Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP

Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP del cual fue su Coordinador al inicio. GASTRONOMIA (del griego γαστρονομία)es el estudio de la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno.Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.Para mucha gente, el aprender a cocinar implica no solo encontrar una distracción o un pasatiempo cualquiera; pues cocinar (en un término amplio) es más que solo técnicas y procedimientos... es un arte, que eleva a la persona que lo practica y que lo disfruta. Eso es para mi la cocina, con mis obvias limitaciones para preparar diversos platillos, es una actividad que disfruto en todos sus pasos, desde elegir un vegetal perfecto, pasando por el momento en que especiamos la comida, hasta el momento en que me siento con los que amo a disfrutar del resultado, que no es otro más que ese mismo, disfrutar esta deliciosa actividad o con mis alumnos a transmitirles conocimientos que les permitirán ser ellos creadores de sus propios platos gracias a sus saberes llevados a sabores

jueves, 27 de junio de 2013

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que la obesidad alcanzó el grado de pandemia (no infecciosa) y que afecta a todos los países occidentales principalmente.

La pandemia de la obesidad en occidente

obesita2






La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que la obesidad alcanzó el grado de pandemia (no infecciosa) y que afecta a todos los países occidentales principalmente.
Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reveló que más del 50 por ciento de la población de sus países miembros padece sobrepeso, y que uno de cada seis es obeso.
Las cifras son aún mayores en Estados Unidos y México, donde uno de cada tres adultos tiene obesidad, según el diario español El País.
En España hay un dato especialmente preocupante: uno de cada tres menores de entre 13 y 14 años está por encima de su peso, un dato que la convirtió en el tercero de la OCDE con mayor sobrepeso infantil. Es alarmante, porque un niño gordo se convertirá, con toda probabilidad, en un adulto que sufra la obesidad.
Causas y consecuencias. El gasto sanitario de una persona con esta enfermedad se dispara un 25 por ciento. Y hasta el momento, nada de lo que se está haciendo parece solucionar el problema.
La OCDE sostiene que las políticas desarrolladas por los gobiernos para frenar la pandemia son "insuficientes". Los ministros de Sanidad de los países de esta organización analizarán el estudio a principios de octubre en París.
Mientras, los expertos proponen más educación, políticas sanitarias estrictas y medidas fiscales que graven los alimentos más dañinos. Sin un paquete de medidas completo, afirman, dos de cada tres personas pueden llegar a padecer obesidad en los próximos 10 años.
Las consecuencias serían muy graves económica y socialmente. "Las personas obesas mueren entre ocho y diez años antes que las que tienen un peso normal. Además, cada 15 kilos de más aumenta el riesgo de muerte temprana un 30 por ciento", señaló el economista especializado en sanidad y director del estudio de la OCDE La obesidad y la economía de la prevención, Franco Sassi.
Esta enfermedad está muchas veces acompañada de otras evitables como la diabetes, los problemas cardiovasculares o incluso algunos tipos de cáncer.
Además, agregó la OCDE, la obesidad es una enfermedad costosa. Los gastos de atención médica para personas obesas son, al menos, un 25 por ciento mayores que para gente de peso normal.


Fuente: La Voz del Interior
fast_food_pobreza.jpg

La obesidad siempre se ha considerado propia de países desarrollados y durante mucho tiempo se asoció al bienestar económico que permite comer en abundancia, sin embargo, estas asociaciones no son determinantes, sino que cada vez más en la actualidad se habla de la obesidad de la pobreza.
Es cada día más fácil identificar la presencia de obesidad en la población de nivel socioeconómico bajo y aunque los factores causantes y otros marcan diferencias, sabemos que en la actualidad, la obesidad no sólo es cuestión de ricos o individuos de mayor poder adquisitivo.
La obesidad en la pobreza puede deberse a la mala calidad de la dieta que concentra alimentos energéticos pero pobres en nutrientes saludables y sobre todo, escasa en vitaminas y minerales, por lo tanto, suele existir una obesidad con desnutrición oculta. Es decir, existe un exceso calórico que provoca elevada proporción de grasa en el organismo, pero al mismo tiempo existen carencias de calcio, hierro, cinc, vitamina C y otros micronutrientes.
Generalmente la obesidad en la pobreza se caracteriza por tener una baja talla y un elevado peso corporal, debido al pobre crecimiento que genera la mala calidad de la dieta. Asimismo, es frecuente que el adulto obeso de la pobreza haya sufrido desnutrición en la vida intrauterina, con bajo peso al nacer o bajo peso en la infancia, lo que condiciona a su cuerpo a ahorrar más y así, favorece el desarrollo de la obesidad en los años posteriores.
La obesidad en la pobreza viene condicionada por los métodos de cocción que se utilizan y la abundancia de hidratos y grasas que llenan pero no poseen todos los nutrientes que el cuerpo necesita. Se consumen escasas frutas y verduras, así como también, faltan proteínas completas por la pobre ingesta de lácteos y carnes de buena calidad.
En definitiva, la obesidad ya no es cuestión de tener dinero, sino que también existe una obesidad de la pobreza, con muchas diferencias respecto a la obesidad de la riqueza, pero que afecta igual al organismo debido al exceso de grasa que se presenta.
En Vitónica | Noticias sobre obesidad

Soluciones para la obesidad infantil

obesidad infantil.jpg
V.Argüello (*) y M. Giampaoletti (**) 
Especial

Estamos en presencia de un aumento del sobrepeso, entendiendo por esto la suma de pre-obesidad más obesidad propiamente dicha, y cuando esto se relaciona con los niños, merece nuestra mayor preocupación.

La obesidad expresa un desequilibrio energético de carácter positivo en el que se observa una ingesta excesiva, un consumo energético insuficiente o ambas situaciones. Esto se correlaciona con un índice de masa corporal mayor de 25 para la pre-obesidad y mayor de 30 para la obesidad propiamente dicha.

En Córdoba, la tasa de sobrepeso es del 29,3 por ciento para niños de hasta 5 años. Estos índices crecen hacia la pubertad y adolescencia.

Es probable que un niño obeso sea un adulto obeso en el futuro, o un individuo con mayores posibilidades de padecer otros trastornos a nivel alimentario, si no recibe tratamiento. Por otra parte, es sabido cómo la obesidad puede traer aparejadas enfermedades cardíacas, diabetes, hipertensión, hiperlipemia, hiperinsulinemia, entre otras.

Cuando nos planteamos la problemática de la obesidad infantil, nos enfrentamos a una serie de cuestiones asociadas a sus causas, consecuencias y posibles abordajes.

Con respecto a las causas, sabemos que esta patología puede responder a una serie de factores:

Genéticos - metabólicos.

Ambientales, vinculados al estilo de vida como el sedentarismo asociado en estos tiempos a la cantidad de horas que los niños pasan frente a la televisión y la computadora.

Dietéticos, dieta rica en grasas (comida chatarra).

Psicológicos, bajo nivel de autoestima, altos niveles de ansiedad, depresión y pasividad, conductas bulímicas.

Pensando en las posibles causas a nivel psicológico, solemos encontrarnos con niños obesos que aprenden a tomar la comida para llenar ciertos "vacíos" que suelen tener que ver con la falta de sostén, contención, afecto y la construcción de estilos de afrontamiento ineficaces. Se entiende por afrontamiento "aquellos esfuerzos cognitivos y comportamentales que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como desbordantes por el individuo.

La comida, entonces, viene a aliviar insatisfacciones, para calmar de este modo la angustia y la ansiedad. Están presentes dificultades para identificar emociones, no pudiendo distinguir hambre de saciedad, ni hambre de otras sensaciones o sentimientos. Algo a nivel psicológico no puede ser procesado, quedando atrapado en el cuerpo.

Por otra parte, vemos cómo al niño obeso suele costarle relacionarse, su autoestima está afectada, manifestando además inseguridad y retraimiento, asociado a la estigmatización y la marginación que sostiene a la obesidad como una de las últimas formas socialmente aceptada de prejuicio y hacia la cual se dirige el desprecio social.

Si a esto le sumamos el papel de los modelos socio-culturales de delgadez al que estamos expuestos, el niño obeso queda "fuera", siendo así discriminado.

Es por ello, que el tratamiento del niño obeso, y del obeso en general cualquiera sea su edad, debería contemplar un enfoque interdisciplinario incorporando lo médico, nutricional y psicológico, donde el papel de la familia sea fundamental. La familia debe entender la envergadura de lo que está sucediendo y acompañar al niño en su tratamiento. En tal sentido, la escuela también tiene un lugar, sobre todo a lo que prevención se refiere, promoviendo hábitos saludables y un espacio para la actividad física.

Se hace imprescindible por tanto ocuparnos de esta problemática. Seguramente el pediatra será, en este caso, quien pueda orientar a los padres y al niño. Las políticas de salud deberían contemplar una asistencia integral. Esperemos que la ley de obesidad sea prontamente promulgada.

(*) Lic. en Psicología.
(**) Médico Especialista en Psiquiatría. Ambos son integrantes del staff de Fundación Integritas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario