Santuario de semillas florece en Costa Rica al cuidado de familia indígena
Moreno es salvadoreño, hijo de una indígena maya. (Foto Referencial)
EFE
Bajo la mirada atenta y cariñosa de Gonzalo Moreno y su familia indígena, florece un santuario de semillas nativas de Costa Rica, que alimenta el sueño de preservar la riqueza natural y alimentaria del país.
Moreno es salvadoreño, hijo de una indígena maya, pero llegó hace 33 años a Costa Rica, donde se casó con una indígena local de la etnia bribri y ambos establecieron una finca de agricultura orgánica en la zona de Talamanca, en el Caribe sur, cerca de la frontera con Panamá.
A la Finca Integral Didáctica Loroco, propiedad de Moreno y su familia, asisten constantemente estudiantes e investigadores universitarios para capacitarse en agricultura orgánica y prácticas sostenibles, pero el gran amor de este agricultor de 63 años siempre han sido las semillas.
"Soy un campesino amante de las semillas, para mi ellas son sagradas porque dan vida. Por eso siempre pensé que debían tener su lugar especial desde donde salir a reproducirse al campo y luego poder regresar", dijo a Efe.
"El trato respetuoso a las semillas es algo heredado de nuestra cultura. Yo las quiero como a mis hijas", aseguró.
Moreno presentó su idea ante una comisión que financia proyectos de desarrollo binacional (entre Costa Rica y Panamá) en la zona y obtuvo 5.000 dólares, que le permitieron avanzar con su idea.
Hoy, meses después, se siente orgulloso de su santuario de 6 metros de ancho por 6 metros de largo, donde reposan en anaqueles los recipientes de vidrio con granos, bulbos y estacas capaces de hacer nacer plantas de decenas de especies.
"A mi me gusta hablarles cada día. Tenemos de todo, desde yuca y maíz hasta yuplón, jocote, papa, malanga, tiquisque, ñampí morado y blanco, cúrcuma, jengibre, zacate de ajo, caña de azúcar, arroz...En fin, son tantas especies que no las puedo mencionar todas, son más de 200", expresa con una sonrisa.
Pero lo más importante del proyecto de Moreno es su aporte a la conservación de las especies criollas o nativas de las semillas, las cuales pueden ser compradas o intercambiadas por otros agricultores de todo el país.
El ambientalista William Meza, de la organización Preserve Planet, explicó a Efe que "contar con un espacio, con las condiciones necesarias para conservar, proteger y reproducir las semillas criollas es de suma importancia para nuestras culturas originarias, además de fortalecer el tema de soberanía alimentaria en las culturas contemporáneas".
Para Meza, el santuario de semillas "es una forma de rescatar nuestra identidad y autonomía" frente a las crecientes presiones de la agricultura transgénica.
Preserve Planet ve en el banco de semillas de Finca Loroco una vía robusta para disminuir la importación de productos y semillas de empresas trasnacionales que afectan la biodiversidad y la salud humana.
Otra de las ventajas de esta iniciativa es que "potencia un mercado autónomo en relación al tema soberanía alimentaria a través de espacios eco turísticos donde la gente pueda aprender y tener acceso a la información, y con ello apoyar a los pequeños productores que están en grave peligro de extinción", afirmó Meza.
Moreno es aun más optimista respecto a su negocio familiar.
"Tenemos la visión de que esto es una luz que nace para Talamanca en el futuro".
Este indígena dice que a pesar de sus 63 años tiene la ilusión y energía de un quinceañero y por eso utiliza las redes sociales para crear una red de "intercambio de saberes" con otros agricultores en el resto del país, que puedan imitar su iniciativa y eventualmente no solo comprar sus semillas nativas, sino crear sus propios santuarios.
"Todavía existen personas que aman la naturaleza y a las semillas nativas", dice con certeza.
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