Título Original: De navíos, ron y chocolate / Ficción · Documental · Historia
Este film trata sobre las riquezas agro-industriales que existían en Venezuela antes de la aparición del petróleo, como el cacao, el café y la caña de azúcar, productos de exportación hacia Europa que se cosechaban en el Caribe. Se narra la presencia de Los Corsos en la Antillas y en la América Hispana, recién inauguradas sus independencias de España, quienes trabajaron duro en estas tierras, y quienes importaban a su vez de Francia los adelantos del mundo europeo. Estos Corsos franceses hicieron vida en el Caribe y dejaron sus raíces. El film abarca los siglos XVII, XVIII, XIX y XX.
Referencia:
Nacida en Caracas, donde cursó estudios de Educación y Relaciones Internacionales,Malena Roncayolo, en 1975 se dedica en París a los estudios superiores de Lengua y Literatura Francesa en la Universidad de la Sorbonne Nouvelle. A su regreso a Venezuela, en 1979, se vinculó al Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), lo cual le permitió trabajar en diversos proyectos del quehacer intelectual, literario y editorial.
En 1983 dirigió su primer trabajo, un documental titulado La casa profanada. Participó en diversos cursos y talleres cinematográficos que le brindaron acceso a la industria, como asistente de dirección, jefe de producción y productora ejecutiva y directora de arte de diversos proyectos audiovisuales. En 1986 dirigió el cortometraje Casa tomada, adaptación del cuento de Julio Cortázar, al que seguirá, en 1988, Pacto de sangre, su primer largometraje.
Entre 1988 y 1990 produjo y dirigió “Nuestros inmigrantes”, una serie de seis documentales de media hora para televisión, transmitida en los "Cuadernos Lagoven".
En 1992 fundó la casa productora TyM Film C.A., junto a Thaelman Urgelles, empresa que continúa la colaboración que ambos iniciaron en 1983 con diversos trabajos para el cine, la televisión y la industria publicitaria, entre los que destacan la Producción del largometraje Los pájaros se van con la muerte, film próximo a estrenarse; la Producción Ejecutiva de Los platos del diablo (1993); la Producción Ejecutiva deJesús Soto, documental coproducido con Francia; la Producción General con Brasil del documental titulado Oratorios brasileños, así como la producción y dirección de varios documentales, micros y comerciales.
Entre 1996 y 1997 dirigió el largometraje La gloria de Mamporal, una comedia popular en homenaje al poeta Andrés Eloy Blanco, patrocinada por el CONAC, con el co-patrocinio de diversas instituciones nacionales.
Co-escribe, co-produce y dirige el film, Acosada en lunes de carnaval (2002), coproducido con México y Colombia.
Roncayolo ha escrito, además, con Diana Lichy, el guión "La tarde del dinosaurio", aún inédito. Desde 1996 preside la Fundación Arte Audiovisual, asociación creada para promover proyectos audiovisuales de elevado interés artístico y cultural.
Este film trata sobre las riquezas agro-industriales que existían en Venezuela antes de la aparición del petróleo, como el cacao, el café y la caña de azúcar, productos de exportación hacia Europa que se cosechaban en el Caribe. Se narra la presencia de Los Corsos en la Antillas y en la América Hispana, recién inauguradas sus independencias de España, quienes trabajaron duro en estas tierras, y quienes importaban a su vez de Francia los adelantos del mundo europeo. Estos Corsos franceses hicieron vida en el Caribe y dejaron sus raíces. El film abarca los siglos XVII, XVIII, XIX y XX.
Referencia:
Nacida en Caracas, donde cursó estudios de Educación y Relaciones Internacionales,Malena Roncayolo, en 1975 se dedica en París a los estudios superiores de Lengua y Literatura Francesa en la Universidad de la Sorbonne Nouvelle. A su regreso a Venezuela, en 1979, se vinculó al Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), lo cual le permitió trabajar en diversos proyectos del quehacer intelectual, literario y editorial.
En 1983 dirigió su primer trabajo, un documental titulado La casa profanada. Participó en diversos cursos y talleres cinematográficos que le brindaron acceso a la industria, como asistente de dirección, jefe de producción y productora ejecutiva y directora de arte de diversos proyectos audiovisuales. En 1986 dirigió el cortometraje Casa tomada, adaptación del cuento de Julio Cortázar, al que seguirá, en 1988, Pacto de sangre, su primer largometraje.
Entre 1988 y 1990 produjo y dirigió “Nuestros inmigrantes”, una serie de seis documentales de media hora para televisión, transmitida en los "Cuadernos Lagoven".
En 1992 fundó la casa productora TyM Film C.A., junto a Thaelman Urgelles, empresa que continúa la colaboración que ambos iniciaron en 1983 con diversos trabajos para el cine, la televisión y la industria publicitaria, entre los que destacan la Producción del largometraje Los pájaros se van con la muerte, film próximo a estrenarse; la Producción Ejecutiva de Los platos del diablo (1993); la Producción Ejecutiva deJesús Soto, documental coproducido con Francia; la Producción General con Brasil del documental titulado Oratorios brasileños, así como la producción y dirección de varios documentales, micros y comerciales.
Entre 1996 y 1997 dirigió el largometraje La gloria de Mamporal, una comedia popular en homenaje al poeta Andrés Eloy Blanco, patrocinada por el CONAC, con el co-patrocinio de diversas instituciones nacionales.
Co-escribe, co-produce y dirige el film, Acosada en lunes de carnaval (2002), coproducido con México y Colombia.
Roncayolo ha escrito, además, con Diana Lichy, el guión "La tarde del dinosaurio", aún inédito. Desde 1996 preside la Fundación Arte Audiovisual, asociación creada para promover proyectos audiovisuales de elevado interés artístico y cultural.
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Lectura Tangente
Notitarde 29/06/2013 De Navíos, Ron y Chocolate: Crisol de Almas
Emeterio Gómez
De Navíos, Ron y Chocolate, la película de Malena Roncayolo que hace poco se estrenó,
nos ha regalado un bienestar espiritual inmenso. Que buena falta hace en estos tiempos
aciagos e inciertos que vivimos. Me ha regalado un magnifico tema para la reflexión
sobre Lo Humano, que es mi interés archifundamental. Porque de eso, en cierta forma,
trata la película: de la constitución del alma o de la nacionalidad venezolana. De uno de
sus componentes –“lo corso”– que siempre había asumido yo muy tangencialmente.
Referencias lejanas, las mías, a la participación de esta gente en la colonización específica
del estado Sucre; la presencia intensa de Carúpano en mi más temprana juventud, allá a
principios de los Sesenta, en las Residencias Estudiantiles de la UCV. Unos cuantos
amigos carupaneros muy queridos y, en particular, uno de ellos, destrozado brutalmente
a los 20 añitos en la alocada e inútil tarea de fabricar un niple, una bomba casera… La loquetera
estúpida y suicida de la guerrilla castrocomunista.
De Navíos, Ron y Chocolate (¡¡No dejes de verla, por favor!!) la hermosísima película de
Malena es, entre muchas otras cosas, un canto a la constitución del alma, de la nacionalidad
venezolana; un buen número de apellidos que no cuadran para nada con España,
Navarra, Alicante o Galicia: Franceschi, Benedetti, Grisanti, Roussian, Paravisini, Consalvi,
Leoni, Prósperi, Luciani, Orsattoni, Lucca, Massiani y tantos otros. Una bella
oportunidad para destacar, precisamente, la muy diversa constitución de la venezolanidad.
Es decir, la posibilidad de integrar lo distinto –lo corso en este caso– en una sola nación.
¡¡El que hoy ya seamos todos, profundamente, una misma cosa!! Los que vinieron de otras
tierras y los que no logramos encontrar entre nuestros antepasados –por más que busquemos–
sola gotica de sangre de ninguna otra parte. Gracias Malena por haberme hecho redescubrir la
noción de nación, que es simplemente El Alma. El sentir que pertenecemos a ésta y a muchas
otras naciones.
Pero, De Navíos, Ron y Chocolate es, sobre todo, la belleza: la belleza infinita de la Historia
refundida con la de Naturaleza; y con la ternura de recordar que allí mismo, cerca de Carúpano,
en Güiria, nació mi madre. Y que si ella no hubiese enviudado de aquel primer señor que se
la llevó a Margarita, tal vez yo no existiría. O quién sabe cómo sería mi Alma. ¡¡Quién sabe que
parte de mí habría logrado existir en otro niño que habría tenido mi padre con otra
señora o al revés!! Un sentimiento extraño que me asalta con frecuencia; tal vez porque la
edad empieza ya a presionar: pensar obsesivamente en el cruce azariento de los genes
de todos nuestros antepasados. Esa infinitud de circunstancias que pudieron haber hecho que
fuésemos otro. O, más enrevesado aún, que tuviésemos en el Espíritu algunos otros componentes
que no fuesen éstos que hoy nos conforman.
Precisamente, ese crisol fascinante que es cualquier colonización, esa mezcla infinita de lo
corso y lo español, lo italiano y lo portugués, lo gallego y lo catalán, lo indio y lo africano,
¡¡lo zuliano y lo margariteño!! que a lo largo de tantas generaciones se han ido amalgamando
y fusionando. Esos interminables cruces, que producen estas almas individuales de cada uno de
nosotros, que de alguna manera sintetizan o resumen a la Humanidad. Gracias, otra vez, Malena
por ponernos a pensar –a partir de Córcega, de nuestro componente mediterráneo y del infortunado
descendiente de Napoleón enterrado en Carúpano– en estas cosas tan fascinantes, tan trágicas y
tan bellas.
nos ha regalado un bienestar espiritual inmenso. Que buena falta hace en estos tiempos
aciagos e inciertos que vivimos. Me ha regalado un magnifico tema para la reflexión
sobre Lo Humano, que es mi interés archifundamental. Porque de eso, en cierta forma,
trata la película: de la constitución del alma o de la nacionalidad venezolana. De uno de
sus componentes –“lo corso”– que siempre había asumido yo muy tangencialmente.
Referencias lejanas, las mías, a la participación de esta gente en la colonización específica
del estado Sucre; la presencia intensa de Carúpano en mi más temprana juventud, allá a
principios de los Sesenta, en las Residencias Estudiantiles de la UCV. Unos cuantos
amigos carupaneros muy queridos y, en particular, uno de ellos, destrozado brutalmente
a los 20 añitos en la alocada e inútil tarea de fabricar un niple, una bomba casera… La loquetera
estúpida y suicida de la guerrilla castrocomunista.
De Navíos, Ron y Chocolate (¡¡No dejes de verla, por favor!!) la hermosísima película de
Malena es, entre muchas otras cosas, un canto a la constitución del alma, de la nacionalidad
venezolana; un buen número de apellidos que no cuadran para nada con España,
Navarra, Alicante o Galicia: Franceschi, Benedetti, Grisanti, Roussian, Paravisini, Consalvi,
Leoni, Prósperi, Luciani, Orsattoni, Lucca, Massiani y tantos otros. Una bella
oportunidad para destacar, precisamente, la muy diversa constitución de la venezolanidad.
Es decir, la posibilidad de integrar lo distinto –lo corso en este caso– en una sola nación.
¡¡El que hoy ya seamos todos, profundamente, una misma cosa!! Los que vinieron de otras
tierras y los que no logramos encontrar entre nuestros antepasados –por más que busquemos–
sola gotica de sangre de ninguna otra parte. Gracias Malena por haberme hecho redescubrir la
noción de nación, que es simplemente El Alma. El sentir que pertenecemos a ésta y a muchas
otras naciones.
Pero, De Navíos, Ron y Chocolate es, sobre todo, la belleza: la belleza infinita de la Historia
refundida con la de Naturaleza; y con la ternura de recordar que allí mismo, cerca de Carúpano,
en Güiria, nació mi madre. Y que si ella no hubiese enviudado de aquel primer señor que se
la llevó a Margarita, tal vez yo no existiría. O quién sabe cómo sería mi Alma. ¡¡Quién sabe que
parte de mí habría logrado existir en otro niño que habría tenido mi padre con otra
señora o al revés!! Un sentimiento extraño que me asalta con frecuencia; tal vez porque la
edad empieza ya a presionar: pensar obsesivamente en el cruce azariento de los genes
de todos nuestros antepasados. Esa infinitud de circunstancias que pudieron haber hecho que
fuésemos otro. O, más enrevesado aún, que tuviésemos en el Espíritu algunos otros componentes
que no fuesen éstos que hoy nos conforman.
Precisamente, ese crisol fascinante que es cualquier colonización, esa mezcla infinita de lo
corso y lo español, lo italiano y lo portugués, lo gallego y lo catalán, lo indio y lo africano,
¡¡lo zuliano y lo margariteño!! que a lo largo de tantas generaciones se han ido amalgamando
y fusionando. Esos interminables cruces, que producen estas almas individuales de cada uno de
nosotros, que de alguna manera sintetizan o resumen a la Humanidad. Gracias, otra vez, Malena
por ponernos a pensar –a partir de Córcega, de nuestro componente mediterráneo y del infortunado
descendiente de Napoleón enterrado en Carúpano– en estas cosas tan fascinantes, tan trágicas y
tan bellas.
DE NAVIOS RON Y CHOCOLATE.mov - YouTube
www.youtube.com/watch?v=ipVeCQE68Jc
16/06/2010 - Subido por Henry LunaUn film de Malena Roncayolo que trata de las riquezas agro-industriales antes de la aparición del Petróleo en ...
Entrevista a la realizadora de "De Navío Ron y Chocolate"
Créditos: Juan Carlos Solórzano
Entrevista a la realizadora de "De Navío Ron y Chocolate"
Leer más en: http://www.ultimasnoticias.com.ve/contenedormultimedia/entrevista-a-la-realizadora-de--de-navio-ron-y-cho.aspx#ixzz2XmZgJJTQnavio-ron-y-cho.aspx#ixzz2XmYLpAzM
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