naranja de la casa Santa Teresa estrena botella, cuya característica principal es que, a diferencia de la anterior, está completamente hecha en Venezuela. Aunque es similar en su apariencia ámbar y aflautada, tiene un par de variantes: es menos pesada para permitir su producción en línea comercial y su pico es menos largo, para que pueda entrar fácilmente en los anaqueles.
Rhum Orange era muy cotizado especialmente en el exterior, pues se exporta a más de treinta países de América, Europa y Asia. Ha sido reconocido con medallas de oro en competencias de destilados como el San Francisco Spirits Awards, el Beverage Tasting Institute de Chicago y el Miami Rum Renassaince Festival.
A la vista, Rhum Orange es de color ámbar con destellos en tonos anaranjados. Al olfato, ofrece intensas fragancias de naranjas frescas y maceradas, complementándose con notas de otras frutas y especias oscuras. Al paladar, es ligeramente viscoso, afrutado, con notas cítricas que otorgan frescura y su cuerpo es ligero y sedoso, dejando un sabor residual firme y terso.
La sugerencia de consumo que ofrece Santa Teresa es en copa balón, solo muy frío o con hielo. Por su parte, Alberto Vollmer, presidente ejecutivo de la casa ronera y quien lideró el acto oficial del relanzamiento de Rhum Orange, comparte su manera favorita de disfrutarlo, con un coctel creado por un bartender en Japón a instancias de Mick Jagger (sí, el de los Rolling Stones), quien estaba en el lugar y se interesó en el destilado: en vaso aflautado, colocar dos onzas de Rhum Orange, hielo, cáscara de naranja y agua Perrier.
La historia de la botella
Vollmer explicó que “la razón por la que desapareció Rhum Orange es que no había botellas”. Sin embargo, siempre hubo destilado en barrica.
Fue creado en 1996. En un principio, las botellas se realizaban una a una en San Pedro de los Altos, en Miranda, de una forma tan artesanal que “era prácticamente arte murano”, usando dos moldes individuales. Con las dificultades económicas, ese proveedor desapareció y ningún otro en Venezuela quería producirlas, por su complejidad. Finalmente, hallaron un fabricante en Chile.
Con la diferencia cambiaria, las botellas se hicieron impagables. Santa Teresa buscó nuevamente un proveedor nacional y, finalmente, tras año y medio de rediseño, Venvidrio aceptó el reto. “Hoy sentimos un enorme orgullo al poder regresar con una botella 100% venezolana”, dijo Vollmer.
Por los momentos, en esta primera fase, el destilado podrá encontrarse en el Aeropuerto de Maiquetía y en grandes bodegones como Licoteca y Licores Mundiales, pero muy pronto esperan tenerlo en todo el país.
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario