Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP

Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP del cual fue su Coordinador al inicio. GASTRONOMIA (del griego γαστρονομία)es el estudio de la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno.Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.Para mucha gente, el aprender a cocinar implica no solo encontrar una distracción o un pasatiempo cualquiera; pues cocinar (en un término amplio) es más que solo técnicas y procedimientos... es un arte, que eleva a la persona que lo practica y que lo disfruta. Eso es para mi la cocina, con mis obvias limitaciones para preparar diversos platillos, es una actividad que disfruto en todos sus pasos, desde elegir un vegetal perfecto, pasando por el momento en que especiamos la comida, hasta el momento en que me siento con los que amo a disfrutar del resultado, que no es otro más que ese mismo, disfrutar esta deliciosa actividad o con mis alumnos a transmitirles conocimientos que les permitirán ser ellos creadores de sus propios platos gracias a sus saberes llevados a sabores

sábado, 30 de noviembre de 2013

¿Quién es Miró Popic, columnista de gastronomía del Diario "TAL CUAL" y su libro "Comer en Venezuela"?


ENTREVISTA
MIRO POPIC: LA VIDA SON LOS RECUERDOS
ESTHER M. ARJONA 
earjona@prensa.com 
 
Descendiente de croatas, Miroslav Miro Popic nació en Chile. Estudiando periodismo en la
universidad conoció a Marco Gandásegui, quien tiempo después lo invitó a quedarse en Panamá.

La primera vez estuvo cerca de cuatro años, de 1965 a 1969. La segunda vez estaría cerca
de un año, en 1974.

En Panamá se alió con los intelectuales y poetas “con el oficio de periodista, siempre
escribiendo, estaba cerca de ellos... así comenzó todo”.

Una de sus primeras empresas fue editar el primer libro de poemas de uno de sus
conocidos. Se trataba de un vendedor de seguros llamado César Young Núñez. Gracias
a ese primer libro, Poemas de rutina, el trabajo de Young fue reconocido.

Cuarenta años más tarde, radicado en Venezuela y dedicado al oficio de editor,
dedicándose a publicaciones turísticas como guías viales, ecoturísticas y gastronómicas,
Miro Popic editó un segundo libro para Young Núñez. Esta vez se trató de Crónicas de rutina.

Durante su visita a Panamá, pudimos tener una corta conversación en la que nos comentó
sobre su vida, su trabajo y sus recuerdos.

Es editor, pero también escribe en algunos periódicos. ¿sobre qué temas?

Cuando salí de Panamá me fui a Europa, estuve tres años por allá y trabajé en restaurantes,
aunque ya cocinaba estando aquí. Antes escribía de todo: reportajes, interpretaciones
de la realidad, un poco de humor, un poco de burla de nosotros mismos, y después me
he ido especializando en gastronomía y vino. Estoy dedicado a eso y a investigar sobre el
origen de algunos platos específicos, la historia de la alimentación. Estoy haciendo una
investigación que cubre toda América Latina. La comida es importante. Todo trabajamos
para vivir y yo como para trabajar.

—¿Paga la buena vida?

—Tengo la suerte de que me paguen por comer y beber. Escribo sobre vino para una guía
llamada Slow food. En la guía mundial del vino, escribo sobre todos los vinos de
Sudamérica. Tengo que estar constantemente viajando y escribiendo y me pagan muy
bien además. Paga más que la política.

—¿Cómo se está moviendo el sector turismo en Venezuela?

—Venezuela es un país muy grande, tiene más de 99 mil kilómetros cuadrados,
nieve de los Andes, selva amazónica, llano y hermosas playas. Pero esto nunca
había sido explotado porque Venezuela siempre fue un país petrolero y frente a la riqueza
del petróleo el turismo no tiene importancia.

Pero cuando comenzó la onda del ecoturismo de aventuras, hubo un surgimiento
y había una carencia de publicaciones especializadas que aprovechamos.

Después los problemas políticos han impedido que el turismo crezca, la situación
económica no es en este momento la mejor, pero yo tengo gran confianza y fe en el turismo,

—Entre escribir y editar, ¿cuál es su actividad preferida?

Las dos. Sigo siempre ligado a la escritura porque ese es mi oficio, moriré escribiendo y
lo necesito. Regularmente escribo todas las semanas y tengo una actividad empresarial,
también escribo para mis publicaciones. Es un complemento, no hay incompatibilidad.

—¿Por qué no había regresado a Panamá?

—Después de estar en Europa fui a Venezuela, me enamoré y me quedé por amor.

La propia actividad del trabajo y ciertas políticas que a mí nunca me han gustado, —yo
con los militares en el poder prefiero mantener una relación a distancia, salí de Chile y
de Panamá por ellos—, pero siempre he mantenido contacto con mis amigos
panameños. Luego tienes tanto trabajo, estás haciendo tantas cosas y dices, algún
día, algún día, hasta que un amigo me dijo “tienes que regresar a Panamá antes de
que se empiece a morir la gente”, y eso me pegó mucho. Y voy a estar más seguido, te lo
garantizo.
—Prefiriendo de lejos a los militares en el poder, ¿cómo le va con el presidente Hugo
Chávez, quien parece tener muy presente el poder militar?

—¿Cómo crees tú que nos puede estar yendo a los demócratas con el teniente coronel
Hugo Chávez? Esta lucha es entre militarismo y democracia y como ciudadanos
podemos discutir y discernir, pero no podemos someternos a un régimen de cuartel.

—¿Qué sería de la vida sin los recuerdos?

—Uno vive de recuerdos, pero son recuerdos que uno va construyendo y reconstruyendo.

Para mí, la vida es como un álbum de fotografías. Lo abres y vas a ver las fotos de
cuando hiciste la primera comunión, cuando te vistieron de marinerito en el colegio
y todo eso, y así uno va reconstruyendo eso y es lo que uno lleva adentro. Todos los
días generas un recuerdo. La vida es eso, recuerdos que estamos construyendo
todos los días. Todo lo que hacemos lo hacemos porque queremos que sea recordado.

—¿Qué tal le sentaron los recuerdos que emergieron en la noche de la presentación
de “Crónicas de Rutina”?

Feliz, porque en primer lugar este era un homenaje a César Young Núñez, una de las
personas más buenas que he conocido en mi vida. Tuve la suerte de editarle su primer
libro hace exactamente 40 años atrás. Yo tenía 22 años en esa época, no tenía dinero,
yo no sé cómo pero el libro salió. No sabía que 40 años después esa iba a ser mi profesión
y mi oficio.

Me sentí muy feliz por César y por el cariño que le demostraron todas las personas que
estaban esa noche allí con él. Fue una noche muy memorable, en que deberíamos haber
 tocado más cosas, pero desgraciadamente no podíamos aburrir a la audiencia.

—De Panamá parte a Venezuela nuevamente?

—No. Estaré en Miami unos días.

—¿Qué va a hacer a Miami?

—Voy a Miami a comer (ríe) y también a cocinar.

—¿Cuándo regresa a Panamá?

—En febrero del próximo año estaré acá con otra sorpresa. Una nueva sorpresa que
estoy construyendo.

—Después de tantos años sin regresar ¿cuál es la impresión que tiene de Panamá?

—Ha crecido enormemente. La ciudad de Panamá que conocí en mis años de juventud
no tiene nada que ver con esto. Los edificios, me ha asombrado el tráfico, no me atrevo a
alquilar un carro, y la gente, la amistad de los panameños sigue intacta, que eso es lomás importante.

Comer en Venezuela
Para escribir este libro Miro Popic se tomó seis años. Comer en Venezuela hace una importante reflexión sobre la identidad criolla y las costumbres perdidas. En
 287 páginas se demuestra que sí existe una cocina propia y es diferente 
a las otras de Latinoamérica
VALENTINA SALAZAR

Miro Popic es un periodista, escritor de la fuente culinaria, con investigaciones históricas en publicaciones nacionales e internacionales. Autor de Morir en Tacoa, El libro del pan de jamón, Misión gula, Manual del vino, Mundo de vino y coautor en Diez menús bien pensados. Actualmente es columnista de gastronomía del diario
Tal Cual.
Esta vez estrena su reciente publicación Comer en Venezuela: del cazavi a la espuma de yuca, un texto que ahonda en "nuestra historia culinaria para saber por qué comemos lo que comemos", como dice el escritor en sus páginas.
"Este libro nació como un artículo que estaba escribiendo para Tal Cual en el 2006. Comencé la nota como la primera página del libro. Ese texto me quedó muy extenso y no lo pude publicar y entonces me di cuenta de que había mucho material por investigar para darle solidez a eso. Al final quedaron plasmadas esas 287 páginas que hablan por sí solas", explicó Popic sobre su obra.
El autor, que lleva casi 40 años escribiendo sobre gastronomía venezolana, comenta que por su oficio ha retenido mucha información en su cabeza. Necesitó seis años para completar Comer en Venezuela. "Llevaba muchos años en ese proyecto y tenía que cerrarlo en algún momento porque seguía descubriendo cosas nuevas que agregarle".
Un escrito que muestra una historia gastronómica divertida y atractiva para toda la gente. Una narración que introduce al lector en el pasado y que hace reflexionar sobre las costumbres nacionales.
"El motivo principal por el que hice esto fue porque no existía una teoría sobre la cocina venezolana, hay muy poco escrito al respecto. En realidad, sí existe una cocina en Venezuela y es diferente a las otras de Latinoamérica", destacó el periodista.
También reclamó las dificultades para publicar el libro, como editor sufrió todos lo problemas actuales para imprimir por la falta de papel. Entonces, su llegada a las librerías se vio retrasada algunos meses.
El escritor informó que "hay cuatro cosas que identifican a un pueblo: el territorio, la lengua, la religión y la cocina. Lo que comemos es lo que nos identifica donde quiera que estemos. Pienso que la mesa venezolana es una sola y que todos tenemos cabida en ella. Hay que volver a sentarse de nuevo, mirarnos la cara a través de lo que comemos y celebrarlo con un buen sancocho, un buen pan de jamón o una buena arepa".
En las páginas se hace una importante reflexión sobre la identidad criolla y sobre las costumbres que poco a poco se han ido perdiendo: "¿Somos venezolanos porque comemos hallacas o comemos hallacas porque somos venezolanos? Pienso luego existo, decía Descartes, entonces es razonable plantearse: como luego soy".
El libro ha recibido comentarios muy favorables.
Por ejemplo, Sumito Estévez escribió en su cuenta de Twitter:"Leí Comer en Venezuela de . El libro más interesante que leído a la hora de responder de donde venimos y hacia donde vamos".
@sumitoestevez @miropopiceditor

"Comer en Venezuela", por Miro Popic
El editor de la "Guía Gastronómica de Venezuela" escribió este libro de siete capítulos que cuenta la historia de la cocina criolla, desde la colonia hasta hoy
Como en la columna lateral les hago una explicación de este interesante, anecdótico y divertido libro, aquí les cito cinco ejemplos de su muy diverso contenido gastronómico.

Delimitación Alimentaria

"Venezuela limita el Norte con el corbullón de mero, el carite en escabeche, el pabellón criollo con tajadas, el bienmesabe y la langosta con erre; al Sur con la carne a la llanera, el pisillo de chigüire, la olleta de gallo, la zapoara orinoquense y el queso de telita; al Este con la empanada de cazón, el cuajado oriental el talkari y el funche; y al Oeste con la pisca andina, el mojito de lisa, el chivo en coco, el paloapique, los pastelitos andinos y los huevos chimbos. 

Entre estos límites antojadizos e imaginarios, substanciosos y suculentos, recorridos y saboreados, el maíz, la yuca, el picante, el cacao, las caraotas, el papelón, el ron, el onoto, el ají dulce, el culantro, el plátano, además de otros productos e ingrediente pre y pos hispánicos, completan la geografía del gusto que determina el carácter, estructura, manera y estilo de lo que se cocina y come en Venezuela." (Pág. 15)
La cocina impresa
"En agosto de 1774, la Compañía Guipuzcoana embarcó en el puerto de Cádiz, España, treinta cajones de libros destinados al puerto de La Guaira, en la Provincia de Venezuela, por cuenta de la Real Academia de Caracas para ser entregados a don José Amenábar. En el cajón número catorce iban veinticuatro ejemplares del libro Arte de Cocina, pastelería, bizcochería y conservería de Francisco Martínez Montiño. 

Trece meses más tarde, en septiembre de 1775, se repitió un embarque similar de doce ejemplares del mismo libro. Dos años antes, en 1973, la Compañía de Contratación de la viuda de Santiago Irisarri, había embarcado también varios cajones de libros donde iban dos ejemplares del mismo nombre…. ¿Por qué tanto interés en los libros de cocina? ¿Quiénes los leyeron y usaron en sus preparaciones? ¿Cuántas enseñanzas dejaron a quienes los usaron? ¿Cuántos y cuántas aprendieron a leer y a cocinar con sus recetas? Caracas tenía en 1772 unos 18.669 habitantes." (Pág. 51)

Via Appia
"Giusepe Fallone y su esposa Marisa Polito, junto con sus pequeñas hijas Mónica y Stefania, llegaron al puerto de La Guaira en el transatlántico Federico C a fines de 1971 y al poco tiempo montaron una fábrica de caramelos y monedas de chocolate que no funcionó tan bien como ellos esperaban. Decidieron cambiar hacia la comida italiana preparada lista para llevar y en la avenida Rómulo Gallegos, cerca de El Marqués, abrieron un pequeño local llamado La Suprema, en el que hasta dormían porque el trabajo era tanto que no tenían tiempo para nada más, ellos se ocupaban de todo. Luego abrieron el Restaurante La Capannina… que después cambió de nombre a La Campanella, de gran éxito y grata recordación entre los que lo conocieron. 

En 1984 decidieron mudarse al sótano del edificio de la Torre Central, en Altamira, donde funcionaba un bistrot, y montaron el legendario Via Appia que se transformaría en el más importante restaurante italiano de Caracas hasta que en septiembre de 1991 dos disparos a quemarropa torcieran la suerte de la familia Fallone y el restaurante entraría en la leyenda… Después supimos que el agresor estaba borracho y era militar". (Pág. 139)
Jean Paul Coupal

"El primer restaurador en traer trufa blanca de Alba a Caracas no fue un italiano, sino un audaz empresario canadiense entregado por entero a sus negocios, llamado Jean Paul Coupal, quien comenzó a hacerse notar en el Club Member's de La Castellana, cuando en un festival de cocina de Alaska, trajo nada menos que un trozo de iceberg de las cercanías del Polo Norte y lo instaló en la entrada del local para que todos sintieran el frío ártico de donde provenían los fabulosos kings crabs que iban a comer, iceberg que al primer contacto con el calor tropical comenzó a disminuir y al que había que mantener cada noche con un sistema de frío artificial y mucho, mucho, hielo criollo. 

En noviembre de 1988 en Member's se ofrecieron por primera vez en Venezuela auténticas trufas piamontesas, lo cual me consta porque viajamos a Italia a buscarlas entre los bosques cercanos a Isola D'Asti, donde el chef Walter Ferreto del restaurante II Casinalenuovo nos enseñó cómo aprovecharlas mejor. 

Coupal dejó Member's en marzo de 1989 y abrió a fines del mismo año un restaurante italiano llamado Primi, con un francés como cocinero de nombre Jean Luc Lemonnier. Actualmente en Los Palos Grandes tiene el restaurante D.O.C. donde promueve diferentes productos venezolanos". (Pág. 140)
La Hallaca
¿Qué tiene la hallaca que la hace tan especial? Tamales hay por toda América pero sólo en Venezuela alcanzan el nivel gastronómico de la hallaca. En su deconstrucción encontramos sólo dos ingredientes prehispánicos, maíz y onoto, lo demás es exógeno. Pero eso no conspira contra una identidad hija del mestizaje que caracteriza la nación venezolana". (Pág. 208)


Leer más en: 
http://www.elmundo.com.ve/firmas/pedro-m---mezquita-arcaya/-comer-en-venezuela----por-miro-popic.aspx#ixzz2mDSf9ga6



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