Fallas cotidianas en los servicios conducen a anomia y pasividad
Expertos señalan que en algún momento la población sufre un punto de quiebre
Los sociólogos coinciden en que se producirá un cambio en la sociedad (Fernando Sánchez)
CAROLINA CONTRERAS A. , GIULIANA CHIAPPE | EL UNIVERSAL
jueves 5 de septiembre de 2013
Molestia. Desesperanza. Resignación. Pasividad. Adaptación. Esas son las etapas que experimenta la población de un país cuando la escasez de productos básicos y las fallas de servicios se convierten en parte de la cotidianidad.
El martes, un apagón masivo afectó a la población de 14 estados. La magnitud del acontecimiento provocó reacciones igual de masivas, pero lo cierto es que los venezolanos cada día viven fallas energéticas, aunque sean de menor duración, racionamiento de agua constante y desabastecimiento de alimentos. Y por eso ya casi nadie protesta.
Judy Bernal, psicóloga y psicoterapeuta de familia, explica que todas estas situaciones son calificadas como "injustas" por quienes las padecen porque no deberían pasar y porque carecen de explicación que satisfaga realmente. Cuando comienzan a ocurrir, la primera reacción de los afectados es de molestia, pero buscan fórmulas de escape que les permitan reducir su desagrado. "En estos casos, el venezolano recurre mucho al humor", explica Bernal.
Pero luego, cuando se da cuenta que la situación no va a cambiar, entra en una fase de "desesperanza aprendida". Al convencerse que no puede cambiar las cosas cae en el pesimismo y deja de luchar porque la situación cambie. Espera, prácticamente, que algo mágico genere un cambio.
"Esto genera una pasividad tan extrema que incluso oculta las alternativas de solución existentes", comenta Bernal. Las personas desarrollan estrategias de adaptación según sus propias necesidades: quien considere imprescindible un alimento, pues decide hacer la cola y quien odia esperar, pues opta por comprar solo lo que consiga fácilmente.
La psicóloga considera que las estrategias de adaptación son positivas porque ayudan a no caer en el estrés crónico y en la frustración. Sin embargo, advierte que, a pesar de ello, jamás se debe renunciar a la realización de acciones que generen soluciones, pues "no existen respuestas mágicas".
A la espera de un cambio
Para la socióloga Cristabel Cartaya, la situación que vivió anteayer la mayoría de los venezolanos solo se describe dentro de un proceso en el que las expectativas de la población se han quebrado debido a que no hay medios para alcanzarlas.
"En la sociología hay un concepto clásico que se llama 'anomia' y es cuando hay un quiebre entre tus expectativas y entre los medios que se tienen para alcanzarlas. En algunos lugares esto causa rebelión, en otros se naturaliza que es lo que ha pasado en el país".
Cartaya indica que a pesar de que no se ha llegado al momento de la rebelión, ninguna sociedad se mantiene de la forma en que vive Venezuela.
"Nosotros estamos sin agua, sin luz, con escasez, la gente está frustrada, hay mucha violencia y en algún momento debe haber un quiebre que no necesariamente tiene que ser violento".
Explica que el quiebre puede pasar desde la aparición de un nuevo líder o a que solo algunos logren sus expectativas por diferentes vías.
"Lo que es obvio es que no estamos en una Venezuela estable y en algún momento debe cambiar, para mejor o peor, no lo sabemos pero es imposible que el país siga como está".
Esta misma opinión la comparte el sociólogo Axel Capriles.
"Hay muchísimas contradicciones en nuestra sociedad, muchísimo conflicto interno, y los conflictos eventualmente se resuelven, no es una situación que pueda perdurar demasiado tiempo", aseguró el reconocido experto.
El martes, un apagón masivo afectó a la población de 14 estados. La magnitud del acontecimiento provocó reacciones igual de masivas, pero lo cierto es que los venezolanos cada día viven fallas energéticas, aunque sean de menor duración, racionamiento de agua constante y desabastecimiento de alimentos. Y por eso ya casi nadie protesta.
Judy Bernal, psicóloga y psicoterapeuta de familia, explica que todas estas situaciones son calificadas como "injustas" por quienes las padecen porque no deberían pasar y porque carecen de explicación que satisfaga realmente. Cuando comienzan a ocurrir, la primera reacción de los afectados es de molestia, pero buscan fórmulas de escape que les permitan reducir su desagrado. "En estos casos, el venezolano recurre mucho al humor", explica Bernal.
Pero luego, cuando se da cuenta que la situación no va a cambiar, entra en una fase de "desesperanza aprendida". Al convencerse que no puede cambiar las cosas cae en el pesimismo y deja de luchar porque la situación cambie. Espera, prácticamente, que algo mágico genere un cambio.
"Esto genera una pasividad tan extrema que incluso oculta las alternativas de solución existentes", comenta Bernal. Las personas desarrollan estrategias de adaptación según sus propias necesidades: quien considere imprescindible un alimento, pues decide hacer la cola y quien odia esperar, pues opta por comprar solo lo que consiga fácilmente.
La psicóloga considera que las estrategias de adaptación son positivas porque ayudan a no caer en el estrés crónico y en la frustración. Sin embargo, advierte que, a pesar de ello, jamás se debe renunciar a la realización de acciones que generen soluciones, pues "no existen respuestas mágicas".
A la espera de un cambio
Para la socióloga Cristabel Cartaya, la situación que vivió anteayer la mayoría de los venezolanos solo se describe dentro de un proceso en el que las expectativas de la población se han quebrado debido a que no hay medios para alcanzarlas.
"En la sociología hay un concepto clásico que se llama 'anomia' y es cuando hay un quiebre entre tus expectativas y entre los medios que se tienen para alcanzarlas. En algunos lugares esto causa rebelión, en otros se naturaliza que es lo que ha pasado en el país".
Cartaya indica que a pesar de que no se ha llegado al momento de la rebelión, ninguna sociedad se mantiene de la forma en que vive Venezuela.
"Nosotros estamos sin agua, sin luz, con escasez, la gente está frustrada, hay mucha violencia y en algún momento debe haber un quiebre que no necesariamente tiene que ser violento".
Explica que el quiebre puede pasar desde la aparición de un nuevo líder o a que solo algunos logren sus expectativas por diferentes vías.
"Lo que es obvio es que no estamos en una Venezuela estable y en algún momento debe cambiar, para mejor o peor, no lo sabemos pero es imposible que el país siga como está".
Esta misma opinión la comparte el sociólogo Axel Capriles.
"Hay muchísimas contradicciones en nuestra sociedad, muchísimo conflicto interno, y los conflictos eventualmente se resuelven, no es una situación que pueda perdurar demasiado tiempo", aseguró el reconocido experto.
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