Una ruta con sabor a caña de azúcar y ron
En el corazón de El Consejo, casi llegando a Maracay, se encuentra la cuna del famoso Ron Santa Teresa, catalogado como uno de los mejores del país y del mundo
La Hacienda Santa Teresa ofrece muchas actividades recreativas para quienes la visitan. Pero la más conocida e interesante es el recorrido de La Ruta del Ron®. Una experiencia que permite conocer a profundidad no sólo parte de la historia del país y de quienes labraron estas tierras de cañaverales, sino también el complejo proceso de producción del ron.
La hacienda nutre la tradición venezolana tanto por su ron como por los eventos y próceres de la gesta independentista que por allí pasaron.
El rey Carlos III de España le otorgó a Martín de Tovar el título de conde y la cédula real de las tierras que hoy pertenecen a la hacienda. Fue éste quien, en 1796, la fundó y la llamó como su hija, quien era devota de santa Teresa de Jesús. Comenzó cultivando trigo, añil, café, cacao y caña de azúcar. Sin embargo, la guerra de Independencia dejó devastada la zona. En parte de las tierras que hoy son de la Hacienda Santa Teresa se libró en mayo de 1821 la batalla de El Consejo, que fue vital para el triunfo en Carabobo.
En 1830, Gustav Julius Vollmer se casó con Panchita Ribas y Palacios, sobrina de José Félix Ribas y prima del Libertador. El hijo de esta unión, Gustavo Julio Vollmer, adquirió la totalidad de la hacienda y registró la primera marca de ron del país en 1909. Desde ese momento, la empresa se ha industrializado con los más altos niveles de calidad hasta la actualidad.
La Ruta del Ron. El trayecto comienza en la Estación El Consejo. Un guía relata la historia de la hacienda mientras se recorre el Camino de Chaguaramos: un pasillo natural de esta planta rodeado de cañaverales. La primera parada se encuentra en la Cruz de Aragua, el cruce de dos pasillos de chaguaramos en medio de la hacienda. El guía comenta que los trabajadores más antiguos cultivaron la tradición de pedir un deseo y tocarse la cabeza cuando se pasa por la Cruz. Aquí se puede probar directamente la caña recién cortada.
El recorrido continúa por la destilería mientras se explica el proceso por el que pasa la caña de azúcar para convertirse en ron. El guía exhibe al público muestras de melaza, mosto fermentado y los diferentes tipos de alcohol que se obtienen en cada etapa del proceso de destilación.
Luego se visita el taller de los toneleros, donde se arman los barriles en los que se deposita el alcohol que finalmente será ron después de tener –al menos– dos años de añejamiento. En algunas ocasiones se pueden comprar los barriles que se encuentran en desuso. Los guías comentan que, por demanda, hasta se han realizado bares y otro tipo de muebles con los listones de los barriles, hechos de madera de roble blanco americano y de roble limousin francés.
La parte más esperada es la Cata del Ron. Un maestro catador guía a los visitantes en esta degustación para enseñarles a profundidad las distintas cualidades de los productos que ofrece la Hacienda Santa Teresa. Se comienza por los rones más jóvenes, como el Ron Blanco y el Gran Reserva, hasta culminar con el ultrapremium de la casa: Ron Santa Teresa 1796, añejado con el antiguo método de Solera utilizado para la producción de brandy y jerez. Además, se degustan otros licores como el Arakú, a base de café, y el Rhum Orange, hecho con naranja.
En una sala contigua se prueban tragos preparados con cada tipo de ron. Esta sala museo tiene en sus paredes detalles históricos sobre la bebida, la hacienda y hasta un catálogo de tragos para elaborar con sus productos. Al finalizar, cada participante recibe un Certificado de Catado en el que se le acredita como conocedor del ron.
La ruta continúa por las bodegas de añejamiento en las que se pueden observar los barriles apilados a distintas alturas, dependiendo del tiempo de añejamiento que requieren. El guía explica que la producción de algunos rones requiere el cambio de barril durante los años para alterar su sabor.
Por último, la visita llega a la Casa Tovar, de más de 200 años de antigüedad, con la que empezó la hacienda. Esta casa-museo está repleta de objetos de época que muestran la historia de sus tierras, del país y del ron como bebida. Allí se encuentran las primeras maquinarias traídas a Venezuela para trabajar la caña de azúcar, entre otras reliquias.
Diversión incluida. En la vasta llanura frente a la Estación El Consejo se alquilan bicicletas para recorrer la hacienda junto a los más pequeños. Asimismo se puede disfrutar de la cancha de paintball.
Para compartir una buena comida está el restaurante Zafra Gourmet & Ron con un menú de platos tradicionales con estilo gourmet. Por último, es indispensable visitar la tiendita para adquirir souvenirs como termos y vasos de shot, entre otros. También se puede comprar el famoso café producido en sus tierras, y cualquiera de los productos de la Hacienda Santa Teresa en todas sus presentaciones y a los mejores precios.
¿Cómo llegar?
Se debe tomar la Autopista Regional del Centro y salir en el distribuidor La Victoria tomando la vía hacia El Consejo. A lo largo del trayecto hay numerosos carteles que señalizan el camino hacia la Hacienda Santa Teresa.
El rey Carlos III de España le otorgó a Martín de Tovar el título de conde y la cédula real de las tierras que hoy pertenecen a la hacienda. Fue éste quien, en 1796, la fundó y la llamó como su hija, quien era devota de santa Teresa de Jesús. Comenzó cultivando trigo, añil, café, cacao y caña de azúcar. Sin embargo, la guerra de Independencia dejó devastada la zona. En parte de las tierras que hoy son de la Hacienda Santa Teresa se libró en mayo de 1821 la batalla de El Consejo, que fue vital para el triunfo en Carabobo.
En 1830, Gustav Julius Vollmer se casó con Panchita Ribas y Palacios, sobrina de José Félix Ribas y prima del Libertador. El hijo de esta unión, Gustavo Julio Vollmer, adquirió la totalidad de la hacienda y registró la primera marca de ron del país en 1909. Desde ese momento, la empresa se ha industrializado con los más altos niveles de calidad hasta la actualidad.
La Ruta del Ron. El trayecto comienza en la Estación El Consejo. Un guía relata la historia de la hacienda mientras se recorre el Camino de Chaguaramos: un pasillo natural de esta planta rodeado de cañaverales. La primera parada se encuentra en la Cruz de Aragua, el cruce de dos pasillos de chaguaramos en medio de la hacienda. El guía comenta que los trabajadores más antiguos cultivaron la tradición de pedir un deseo y tocarse la cabeza cuando se pasa por la Cruz. Aquí se puede probar directamente la caña recién cortada.
El recorrido continúa por la destilería mientras se explica el proceso por el que pasa la caña de azúcar para convertirse en ron. El guía exhibe al público muestras de melaza, mosto fermentado y los diferentes tipos de alcohol que se obtienen en cada etapa del proceso de destilación.
Luego se visita el taller de los toneleros, donde se arman los barriles en los que se deposita el alcohol que finalmente será ron después de tener –al menos– dos años de añejamiento. En algunas ocasiones se pueden comprar los barriles que se encuentran en desuso. Los guías comentan que, por demanda, hasta se han realizado bares y otro tipo de muebles con los listones de los barriles, hechos de madera de roble blanco americano y de roble limousin francés.
La parte más esperada es la Cata del Ron. Un maestro catador guía a los visitantes en esta degustación para enseñarles a profundidad las distintas cualidades de los productos que ofrece la Hacienda Santa Teresa. Se comienza por los rones más jóvenes, como el Ron Blanco y el Gran Reserva, hasta culminar con el ultrapremium de la casa: Ron Santa Teresa 1796, añejado con el antiguo método de Solera utilizado para la producción de brandy y jerez. Además, se degustan otros licores como el Arakú, a base de café, y el Rhum Orange, hecho con naranja.
En una sala contigua se prueban tragos preparados con cada tipo de ron. Esta sala museo tiene en sus paredes detalles históricos sobre la bebida, la hacienda y hasta un catálogo de tragos para elaborar con sus productos. Al finalizar, cada participante recibe un Certificado de Catado en el que se le acredita como conocedor del ron.
La ruta continúa por las bodegas de añejamiento en las que se pueden observar los barriles apilados a distintas alturas, dependiendo del tiempo de añejamiento que requieren. El guía explica que la producción de algunos rones requiere el cambio de barril durante los años para alterar su sabor.
Por último, la visita llega a la Casa Tovar, de más de 200 años de antigüedad, con la que empezó la hacienda. Esta casa-museo está repleta de objetos de época que muestran la historia de sus tierras, del país y del ron como bebida. Allí se encuentran las primeras maquinarias traídas a Venezuela para trabajar la caña de azúcar, entre otras reliquias.
Diversión incluida. En la vasta llanura frente a la Estación El Consejo se alquilan bicicletas para recorrer la hacienda junto a los más pequeños. Asimismo se puede disfrutar de la cancha de paintball.
Para compartir una buena comida está el restaurante Zafra Gourmet & Ron con un menú de platos tradicionales con estilo gourmet. Por último, es indispensable visitar la tiendita para adquirir souvenirs como termos y vasos de shot, entre otros. También se puede comprar el famoso café producido en sus tierras, y cualquiera de los productos de la Hacienda Santa Teresa en todas sus presentaciones y a los mejores precios.
¿Cómo llegar?
Se debe tomar la Autopista Regional del Centro y salir en el distribuidor La Victoria tomando la vía hacia El Consejo. A lo largo del trayecto hay numerosos carteles que señalizan el camino hacia la Hacienda Santa Teresa.
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