Deseos de papás cocineros
Tres apasionados de los fogones confiesan cuál sería su mejor regalo
GIULIANA CHIAPPE | EL UNIVERSAL
sábado 14 de junio de 2014 12:00 AM
Juan Diego tiene ocho años y le encanta pelar ajo y desgranar guisantes. También sabe separar la yema de la clara ayudándose con una botella plástica, tal como vio en Youtube.
Su pasión por la cocina la heredó, y la comparte, con su papá, el cocinero Carlos Oropeza. Aunque es pequeño, ya participa activamente en el mise en place de los platos que se preparan con la marca Coma en casa, mantuano bajo cero que dirige su papá.
Para Carlos, el mejor regalo por el Día del Padre es esa pasión culinaria que revela Juan Diego. Pero, si le dan la posibilidad de escoger algo más, lo que quiera, el obsequio se mediría en metros cuadrados: Más espacio para su cocina.
"Yo lo que quiero es más metros para mi cocina, para poder colocarle toda la tecnología que quisiera, para poder crear y cocinar más. Y no me refiero sólo a geeks culinarios. También quisiera instalar un súperequipo de música, pues es lo que me ayuda a inspirarme", dice Oropeza, quien, además de cocinero, es arquitecto y diseñador gráfico.
Con sus propias manitos
Ronald Gutmann inspira y expira Colonia Tovar. Se crió en este pueblo de montaña fundado por colonos alemanes e, impulsado por su padre, se formó en fogones internacionales para mejorar la propuesta culinaria coloniera.
Hoy impulsa las actividades gastronómicas y turísticas de Colonia Tovar, como el carnaval, ferias navideñas y el Oktoberfest. Los logros son muchos y los contempla con satisfacción. Sin embargo, el regalo que nada supera, y que es lo que más desea para este Día del Padre es "una manualidad hecha por mi hija, que desprenda el cariño y el amor que ambos nos tenemos".
Lazos de chocolate
Los lazos que unen a Brian Van denbroucke con sus niños Stella y Marcel, son los más aromáticos y dulces que puedan existir: están hechos de chocolate.
Brian es el chef chocolatero de La Praline, y heredó el negocio de su padre, Ludo. Así, Stella y Marcel aprendieron a reconocer, desde muy niños, un buen chocolate con sólo morderlo y escuchar el "tac" entre los dientes, que es de buena calidad si se derrite en contacto con el cuerpo y que, si no brilla, no está en su punto. La dulzura es una constante en esa familia y quizás por eso es que el mejor regalo, para Brian, es estar más tiempo con ellos.
"Para mí, el regalo perfecto por el Día del Padre comenzaría con una escapada junto a mi esposa Rosermy e hijos a la playa, después una rica cena y, para hacer la jornada perfecta, ¡ver todos juntos un bien partido de futbol!", dice.
Su pasión por la cocina la heredó, y la comparte, con su papá, el cocinero Carlos Oropeza. Aunque es pequeño, ya participa activamente en el mise en place de los platos que se preparan con la marca Coma en casa, mantuano bajo cero que dirige su papá.
Para Carlos, el mejor regalo por el Día del Padre es esa pasión culinaria que revela Juan Diego. Pero, si le dan la posibilidad de escoger algo más, lo que quiera, el obsequio se mediría en metros cuadrados: Más espacio para su cocina.
"Yo lo que quiero es más metros para mi cocina, para poder colocarle toda la tecnología que quisiera, para poder crear y cocinar más. Y no me refiero sólo a geeks culinarios. También quisiera instalar un súperequipo de música, pues es lo que me ayuda a inspirarme", dice Oropeza, quien, además de cocinero, es arquitecto y diseñador gráfico.
Con sus propias manitos
Ronald Gutmann inspira y expira Colonia Tovar. Se crió en este pueblo de montaña fundado por colonos alemanes e, impulsado por su padre, se formó en fogones internacionales para mejorar la propuesta culinaria coloniera.
Hoy impulsa las actividades gastronómicas y turísticas de Colonia Tovar, como el carnaval, ferias navideñas y el Oktoberfest. Los logros son muchos y los contempla con satisfacción. Sin embargo, el regalo que nada supera, y que es lo que más desea para este Día del Padre es "una manualidad hecha por mi hija, que desprenda el cariño y el amor que ambos nos tenemos".
Lazos de chocolate
Los lazos que unen a Brian Van denbroucke con sus niños Stella y Marcel, son los más aromáticos y dulces que puedan existir: están hechos de chocolate.
Brian es el chef chocolatero de La Praline, y heredó el negocio de su padre, Ludo. Así, Stella y Marcel aprendieron a reconocer, desde muy niños, un buen chocolate con sólo morderlo y escuchar el "tac" entre los dientes, que es de buena calidad si se derrite en contacto con el cuerpo y que, si no brilla, no está en su punto. La dulzura es una constante en esa familia y quizás por eso es que el mejor regalo, para Brian, es estar más tiempo con ellos.
"Para mí, el regalo perfecto por el Día del Padre comenzaría con una escapada junto a mi esposa Rosermy e hijos a la playa, después una rica cena y, para hacer la jornada perfecta, ¡ver todos juntos un bien partido de futbol!", dice.
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