El campaneo de Manhattan
Daniela Curiel ha logrado posicionar el ron venezolano en más de 300 barras
Daniela Curiel es gerente de marca de Santa Teresa en Nueva York CORTESÍA RON SANTA TERESA
VANESSA ROLFINI | ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
sábado 1 de marzo de 2014 12:00 AM
Abrir espacio y respeto para productos venezolanos en el exterior es una tarea ardua. En eso consiste precisamente la labor de Daniela Curiel, quien se desempaña como gerente de marca de Ron Santa Teresa en Nueva York, para el llamado Proyecto Manhattan.
Un gerente de marca en este caso tiene la responsabilidad de "identificar caminos de oportunidad para Santa Teresa en los Estados Unidos, ahora a través de mi equipo de brand ambassadors, que están constantemente están en la calle, para colocar la botella 1796 en los mejores bares de coctelería, planificar sesiones de degustación en licorerías prestigiosas y lograr alianzas exclusivas con revistas o eventos muy reconocidos", señala Daniela Curiel.
Un trabajo que luce ideal y divertido, pero que en verdad se traduce en paciencia, constancia, visión, mucha mano izquierda y creatividad, porque se cuenta con un presupuesto limitado en comparación con los gigantes del ron. "Se hace cuesta arriba conseguir las citas con los clientes para conversar con ellos y presentar el producto. Una vez que lo prueban y escuchan la historia, nos permiten establecer una relación con ellos. Se hace todo más fácil", apunta Curiel.
Daniela Curiel es espigada, rubia, de trato amable, sonrisa dulce, discurso firme y con sustento. Narra que ya perdió la cuenta de cuántos lugares ha visitado y la cantidad de gente contactada, en una labor puerta a puerta, barra a barra, bartender a bartender, botella a botella.
Manhattan es un proyecto conformado por un equipo de venezolanos en Nueva York, cuyo objetivo es insertar el ron venezolano en el mercado norteamericano. En este caso, cuenta entre sus filas con esta caraqueña, ingeniero electrónico egresada en 2007 de la Universidad Simón Bolívar.
"217 años de tradición no se pueden fingir en un mercado saturado de historias no tan ciertas. El ron lo hace todo, una vez que lo prueban, los expertos se enamoran", expresa Curiel sobre la reacción del mercado norteamericano. Y añade: "A medida que hemos superado etapas, hemos sido capaces de aplicar lo aprendido en otros mercados".
Afirma con entusiasmo que algunos consumidores menos expertos, "piensan que es bourbon, cognac o whisky. Quedan sorprendidos cuando les decimos que en realidad es ron Santa Teresa 1796". Curiel se muestra optimista con los números alcanzados, que arrojan más de 300 bares neoyorquinos donde se exhibe la etiqueta, además de restaurantes que lo listan en sus menús y el éxito obtenido en la competencia Sip a Nightcap organizada por la marca, donde participaron alrededor de 120 bartenders.
Por otra parte, señala entre las dificultades encontradas "la asociación de Venezuela con cosas menos positivas como los conflictos sociales y políticos que vivimos. Sin embargo, eso nos da la oportunidad de mostrar que nuestro país es mucho más que eso. Hay gente que está trabajando en elaborar productos de muy alta factura. Definitivamente, creo que cuando se hace algo de corazón, las cosas van ocurriendo sin forzarlo mucho".
Un gerente de marca en este caso tiene la responsabilidad de "identificar caminos de oportunidad para Santa Teresa en los Estados Unidos, ahora a través de mi equipo de brand ambassadors, que están constantemente están en la calle, para colocar la botella 1796 en los mejores bares de coctelería, planificar sesiones de degustación en licorerías prestigiosas y lograr alianzas exclusivas con revistas o eventos muy reconocidos", señala Daniela Curiel.
Un trabajo que luce ideal y divertido, pero que en verdad se traduce en paciencia, constancia, visión, mucha mano izquierda y creatividad, porque se cuenta con un presupuesto limitado en comparación con los gigantes del ron. "Se hace cuesta arriba conseguir las citas con los clientes para conversar con ellos y presentar el producto. Una vez que lo prueban y escuchan la historia, nos permiten establecer una relación con ellos. Se hace todo más fácil", apunta Curiel.
Daniela Curiel es espigada, rubia, de trato amable, sonrisa dulce, discurso firme y con sustento. Narra que ya perdió la cuenta de cuántos lugares ha visitado y la cantidad de gente contactada, en una labor puerta a puerta, barra a barra, bartender a bartender, botella a botella.
Manhattan es un proyecto conformado por un equipo de venezolanos en Nueva York, cuyo objetivo es insertar el ron venezolano en el mercado norteamericano. En este caso, cuenta entre sus filas con esta caraqueña, ingeniero electrónico egresada en 2007 de la Universidad Simón Bolívar.
"217 años de tradición no se pueden fingir en un mercado saturado de historias no tan ciertas. El ron lo hace todo, una vez que lo prueban, los expertos se enamoran", expresa Curiel sobre la reacción del mercado norteamericano. Y añade: "A medida que hemos superado etapas, hemos sido capaces de aplicar lo aprendido en otros mercados".
Afirma con entusiasmo que algunos consumidores menos expertos, "piensan que es bourbon, cognac o whisky. Quedan sorprendidos cuando les decimos que en realidad es ron Santa Teresa 1796". Curiel se muestra optimista con los números alcanzados, que arrojan más de 300 bares neoyorquinos donde se exhibe la etiqueta, además de restaurantes que lo listan en sus menús y el éxito obtenido en la competencia Sip a Nightcap organizada por la marca, donde participaron alrededor de 120 bartenders.
Por otra parte, señala entre las dificultades encontradas "la asociación de Venezuela con cosas menos positivas como los conflictos sociales y políticos que vivimos. Sin embargo, eso nos da la oportunidad de mostrar que nuestro país es mucho más que eso. Hay gente que está trabajando en elaborar productos de muy alta factura. Definitivamente, creo que cuando se hace algo de corazón, las cosas van ocurriendo sin forzarlo mucho".
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