El cachito conquistó Montreal
¿Los rellenos? Gusta mucho el clásico, de jamón, así como el de queso
La textura y el sabor de la masa del cachito, así como los rellenos con los que se ofrece, resultaron un éxito en Montreal. ¿La prueba? Apenas siete meses después de la inauguración de Cachitos, la panadería que María Liliana Madriz y Carmen Lanza abrieron en la ciudad de la provincia de Québec, en Canadá, para ofrecer el manjar, acompañado con otros sabores venezolanos, la guía 100 boutiques Gourmandez à Montréal, editada por Infopresse, ofreció una excelente reseña sobre el local y su especialidad.
“A los venezolanos que viven en Montreal les encanta venir a comer cachitos, es de esperarse; lo que verdaderamente nos sorprende es la aceptación que ha tenido el pan entre los canadienses”, dice Lanza, segura de que parte del éxito se debe al gusto de la población local por los sándwiches a la hora del almuerzo. “Lo ofrecemos solo, con café, acompañado con ensaladas e incluso como segundo plato después de una crema de auyama, o como primero, antes de un tres leches, preparaciones que también gustan mucho”, agrega la socia de Madriz, quien reconoce que el golfeado no ha tenido la misma suerte.
¿Los rellenos? Gusta mucho el clásico, de jamón, así como el de queso –parecido al paisa criollo y elaborado para la casa por un quesero colombiano–, y la combinación de ambos ingredientes. Pero también han ganado seguidores el de ricotta, parmesano y espinaca; el de chorizo español; el de salmón ahumado, alcaparras y queso crema, que también se combina con pavo; y los dulces: guayaba y queso, y chocolate con praliné.
Madriz tenía 14 años viviendo en Canadá cuando le ofreció a Lanza, que llevaba cuatro, asociarse para abrir la panadería y vender cachitos. Los esposos de ambas –Rubén Ferrer y Leandro Agostino, a los que une además el gusto por la música venezolana, uno toca arpa y el otro cuatro– estuvieron de acuerdo y una vez tomada la decisión los cuatro tomaron un curso de panadería artesanal en Montreal. Después, las socias se trasladaron a Caracas para aprender en Danubio cómo se hacían los cachitos.
“Desde que pensé por primera vez en abrir un negocio los cachitos estaban en mis planes; siempre creí en esos panes nuestros”, afirma Madriz, quien como Lanza –que confiesa haberse enamorado del plan desde el primer día en que Madriz la invitó a convertirse en su socia– agradece el impulso que le han dado otros venezolanos que viven en Canadá. “Traen a todo el mundo”, dicen orgullosas, antes de revelar que más de un empresario estadounidense ha mostrado interés por el negocio. “Nuestro sueño es que el cachito llegue a todo el mundo, de la misma manera que lo hicieron los tacos mexicanos”.
La oferta del local no deja por fuera los productos de temporada –el pan de jamón, que se comienza a ofrecer el primero de octubre– ni especialidades por encargo, como el bienmesabe o las tartaletas de limón y parchita. Pero el mejor compañero de la estrella del local, el cachito, es el café. El especial de la casa es el “cafechito”: abajo leche condensada, en el medio capuccino y arriba más leche condensada. “Tres niveles de placer aderezados con polvo de cacao”.
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