10 años haciendo comida de Navidad para los necesitados
En una iglesia de Los Frailes se preparan y reparten viandas entre los indigentes
La parroquia San José Obrero, en Los Frailes de Catia, es el motor que mueve toda la iniciativa KISAÍ MENDOZA
JAVIER BRASSESCO | EL UNIVERSAL
domingo 15 de diciembre de 2013
Cada 24 de diciembre al mediodía, desde la parroquia San José Obrero, en los Frailes de Catia (orden de los Carmelitas Descalzos), salen varios vehículos repletos de viandas navideñas y cada cual tiene asignada una ruta, un destino, bien sea Los Caobos, la avenida Libertador, el centro, Propatria o la avenida San Martín. El objetivo: entregar una cena navideña a los indigentes, a los más necesitados de la ciudad.
Desde hace diez años se viene celebrando esta iniciativa, que tiene su epicentro en la parroquia. Es allí donde se hacen los preparativos para lograr hacer la mayor cantidad posible de viandas (que incluye una hallaca, pan de jamón, ensalada de gallina, pernil si hay suerte y algún dulce), y a cargo de los mismos está el padre Cristóbal Domínguez de Jorge.
En esta actividad participan unas treinta personas de la comunidad y cada año se busca la colaboración de empresas privadas, que suelen colaborar bien sea con dinero o con especies. La Central Madeirense, por ejemplo, donó este año 16 kilos de carne y ocho de pollo, pero también han contado con la ayuda de empresas como Fidens Service o Fertiquin.
Domínguez explica que los donativos se consiguen a través de vecinos que trabajan en estas empresas y que llevan allí una carta escrita por la parroquia en donde se explica en qué consiste esta iniciativa y se pide alguna colaboración.
También entre los días 22 y 23 de diciembre los voluntarios hacen lo que llaman una "batida" por los alredores de la iglesia, pidiendo casa por casa una donación de una hallaca o de un pequeño bono equivalente a diez, veinte o treinta bolívares: "La idea es que toda la comunidad se vaya involucrando, despertar y apelar a la sensibilidad social que existe en cada uno de nosotros", dice el padre.
Aunque la parroquia es el centro de esta actividad, la misma nació a partir de un vecino que todavía sigue ligado a la misma. En 2004 William Rodríguez explica que quería compartir con los más necesitados algo de lo que Dios le había dado, y tuvo la idea de hacer, junto con su esposa, unas 30 comidas para los indigentes. Empezó a hablar con sus amigos y de treinta se pasó a doscientas, que repartieron ese mismo año.
Ya al año siguiente la parroquia (en donde por entonces estaba el padre Vicente de la Torre) se involucró en esta actividad y todas las actividades empezaron a coordinarse allí.
Este año han tenido que vencer un obstáculo imprevisto: la escasez de insumos. Pero garantizan que harán unas 400 comidas. "Todo terminará por conseguirse, ni Dios ni nosotros abandonaremos a nuestros hermanos de la calle", dice con confianza el padre Cristóbal.
Desde hace diez años se viene celebrando esta iniciativa, que tiene su epicentro en la parroquia. Es allí donde se hacen los preparativos para lograr hacer la mayor cantidad posible de viandas (que incluye una hallaca, pan de jamón, ensalada de gallina, pernil si hay suerte y algún dulce), y a cargo de los mismos está el padre Cristóbal Domínguez de Jorge.
En esta actividad participan unas treinta personas de la comunidad y cada año se busca la colaboración de empresas privadas, que suelen colaborar bien sea con dinero o con especies. La Central Madeirense, por ejemplo, donó este año 16 kilos de carne y ocho de pollo, pero también han contado con la ayuda de empresas como Fidens Service o Fertiquin.
Domínguez explica que los donativos se consiguen a través de vecinos que trabajan en estas empresas y que llevan allí una carta escrita por la parroquia en donde se explica en qué consiste esta iniciativa y se pide alguna colaboración.
También entre los días 22 y 23 de diciembre los voluntarios hacen lo que llaman una "batida" por los alredores de la iglesia, pidiendo casa por casa una donación de una hallaca o de un pequeño bono equivalente a diez, veinte o treinta bolívares: "La idea es que toda la comunidad se vaya involucrando, despertar y apelar a la sensibilidad social que existe en cada uno de nosotros", dice el padre.
Aunque la parroquia es el centro de esta actividad, la misma nació a partir de un vecino que todavía sigue ligado a la misma. En 2004 William Rodríguez explica que quería compartir con los más necesitados algo de lo que Dios le había dado, y tuvo la idea de hacer, junto con su esposa, unas 30 comidas para los indigentes. Empezó a hablar con sus amigos y de treinta se pasó a doscientas, que repartieron ese mismo año.
Ya al año siguiente la parroquia (en donde por entonces estaba el padre Vicente de la Torre) se involucró en esta actividad y todas las actividades empezaron a coordinarse allí.
Este año han tenido que vencer un obstáculo imprevisto: la escasez de insumos. Pero garantizan que harán unas 400 comidas. "Todo terminará por conseguirse, ni Dios ni nosotros abandonaremos a nuestros hermanos de la calle", dice con confianza el padre Cristóbal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario