Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP

Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP del cual fue su Coordinador al inicio. GASTRONOMIA (del griego γαστρονομία)es el estudio de la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno.Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.Para mucha gente, el aprender a cocinar implica no solo encontrar una distracción o un pasatiempo cualquiera; pues cocinar (en un término amplio) es más que solo técnicas y procedimientos... es un arte, que eleva a la persona que lo practica y que lo disfruta. Eso es para mi la cocina, con mis obvias limitaciones para preparar diversos platillos, es una actividad que disfruto en todos sus pasos, desde elegir un vegetal perfecto, pasando por el momento en que especiamos la comida, hasta el momento en que me siento con los que amo a disfrutar del resultado, que no es otro más que ese mismo, disfrutar esta deliciosa actividad o con mis alumnos a transmitirles conocimientos que les permitirán ser ellos creadores de sus propios platos gracias a sus saberes llevados a sabores

jueves, 13 de junio de 2013

A golpe de pantalla-multimedia se cocina ahora la credibilidad. Para el ciudadano, la situación no deja de ser confusa. La televisión le muestra abundancia de alimentos que no existen. Los universitarios que yo he visto, tampoco existen

El paraíso en el bolsillo  

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Hay gente que cree que lleva el paraíso en el bolsillo. Tienen en su teléfono inteligente las fotos de las botellas. Con dos toques saben cuál fue la añada buena y cuál la mala.
Tienen listas de los “mejores restaurantes del mundo”, miles de fotos y cientos de recetas. Como hoy no hace falta ir para estar, creen que han visitado los templos del sabor. Que la lechuga contribuyó más a la civilización que la berenjena. Y que la hamburguesa es un manjar.
Uno teme que el moderno síndrome pantalla-multimedia avance. Ejemplos: improvisar arengas todos los días, a cada rato, para la televisión y creer que eso es gobernar. Suponer que es el smartphoneel que debe almacenar y reconocer los aromas y el gusto “del mundo”.

I
La banalización de necesidades fundamentales de la sociedad está dando frutos. Por necesidad de usar la redundancia, la sociedad pantalla-multimedia está generando bolsones de resistencia. Fantásticos, anticuerpos.
En el pasado, redundancia era la repetición intencionada de una cosa (como el control del punto de sal). Hoy, redundancia se ha convertido en la repetición inútil de un concepto.
Observo en la televisión a un señor que anuncia que “hay de todo” en los mercados. Siempre lo hubo, dice. A su lado, personas que usan la misma camisa de color, medio sonríen, con sorna. Abandono el teclado y corro al supermercado en busca de harina integral. No hay. Hace meses. Polvo para hornear, tampoco.
Regreso al teclado. El señor sigue hablando en la pantalla. Está inaugurando una fábrica nacional de fusiles que ha perfeccionado la bayoneta. En la calle me he tropezado con universitarios sin libros ni comedores, pidiendo limosna. ¿Saben ustedes dónde está el supermercado en el que hay de todo?, pregunto. Uno de los manifestantes observa mi bastón, se compadece y busca en su teléfono. En la televisión, responde.

II
A golpe de pantalla-multimedia se cocina ahora la credibilidad. Para el ciudadano, la situación no deja de ser confusa. La televisión le muestra abundancia de alimentos que no existen. Los universitarios que yo he visto, tampoco existen.
Lo sabroso que emociona de la cocina de doñitas no tiene pantalla. Las carnicerías no tienen solomo. Porque se retrasó el barco. La TV muestra la llegada de cargueros con productos exóticos: azúcar, arroz, caraotas.
Apago el televisor y el smartphone. De ese paraíso no me fío, me digo

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