De la auyama se aprovecha todo
La flor, el fruto y las semillas se consumen y las hojas se usan para curar
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EDÉN VALERA | ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
sábado 30 de noviembre de 2013 12:00 AM
Originaria de América, la auyama (Cucurbita máxima de la familia Cucurbitácea) es una planta herbácea silvestre cultivada para aprovechamiento de frutos, hojas, flores y semillas.
Los registros más antiguos fueron hallados en Perú y datan de más de 6.000 a.C.; hace dos mil años ya era domesticada por la cultura mochica, en Perú. A finales del siglo XVI fue introducida en Europa. Hoy se cultiva extensamente en regiones templadas y subtropicales de todo el mundo.
Se le conoce como zapallo y calabaza, la planta tiene tallos trepadores, flores amarillas o anaranjadas, el fruto es una baya esférica de color verde opalescente a naranja intenso, la pulpa de color amarillo-anaranjado es densa, textura firme, sabor dulce, con un aroma especial y contiene numerosas semillas lisas con una pulpa blanca y comestible que tostadas son las conocidas pipas.
Se reproduce fácilmente por semillas y depende en gran medida de la polinización de las abejas para dar fruto; prefiere suelos ligeros, bien drenados, arenosos y húmedos; no resiste heladas ni sequías aunque tolera bien temperaturas muy cálidas y frías; se cosecha seis meses después de plantada.
Al elegir la auyama se debe comprobar que la cáscara esté firme, sin partes blandas y si mantienen el tallo es mejor; la pulpa debe ser firme, seca y opaca; y cuanto mayor es el tamaño, más dulce es su sabor.
El fruto se conserva hasta seis meses en buen estado si tiene condiciones adecuadas de luz, temperatura y humedad.
Contiene calcio, sodio, magnesio, zinc, hierro, potasio, fósforo, vitaminas A, C y B, fibra soluble y betacaroteno; además, las semillas son ricas en carbohidratos, aminoácidos, ácidos grasos insaturados, vitaminas del complejo A, K, C, B, E y D y aportan calcio, potasio, niacina y fósforo. Los principales productores son India, China, Ucrania, Egipto, México, Argentina, Turquía, Italia y Chile.
Otros usos
La auyama se cultiva fundamentalmente por su uso en la gastronomía y por sus propiedades medicinales. Se utiliza en la preparación de sopas, cremas, tortas, dulces y ensaladas, entre otros platos.
Las flores, ricas y nutritivas, se pueden comer crudas en ensaladas, cocinadas al vapor, y forman parte de las cocinas tradicionales de Italia y México, donde la usan en tamales, tortitas, quesadillas y sopas.
La infusión de dos hojas hervida en seis tazas de agua, colada, endulzada con miel y tomada dos veces al día puede reducir la fiebre y combatir la diarrea. Los cataplasmas de hojas se usan contra la sarna.
La auyama es muy fácil de digerir; da sensación de saciedad; aporta pocas calorías; y sus betacarotenos se transforman en vitamina A en el organismo, lo cual ayuda a la visión y mantiene sana la piel. Además, fortalece el sistema inmunológico pues ayuda a formar anticuerpos y a producir glóbulos rojos y blancos y elimina las mucosidades en los pulmones y la garganta.
Aplicar cataplasmas de la pulpa cruda machacada sirve contra quemaduras y picaduras de insectos.
Comer una taza diaria de semillas tostadas por cinco días combate los parásitos; así como también dos cucharadas de semillas hervidas en dos tazas de agua y reducida a la mitad. Consumir en ayunas una cucharada diaria de semillas evita que se agrande la próstata.
Beber en ayunas por nueve días la infusión colada de un puñado de semillas en un litro de agua, hervida durante algunos minutos, sirve para prevenir y combatir los síntomas ocasionados por el cáncer.
Es ideal para diabéticos pues regula el azúcar en sangre y por su alto contenido de mucílagos protege la mucosa del estómago y evita la acidez y gastritis. Por su efecto laxante, no se aconseja para quienes sufren de colon irritable.
Forma parte importante de los rituales del Día de los Muertos de México y Guatemala y en la fiesta de Halloween de Estados Unidos de América.
Una auyama entera se usa como protección contra las energías negativas en viviendas, industrias y comercios.
Por su bajo aporte calórico, se recomienda su consumo en las dietas de adelgazamiento CORTESÍA
Los registros más antiguos fueron hallados en Perú y datan de más de 6.000 a.C.; hace dos mil años ya era domesticada por la cultura mochica, en Perú. A finales del siglo XVI fue introducida en Europa. Hoy se cultiva extensamente en regiones templadas y subtropicales de todo el mundo.
Se le conoce como zapallo y calabaza, la planta tiene tallos trepadores, flores amarillas o anaranjadas, el fruto es una baya esférica de color verde opalescente a naranja intenso, la pulpa de color amarillo-anaranjado es densa, textura firme, sabor dulce, con un aroma especial y contiene numerosas semillas lisas con una pulpa blanca y comestible que tostadas son las conocidas pipas.
Se reproduce fácilmente por semillas y depende en gran medida de la polinización de las abejas para dar fruto; prefiere suelos ligeros, bien drenados, arenosos y húmedos; no resiste heladas ni sequías aunque tolera bien temperaturas muy cálidas y frías; se cosecha seis meses después de plantada.
Al elegir la auyama se debe comprobar que la cáscara esté firme, sin partes blandas y si mantienen el tallo es mejor; la pulpa debe ser firme, seca y opaca; y cuanto mayor es el tamaño, más dulce es su sabor.
El fruto se conserva hasta seis meses en buen estado si tiene condiciones adecuadas de luz, temperatura y humedad.
Contiene calcio, sodio, magnesio, zinc, hierro, potasio, fósforo, vitaminas A, C y B, fibra soluble y betacaroteno; además, las semillas son ricas en carbohidratos, aminoácidos, ácidos grasos insaturados, vitaminas del complejo A, K, C, B, E y D y aportan calcio, potasio, niacina y fósforo. Los principales productores son India, China, Ucrania, Egipto, México, Argentina, Turquía, Italia y Chile.
Otros usos
La auyama se cultiva fundamentalmente por su uso en la gastronomía y por sus propiedades medicinales. Se utiliza en la preparación de sopas, cremas, tortas, dulces y ensaladas, entre otros platos.
Las flores, ricas y nutritivas, se pueden comer crudas en ensaladas, cocinadas al vapor, y forman parte de las cocinas tradicionales de Italia y México, donde la usan en tamales, tortitas, quesadillas y sopas.
La infusión de dos hojas hervida en seis tazas de agua, colada, endulzada con miel y tomada dos veces al día puede reducir la fiebre y combatir la diarrea. Los cataplasmas de hojas se usan contra la sarna.
La auyama es muy fácil de digerir; da sensación de saciedad; aporta pocas calorías; y sus betacarotenos se transforman en vitamina A en el organismo, lo cual ayuda a la visión y mantiene sana la piel. Además, fortalece el sistema inmunológico pues ayuda a formar anticuerpos y a producir glóbulos rojos y blancos y elimina las mucosidades en los pulmones y la garganta.
Aplicar cataplasmas de la pulpa cruda machacada sirve contra quemaduras y picaduras de insectos.
Comer una taza diaria de semillas tostadas por cinco días combate los parásitos; así como también dos cucharadas de semillas hervidas en dos tazas de agua y reducida a la mitad. Consumir en ayunas una cucharada diaria de semillas evita que se agrande la próstata.
Beber en ayunas por nueve días la infusión colada de un puñado de semillas en un litro de agua, hervida durante algunos minutos, sirve para prevenir y combatir los síntomas ocasionados por el cáncer.
Es ideal para diabéticos pues regula el azúcar en sangre y por su alto contenido de mucílagos protege la mucosa del estómago y evita la acidez y gastritis. Por su efecto laxante, no se aconseja para quienes sufren de colon irritable.
Forma parte importante de los rituales del Día de los Muertos de México y Guatemala y en la fiesta de Halloween de Estados Unidos de América.
Una auyama entera se usa como protección contra las energías negativas en viviendas, industrias y comercios.
Por su bajo aporte calórico, se recomienda su consumo en las dietas de adelgazamiento CORTESÍA
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