INSTITUTO NACIONAL DE NUTRICION DE VENEZUELA
Prensa INN.-Con la finalidad de generar respuestas ante el aumento de los índices de sobrepeso
y obesidad en la población venezolana, el Instituto Nacional de Nutrición (INN) retomó durante
el 2008 una de sus especialidades: la investigación de los problemas relacionados con l
a nutrición y la alimentación en el país.
Un equipo multidisciplinario de técnicos y especialistas de la Dirección de Investigaciones
Nutricionales se propuso realizar para el periodo 2008-2009 el primer Estudio Nacional
de Prevalencia de Sobrepeso y Obesidad y Factores Exógenos Condicionantes en la población
de 7 a 40 años de edad, que para el próximo mes de febrero iniciará su fase final en las
distintas entidades del territorio nacional.
Ahora bien, el debate sobre obesidad ha tomado fuerza en los últimos años en los distintos
escenarios sociales a escala internacional. De hecho, algunos especialistas se atreven a hablar de
la enfermedad bajo el término de “globesidad”, basados en las alarmantes cifras de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) que registran aproximadamente 1.600 millones de adultos
-mayores de quince años- con sobrepeso y, al menos, 400 millones de adultos obesos; y
estiman que para el año 2015, habrá alrededor de 2.300 millones de adultos con sobrepeso
y más de 700 millones con obesidad.
¿Sobrepeso u obesidad?
Es probable que se piense en ambas situaciones como sinónimos; sin embargo, existen
diferencias puntuales entre el sobrepeso y la obesidad. Se dice que una persona tiene sobrepeso
cuando su peso corporal es superior al normal, teniendo en cuenta la talla, constitución y
edad del individuo.
Asimismo, se entiende por obesidad al desequilibrio entre el ingreso y el gasto de calorías. Se
caracteriza por el exceso de grasa en el organismo y se presenta cuando el índice de masa
corporal en el adulto es mayor de 25 unidades. Evidentemente un sobrepeso que no sea tratado
a tiempo puede transformarse en una enfermedad crónica.
Venezuela entre países más obesos
De acuerdo al más reciente ranking de obesidad hecho por la OMS, Venezuela es el vigésimo
cuarto país “más gordo del planeta”, al ubicar en 65,2% a nuestra población mayor de
quince años con sobrepeso.
El aumento mundial de este “mal global” es atribuible a factores sociales, culturales y económicos,
tales como el sedentarismo cada vez más elevado de la mayoría de los empleos, los cambios
en los medios de transporte y en general la urbanización que cada vez aleja más a la población
de actividades físicas. Eso sumado a la modificación de la dieta diaria, con una tendencia
al aumento de alimentos ricos en carbohidratos, grasas y azúcares.
Nos relacionamos en ambientes que nos llevan directa o indirectamente a engordar. Por
ejemplo, los niños comen comidas chatarras porque les gusta el sabor y en muchos
casos las salidas a restaurantes donde se expenden esos productos se consideran una recompensa
por parte de sus padres por haber realizado alguna buena acción. En una fiesta de cumpleaños
infantil sobran los refrescos, algodones de azúcar, dulces y chucherías de todos los colores y
sabores. Hasta en el cine, principal lugar de entretenimiento para los citadinos reinan productos
ricos en calorías. Es prácticamente un pecado o causal de burla atreverse a pedir jugos por
refrescos; ensaladas por tequeños o pizzas por citar algunos ejemplos.
Algunos investigadores en endocrinología consideran que la comida chatarra, al contener
calorías vacías, es responsable del sobrepeso local. Preocupados por la gordura de los
venezolanos, han decidido hacer una propuesta a las autoridades nacionales, una ley contra
la comida chatarra. “Los médicos y nutricionistas estamos de acuerdo en cómo debería
ser un estilo de vida sano, pero poco podemos hacer mientras nuestros consejos compiten
con un comercial de beisbolistas tomando refrescos. Hasta a mí me provoca tomarme uno.
Imagínate a los niños que no entienden qué es un comercial y que también los admiran”,
considera el doctor Salomón Jakubowicz.
En ese sentido, considera que la mejor forma para que la industria de los alimentos
deje de ser “el villano causante de la obesidad es que los consumidores logren reconocer
cuáles alimentos son sanos y cuáles son comida chatarra. Leer las etiquetas nutricionales
no funciona porque es muy complicado entenderlas, por eso necesitamos una Ley contra l
a comida chatarra”, justifica el especialista en el portal web Guía de Venezuela (www.guia.com.ve).
Esta consideración resulta como plataforma para reflexionar si ¿el aumento de los
índices de sobrepeso y obesidad mundial viene de la mano con factores culturales? ¿A través de
una ley contra la comida chatarra se pudiera generar mayor control? ¿Qué otras acciones
pueden tomar a nivel micro y macro para mejorar dicha tendencia?
y obesidad en la población venezolana, el Instituto Nacional de Nutrición (INN) retomó durante
el 2008 una de sus especialidades: la investigación de los problemas relacionados con l
a nutrición y la alimentación en el país.
Nutricionales se propuso realizar para el periodo 2008-2009 el primer Estudio Nacional
de Prevalencia de Sobrepeso y Obesidad y Factores Exógenos Condicionantes en la población
de 7 a 40 años de edad, que para el próximo mes de febrero iniciará su fase final en las
distintas entidades del territorio nacional.
escenarios sociales a escala internacional. De hecho, algunos especialistas se atreven a hablar de
la enfermedad bajo el término de “globesidad”, basados en las alarmantes cifras de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) que registran aproximadamente 1.600 millones de adultos
-mayores de quince años- con sobrepeso y, al menos, 400 millones de adultos obesos; y
estiman que para el año 2015, habrá alrededor de 2.300 millones de adultos con sobrepeso
y más de 700 millones con obesidad.
Es probable que se piense en ambas situaciones como sinónimos; sin embargo, existen
diferencias puntuales entre el sobrepeso y la obesidad. Se dice que una persona tiene sobrepeso
cuando su peso corporal es superior al normal, teniendo en cuenta la talla, constitución y
edad del individuo.
caracteriza por el exceso de grasa en el organismo y se presenta cuando el índice de masa
corporal en el adulto es mayor de 25 unidades. Evidentemente un sobrepeso que no sea tratado
a tiempo puede transformarse en una enfermedad crónica.
De acuerdo al más reciente ranking de obesidad hecho por la OMS, Venezuela es el vigésimo
cuarto país “más gordo del planeta”, al ubicar en 65,2% a nuestra población mayor de
quince años con sobrepeso.
El aumento mundial de este “mal global” es atribuible a factores sociales, culturales y económicos,
tales como el sedentarismo cada vez más elevado de la mayoría de los empleos, los cambios
en los medios de transporte y en general la urbanización que cada vez aleja más a la población
de actividades físicas. Eso sumado a la modificación de la dieta diaria, con una tendencia
al aumento de alimentos ricos en carbohidratos, grasas y azúcares.
ejemplo, los niños comen comidas chatarras porque les gusta el sabor y en muchos
casos las salidas a restaurantes donde se expenden esos productos se consideran una recompensa
por parte de sus padres por haber realizado alguna buena acción. En una fiesta de cumpleaños
infantil sobran los refrescos, algodones de azúcar, dulces y chucherías de todos los colores y
sabores. Hasta en el cine, principal lugar de entretenimiento para los citadinos reinan productos
ricos en calorías. Es prácticamente un pecado o causal de burla atreverse a pedir jugos por
refrescos; ensaladas por tequeños o pizzas por citar algunos ejemplos.
calorías vacías, es responsable del sobrepeso local. Preocupados por la gordura de los
venezolanos, han decidido hacer una propuesta a las autoridades nacionales, una ley contra
la comida chatarra. “Los médicos y nutricionistas estamos de acuerdo en cómo debería
ser un estilo de vida sano, pero poco podemos hacer mientras nuestros consejos compiten
con un comercial de beisbolistas tomando refrescos. Hasta a mí me provoca tomarme uno.
Imagínate a los niños que no entienden qué es un comercial y que también los admiran”,
considera el doctor Salomón Jakubowicz.
deje de ser “el villano causante de la obesidad es que los consumidores logren reconocer
cuáles alimentos son sanos y cuáles son comida chatarra. Leer las etiquetas nutricionales
no funciona porque es muy complicado entenderlas, por eso necesitamos una Ley contra l
a comida chatarra”, justifica el especialista en el portal web Guía de Venezuela (www.guia.com.ve).
índices de sobrepeso y obesidad mundial viene de la mano con factores culturales? ¿A través de
una ley contra la comida chatarra se pudiera generar mayor control? ¿Qué otras acciones
pueden tomar a nivel micro y macro para mejorar dicha tendencia?
El problema de la obesidad en Venezuela
¿Por qué Venezuela se encuentra entre los países con mayores índices de obesidad en el mundo?
Por Alexis Correia | 17 de Febrero, 2010
Los reyes del “dulcito”
Según especialistas y ex víctimas, las razones para que Venezuela esté entre los 6 países con mayor porcentaje de obesos en el mundo son un tiro al suelo: la mala educación nutricional y el sedentarismo
Puesto 47 en el más reciente ranking mundial de la FIFA. Cuartos en la última Serie del Caribe de beisbol. Novenos entre los productores de petróleo. Segundos en títulos de Miss Universo con 6 coronas. A estos honores, Venezuela agrega ahora el puesto 6 entre los países con mayor índice de obesidad en el mundo entre los mayores de 15 años de edad (29,6%), escalafón que encabeza Kuwait, según un estudio revelado por la consultora Euromonitor International a finales de enero en Santiago de Chile.
Las cifras oficiales de obesidad —que no debe ser confundida con el más común sobrepeso, y que se obtiene cuando la división de kilos entre el cuadrado de la estatura en metros supera un resultado de 30— en Venezuela ocupan una dimensión nunca del todo conocida. El país no aportó datos para la más reciente medición del Grupo de Tarea Internacional contra la Obesidad (IOTF), y según otro estudio revelado en marzo de 2008 por la Organización Mundial de la Salud, 62,5% de los venezolanos sufre algún tipo de sobrepeso, lo que colocaría al país en la casilla 24 del mundo.
Bienvenidos al club de la pandemia que la revista National Geographic ha bautizado como “globesidad”, y que tiene explicación sencilla —una combinación de raciones de alimentos cada vez más grandes, pero de menor calidad nutricional, y sedentarismo, como imitación paradigmática del paradigma del modelo de vida de clase media de Estados Unidos, país con 38,7% de obesos según Euromonitor— pero solución improbable.
“A falta de un estudio serio e integral sobre la obesidad en Venezuela, sería irresponsable decir que hay un factor en especial que nos haga más obesos que en otros países, pero sin duda hay factores decisivos: no sólo en nuestro país, sino en toda América Latina, hay una falla grave de educación nutricional. Somos los reyes de los dulcitos, todos tenemos por lo menos un antojo de dulcitos cada día y ese es nuestro alimento favorito”, especula para Prodavinci.com Lesbia González Gutiérrez (www.nutricionconlesbia.com), ex presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Venezuela.
La especialista no descarta que exista un factor de estrés político o económico que incida en que los venezolanos recurran a una alimentación excesiva: “Es cierto, muchas personas arremeten contra la comida por alguna carencia emocional, pero puede decir con convencimiento, luego de 34 años de experiencia profesional, que aquí engordamos por no tener el hábito positivo de hacer 5 o hasta 6 comidas al día. Entonces llegamos a la hora del almuerzo o la cena desesperados, sin nivel de cordura o racionalidad alguna, con los niveles de insulina altísimos por falta de glucosa en la sangre, y lo primero que buscamos es lo que se saca fácilmente de la bolsita: el carbohidrato, el dulcito. Es más rápido agarrar un pedazo de pan que ir a la nevera y sancochar un huevo, o cocinar un pollo, o cortar un trozo de queso. Los carbohidratos ya están listos”.
De gordo a galán
El actor venezolano Alejandro Chabán, quien ha logrado el equivalente a un bestseller vernáculo con el libro De gordo a galán —en el que cuenta como pasó, de reventar las entrepiernas de sus pantalones con el grueso de sus muslos, a lucir hoy los llamados “chocolaticos”, vaya paradoja, en el abdomen—, indicó a Prodavinci.com las razones por las que cree que somos el sexto país con más obesos.
“Tenemos la costumbre cultural de celebrar o lamentar cualquier acontecimiento con comida y alcohol. Hay carencia de información sobre alimentación balanceada: cuando yo era niño, mi mamá me decía que una arepa con Diablitos era una cena ligera. Como somos un país con alto porcentaje de pobreza, es más económico cenar con pasta y arroz (carbohidratos) que una porción de proteínas como carne o pollo. Finalmente, la inseguridad y la inestabilidad propician que el venezolano prefiera quedarse en su casa jugando videojuegos que salir a la calle a trotar, caminar, montar bicicleta o hacer deporte. El estrés, el miedo, la inestabilidad y la incertidumbre quizás contribuyen a que nos desahoguemos con la comida. No lo digo yo, lo dicen los miles de compatriotas que se comunican conmigo por mi website (www.degordoagalan.com), Twitter oFacebook”, enumera Chabán.
“Voy a ponerme a sacar la cuenta de mis expedientes para tener una cifra exacta, pero puede decir que a un altísimo porcentaje de mis pacientes a los que le pregunto ¿qué fue lo que comiste el día anterior y lo que más te gustó?, responden: si no me como mi dulcito diario me siento mal”, vuelve a subrayar Lesbia González.
Todo para la licuadora
La mala nutrición es una causa de obesidad más determinante que la vida sedentaria (basta recordar el aserto de que somos lo que comemos), pero también hay que moverse. En su libroOtra manera de vivir (2005), centrado en las perversiones de la alimentación moderna, la célebre científica Jane Goodall coloca el ejemplo de tribus africanas como los Masai, cuya alimentación está basada en mantequilla, carne de cabra y sangre de vaca, pero que compensan un enorme consumo de grasas con la cantidad de kilómetros que recorren a pie cada día.
“Los carbohidratos son necesarios e indispensables, pero si a un niño lo alimentas con refrescos, chucherías y esos jugos de pote que tienen una cantidad impresionante de azúcar, y los pocos vegetales y frutas que consume se los metes en una licuadora —lo que les hace perder la fibra—, y además ese niño no hace ningún tipo de actividad física aparte de sentarse frente a una computadora, entonces lo vas a convertir en un obeso prematuro con una gran cantidad de grasa abdominal e hiperinsulinismo”, advierte la nutricionista Adriana Picariello, egresada de la UCV y autora de los libros Menú Light, quien cree que la introducción de la denominada fast food ha sido un componente crucial en el incremento de la obesidad en Venezuela. “Por otra parte, cada vez se licúa más todo, en vez de sentarse a comer con calma y de manera sana”, reitera.
El factor calor
Protagonista de uno de los cambios de figura más drásticos en la historia de la televisión venezolana luego de someterse a una cirugía de bypass gástrico para empequeñecer su estómago —“o me moría de obesidad o me moría haciéndome la operación, y elegí lo último”, cuenta—, la periodista Berenice Gómez, conductora del programa Los chismes de la Bicha en el canal RCTV Internacional, desconfía de los resultados de la medición de Euromonitor International, según su experiencia empírica.
“Yo dudo mucho que en Venezuela tengamos niveles de obesidad como los que he visto en Estados Unidos, Canadá o Europa”, dice quien, a los 57 años de edad, perdió 60 kilos en un semestre. “Sin embargo, sí tenemos un gran cinturón de sobrepeso en las zonas de Venezuela donde hay más calor: Zulia, el Oriente, Guayana. Son regiones donde se hace muy poco ejercicio y la gente toma mucha cerveza y jugos de fruta empaquetados”. Acerca de su evolución personal, Berenice agrega: “Todavía me siento muy extraña, inclusive alienada de mi propia familia, donde aún no reconocen el nuevo cuerpo en el que estoy metida. El bypass gástrico hizo que me convirtiera en una anoréxica natural, mi cuerpo ahora rechaza todo lo que engorda. Ningún otro método me funcionó para rebajar: no lo hice por estética, me operaba o me moría”.
Alejandro Chabán no sataniza ni a los carbohidratos ni a las cadenas de comida rápida: “Para superar la adicción a los carbohidratos la solución no es dejar comerlos, sino conocerlos y saber cuándo comerlos, porque las lágrimas que lloramos y los latidos que nos dan vida están hechos con la energía de los carbohidratos. En cuanto al fast food, es como un cuchillo: se puede usar para picar comida o para matar. No podemos desaparecer a cadenas como McDonald’s de la sociedad, son realidades diarias con las que lidiamos cada vez que vamos al cine o a un centro comercial. Los puedes usar para bien o para mal”, cuenta el actor, quien recuerda cuando era niño y sus padres le cerraban la nevera con un candado, y entonces él le pasaba dinero a la empleada de servicio para que le trajera empanadas clandestinas: “El cambio debe empezar por uno mismo, sin que te obliguen, y por sacrificar un placer a corto plazo (comer mal) por otro a largo plazo (un cuerpo armónico)”.
“Por supuesto que ha habido un notable incremento de los pacientes con sobrepeso y obesidad que recibo en mi consultorio de nutricionista”, concluye Lesbia González. “Quiero pensar que es por una razón positiva: los reportajes científicos en los medios de comunicación han contribuido a difundir que la obesidad es una enfermedad que causa severos daños y destruye el funcionamiento de órganos como el corazón”. Adriana Picariello insiste: “Parece mentira pero la solución es muy fácil: al menos 5 comidas al día con presencia equitativa de 5 tipos distintos de alimentos, entre ellos abundantes frutas y vegetales no licuados, sino masticados sin apresuramiento. Y al menos 30 minutos diarios de ejercicio moderado”. Tan cerca, pero tan lejos: una torta de chocolate dura unos pocos segundos en la boca y muchos años en el abdomen, pero como bien lo refleja la película Blueberry Nights, para muchos el mundo bien puede acabarse después de tan dulce suicidio a cuentagotas.
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