“Los clientes me han traído margarina para hacerles tortas”
En redes sociales, Ana Pinzón pidió a conocidos y familiares que la ayuden a conseguir los ingredientes
Ana Pinzón es ingeniero de sistemas y hace tortas de diseño por encargo. Desde hace cuatro meses es más el tiempo que emplea en la búsqueda de los ingredientes que en la hechura de los pasteles.
Las dificultades para encontrar y adquirir los insumos la llevaron a reacomodar su horario de trabajo. “Los días lunes, martes y miércoles trato de sacar los pedidos que tengo. Me levanto a las 5:00 am para tenerlos listos antes de las 10:00 am. A partir de esa hora salgo, hasta la noche, para hacer el recorrido y tratar de conseguir los ingredientes”, contó Pinzón.
Tiene problemas para comprar margarina porque no se consigue y la que encuentra tiene sobreprecio que le resulta difícil de cubrir. Para adquirir el resto de los ingredientes pide apoyo a los familiares para poder comprar lo suficiente y cumplir con los pedidos, porque con las restricciones en los establecimientos comerciales solo permiten llevar una o dos unidades de productos o alimentos por persona. También ha solicitado ayuda a clientes y conocidos a través de las redes sociales.
“Busco a mi abuela, a mi mamá o a mis primos para ir al supermercado a comprar. Uno entiende que no te vendan más de uno o dos artículos porque hay organismos del gobierno vigilándolos o regulándolos. Antes aceptaba cualquier pedido, ahora veo qué ingredientes tengo en inventario para aceptarlos. Esta semana me ha tocado decirle a las personas que no puedo hacer tortas porque no tengo margarina. Hemos llegado a un punto en que los clientes me han traído la margarina”, agregó.
Sin opción en Cúcuta. Cuando los ingredientes no se consiguen en San Cristóbal y sus alrededores, tiene que buscarlos en otros estados. “Mi novio trabaja en Barinas y viene los fines de semana. Me trae harina pero con 8 bolívares de sobreprecio por kilo y la margarina, que sale en 37 bolívares el kilo, me la consiguió en 80 bolívares”.
Hasta hace dos meses, Pinzón se trasladaba a Cúcuta, en Colombia, para comprar los ingredientes que resultaban difíciles de adquirir. Pero debido al diferencial cambiario y la pérdida del valor de la divisa venezolana, con respecto a la moneda colombiana, los productos del país vecino dejaron de ser una opción.
“Antes, por 1.000 bolívares me daban 60.000 pesos y la caja de 15 kilos de margarina me costaba 50.000 pesos. Ahora es imposible porque por la devaluación aumentó 5 veces más y no me sirve”, explicó.
Dijo que hasta hace un mes los clientes se quejaban de los precios de las tortas. “Ahora como que están entendiendo el viacrucis que tenemos que pasar quienes trabajamos en el área de alimentos”. Añadió que a diario observa el aumento de precio de productos. Refirió que en febrero el cartón de huevos lo compraba en 25 bolívares y ahora está en 130 bolívares. “Antes venían con un tamaño normal y una torta de un kilo se llevaba 14 huevos, ahora me toca ponerles hasta 18 porque son chiquiticos”.
Otro de los productos que presenta inconvenientes es la leche. "El ingrediente no puede sustituirse por otro porque afectaría la calidad de la torta. Me están vendiendo un bulto de leche en polvo que trae 12 paquetes de 900 gramos en 1.600 bolívares”, expresó. Agregó que cada bolsa del producto supera los 100 bolívares. El precio regulado de la leche en polvo en presentación de 900 gramos es de 32,04 bolívares.
Y la luz también
A las dificultades para conseguir los ingredientes se suman los eventuales cortes eléctricos no programados que retrasan la preparación de las tortas. Ana Pinzón contó que sus productos son frescos y sin preservativos por lo que las tortas son elaboradas para la fecha de solicitud del cliente y no excede de 24 horas.
Los apagones se registran especialmente los días sábados en la mañana y sus familiares dijeron que la situación le genera tal angustia que le ha sacado lágrimas. Pinzón señaló que ha contemplado la posibilidad de buscar una fuente alterna de energía eléctrica. Se siente indignada cuando se va la luz y su vecino, afecto al proceso, prende su planta eléctrica. “Este no es el país que yo quiero”, afirmó.
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