El menú de las cantinas escolares se basa en frituras y porciones gigantes
Aunque la ley les obliga a fomentar hábitos saludables, la mayoría ofrece tequeñones, empanadas y arepas fritas. Se sugiere "un día de parada" de frituras y ofrecer alimentos saludables bien expuestos a la mirada de los niños, para que les provoquen.
La merienda en la cantinas ha sustituido el desayuno en casa CORTESÍA
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GIULIANA CHIAPPE | EL UNIVERSAL
lunes 9 de septiembre de 2013 11:28 AM
Desde hace un año, en un colegio de El Peñón hacen un "día de parada" de las frituras: una vez a la semana ninguna de sus cantinas vende alimentos fritos.
En otro colegio, ubicado en la Alta Florida, el dueño de una de las cantinas intenta hacer más sanas las comidas que ofrece, desterrando los aceites de su cocina y preparando todo al calor de las planchas de "sanducheras" gigantes.
Ambos esfuerzos son dignos de aplausos. Sin embargo, son acciones aisladas, carentes de un hilo conductor -que debería coser la autoridad gubernamental- que haga de estos actos de conciencia personal, una actitud masiva a favor de la buena nutrición de los escolares.
La ley existe. Según la Normativa de Cantinas Escolares del Instituto Nacional de Nutrición, estos comedores están obligados a "fomentar buenos hábitos alimentarios". En la práctica, no es así. Tal como observa Mariángel Paolini, química, magister en Ciencia de los Alimentos y directora de Cocina Segura (www.cocinasegura.com), la tendencia es al uso masivo de harinas refinadas y frituras y a servir porciones cada vez más grandes.
"Según un informe elaborado por la FAO en 2013, el The State of Food and Agriculture, Venezuela ha pasado a ser el país con mayor índice de obesidad de Suramérica en menos de 10 años. Vale la pena evaluar si lo que estamos comiendo desde la etapa escolar ha sido uno de los factores que ha ocasionado que ahora estemos en ese penoso lugar dentro de la escala de obesos", comenta Paolini.
Los tequeñones -que con el tiempo han mutado en súpertequeñones- y las empanadas fritas son una constante en las cantinas escolares y es, también, lo que más fácil comen los niños. Fermín, por ejemplo, un chico que ya está en último año de colegio, confiesa que durante todos sus años de bachillerato ha comido por lo menos dos empanadas fritas cada mañana en sustitución a un desayuno que, aunque debería, no hace en casa.
Pero nadie ha dicho que formar los hábitos nutricionales de un niño sea tarea fácil. Al decir de Paolini, la responsabilidad debe ser compartida entre los padres y representantes, la dirección de la institución docente y el concesionario de la cantina escolar. La prioridad debería ser establecer un menú nutricionalmente equilibrado y realizado en condiciones que garanticen la higiene de los alimentos que allí se preparan, en equilibrio con una adecuada relación costo-beneficio.
El día de parada
Otro problema es la escasa formación nutricional de algunas personas que regentan cantinas escolares. Aunque intuyen que el exceso de frituras, harinas y productos azucarados no es el más sano para los niños, aseguran que no saben con qué sustituirlo. "Es por ello que muchos escogen lo que consideran el menú tradicional -tequeñones, empanadas y arepas fritas- pues eso garantiza supuesto éxito en la demanda de los niños", explica la especialista en alimentos.
Fue Mariángel Paolini quien ayudó al departamento de nutrición del colegio de El Peñón a instaurar su "día de parada" de las frituras. Con esta medida, además de incentivar a los alumnos a consumir alimentos más sanos, también se aseguran que el aceite de las freidoras se cambie al menos una vez a la semana. En otras escuelas, no siempre es así.
Al hacerles mantenimiento, las freidoras pasan 24 horas sin aceite. Ese es el día de parada de las frituras y siempre es un día fijo a la semana. Las opciones son sándwiches, alimentos a la plancha u horneados.
Se trata de que padres, directivos y administradores de cantina se lo tomen en serio, tracen un plan y protagonicen una cruzada para que los niños coman mejor. Además de formarles buenos hábitos, se les regala salud a futuro.
En otro colegio, ubicado en la Alta Florida, el dueño de una de las cantinas intenta hacer más sanas las comidas que ofrece, desterrando los aceites de su cocina y preparando todo al calor de las planchas de "sanducheras" gigantes.
Ambos esfuerzos son dignos de aplausos. Sin embargo, son acciones aisladas, carentes de un hilo conductor -que debería coser la autoridad gubernamental- que haga de estos actos de conciencia personal, una actitud masiva a favor de la buena nutrición de los escolares.
La ley existe. Según la Normativa de Cantinas Escolares del Instituto Nacional de Nutrición, estos comedores están obligados a "fomentar buenos hábitos alimentarios". En la práctica, no es así. Tal como observa Mariángel Paolini, química, magister en Ciencia de los Alimentos y directora de Cocina Segura (www.cocinasegura.com), la tendencia es al uso masivo de harinas refinadas y frituras y a servir porciones cada vez más grandes.
"Según un informe elaborado por la FAO en 2013, el The State of Food and Agriculture, Venezuela ha pasado a ser el país con mayor índice de obesidad de Suramérica en menos de 10 años. Vale la pena evaluar si lo que estamos comiendo desde la etapa escolar ha sido uno de los factores que ha ocasionado que ahora estemos en ese penoso lugar dentro de la escala de obesos", comenta Paolini.
Los tequeñones -que con el tiempo han mutado en súpertequeñones- y las empanadas fritas son una constante en las cantinas escolares y es, también, lo que más fácil comen los niños. Fermín, por ejemplo, un chico que ya está en último año de colegio, confiesa que durante todos sus años de bachillerato ha comido por lo menos dos empanadas fritas cada mañana en sustitución a un desayuno que, aunque debería, no hace en casa.
Pero nadie ha dicho que formar los hábitos nutricionales de un niño sea tarea fácil. Al decir de Paolini, la responsabilidad debe ser compartida entre los padres y representantes, la dirección de la institución docente y el concesionario de la cantina escolar. La prioridad debería ser establecer un menú nutricionalmente equilibrado y realizado en condiciones que garanticen la higiene de los alimentos que allí se preparan, en equilibrio con una adecuada relación costo-beneficio.
El día de parada
Otro problema es la escasa formación nutricional de algunas personas que regentan cantinas escolares. Aunque intuyen que el exceso de frituras, harinas y productos azucarados no es el más sano para los niños, aseguran que no saben con qué sustituirlo. "Es por ello que muchos escogen lo que consideran el menú tradicional -tequeñones, empanadas y arepas fritas- pues eso garantiza supuesto éxito en la demanda de los niños", explica la especialista en alimentos.
Fue Mariángel Paolini quien ayudó al departamento de nutrición del colegio de El Peñón a instaurar su "día de parada" de las frituras. Con esta medida, además de incentivar a los alumnos a consumir alimentos más sanos, también se aseguran que el aceite de las freidoras se cambie al menos una vez a la semana. En otras escuelas, no siempre es así.
Al hacerles mantenimiento, las freidoras pasan 24 horas sin aceite. Ese es el día de parada de las frituras y siempre es un día fijo a la semana. Las opciones son sándwiches, alimentos a la plancha u horneados.
Se trata de que padres, directivos y administradores de cantina se lo tomen en serio, tracen un plan y protagonicen una cruzada para que los niños coman mejor. Además de formarles buenos hábitos, se les regala salud a futuro.
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