"Quiero lengüitas de conejo"
Cocineros comparten las peticiones más extravagantes que les han solicitado.
Cocinar a veces va más allá de complacer solo al sentido del gusto y requiere complacer extravagantes exigencias ARCHIVO
GIULIANA CHIAPPE | EL UNIVERSAL
sábado 8 de marzo de 2014
Complacer al paladar va más allá del sentido del gusto. Los cocineros saben bien que, a veces, tiene que ver con exigencias particulares y suelen esforzarse por cumplirlas.
Los cocineros venezolanos Xinia Lauterbach, Marcela Gil y Juan Carlos Bruzual y la restauradora Nataly Álvarez recuerdan cuatro extravagantes peticiones que, con el tiempo, se han transformado en recuerdos anecdóticos que han dejado diversión y experiencia.
Saca la lengüita
Xinia Lauterbach es el alma de los fogones de la posada Xinia y Peter, en Mérida. La petición más extravagante que ha recibido provino de un embajador que se empeñó en comer "lengüitas" de conejo al vino tinto. Y bueno, Xinia decidió complacerlo. Ahora dice "la verdad es que son deliciosas... ¡pero muy difíciles de limpiar!".
De punta en blanco
Marcela Gil fue contratada para un catering en una casa de familia. Para la señora, algo parecía ser tan o más importante como el menú a servir...
"Exigió que todas las bandejas y utensilios fueran de plata y los mantelitos bordados. Además los mesoneros debían usar guantes blancos y contar con muchos pares de repuesto. Lo raro es que se trataba de un cumpleaños familiar con pocas personas".
Las mini mini mini
La petición más extravagante que ha recibido Juan Carlos Bruzual -director del Instituto Europeo del Pan- no provino de un cliente, sino de un colega, Tomás Fernández.
"Una vez tenía que hacer el postre para una cena junto a Tomás y al loco ese se le ocurrió que yo hiciera unas mini mini mini brioche de guanábana, que pesaran 5 gramos y tuvieran forma de donas. Lo peor es que la cena era para ¡300 personas! y cada plato llevaba tres minibrioches. Los panaderos que trabajaron conmigo me recordaron a mi abuela todo el día, pero las hicimos y el postre quedó perfecto", reconoció.
Almejas para todos
Nataly Álvarez Pernía, gerente de Hache Bistró en Los Galpones, recuerda una "invasión" de almejas que derivó en un gran compartir.
"Una vez un comensal asiduo del restaurante nos pidió una pasta que no tenemos en el menú, así que él decidió traer sus propios ingredientes para que la preparáramos y desde Higuerote trajo unos potes plásticos pesadísimos con unos ¡20 kilos de especies de almejitas! Nos tocó limpiar cada minialmeja y se volvió un show porque nuestra cocina es abierta y los clientes lo vieron todo. Al final sacamos platos para obsequiar. ¡Eran muchas minialmejas!", ríe al recordar.
Los cocineros venezolanos Xinia Lauterbach, Marcela Gil y Juan Carlos Bruzual y la restauradora Nataly Álvarez recuerdan cuatro extravagantes peticiones que, con el tiempo, se han transformado en recuerdos anecdóticos que han dejado diversión y experiencia.
Saca la lengüita
Xinia Lauterbach es el alma de los fogones de la posada Xinia y Peter, en Mérida. La petición más extravagante que ha recibido provino de un embajador que se empeñó en comer "lengüitas" de conejo al vino tinto. Y bueno, Xinia decidió complacerlo. Ahora dice "la verdad es que son deliciosas... ¡pero muy difíciles de limpiar!".
De punta en blanco
Marcela Gil fue contratada para un catering en una casa de familia. Para la señora, algo parecía ser tan o más importante como el menú a servir...
"Exigió que todas las bandejas y utensilios fueran de plata y los mantelitos bordados. Además los mesoneros debían usar guantes blancos y contar con muchos pares de repuesto. Lo raro es que se trataba de un cumpleaños familiar con pocas personas".
Las mini mini mini
La petición más extravagante que ha recibido Juan Carlos Bruzual -director del Instituto Europeo del Pan- no provino de un cliente, sino de un colega, Tomás Fernández.
"Una vez tenía que hacer el postre para una cena junto a Tomás y al loco ese se le ocurrió que yo hiciera unas mini mini mini brioche de guanábana, que pesaran 5 gramos y tuvieran forma de donas. Lo peor es que la cena era para ¡300 personas! y cada plato llevaba tres minibrioches. Los panaderos que trabajaron conmigo me recordaron a mi abuela todo el día, pero las hicimos y el postre quedó perfecto", reconoció.
Almejas para todos
Nataly Álvarez Pernía, gerente de Hache Bistró en Los Galpones, recuerda una "invasión" de almejas que derivó en un gran compartir.
"Una vez un comensal asiduo del restaurante nos pidió una pasta que no tenemos en el menú, así que él decidió traer sus propios ingredientes para que la preparáramos y desde Higuerote trajo unos potes plásticos pesadísimos con unos ¡20 kilos de especies de almejitas! Nos tocó limpiar cada minialmeja y se volvió un show porque nuestra cocina es abierta y los clientes lo vieron todo. Al final sacamos platos para obsequiar. ¡Eran muchas minialmejas!", ríe al recordar.
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