Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP

Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP del cual fue su Coordinador al inicio. GASTRONOMIA (del griego γαστρονομία)es el estudio de la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno.Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.Para mucha gente, el aprender a cocinar implica no solo encontrar una distracción o un pasatiempo cualquiera; pues cocinar (en un término amplio) es más que solo técnicas y procedimientos... es un arte, que eleva a la persona que lo practica y que lo disfruta. Eso es para mi la cocina, con mis obvias limitaciones para preparar diversos platillos, es una actividad que disfruto en todos sus pasos, desde elegir un vegetal perfecto, pasando por el momento en que especiamos la comida, hasta el momento en que me siento con los que amo a disfrutar del resultado, que no es otro más que ese mismo, disfrutar esta deliciosa actividad o con mis alumnos a transmitirles conocimientos que les permitirán ser ellos creadores de sus propios platos gracias a sus saberes llevados a sabores

domingo, 15 de junio de 2014

Siempre por la calle Colombia, la antigua Calle Real, cruzamos en la avenida Farriar para dirigirnos al emblemático restaurant Caballo Blanco de Don Cosimo Natale que está cumpliendo medio siglo

En El Caballo Blanco

Siempre por la calle Colombia, la antigua Calle Real, cruzamos en la avenida Farriar para dirigirnos al emblemático restaurant Caballo Blanco. Fuimos solos para que no nos interrumpieran el recuerdo a nuestra querida Marbella Jiménez, quien nos llevó a ese mágico lugar el primer día que llegamos a El Carabobeño. Don Cosimo Natale, especie de “maitre d'hotel” con toda la gentileza de los napolitanos y su hija Renata nos reciben con alegría, nos felicitan y nos invitan a disfrutar de su auténtica mesa en la que no faltan la sopa de pasta o arroz, los clásicos espaguetis al pesto, Boloña y Nápoles; envoltinos en salsa, bistec a la pizzaiola, bistec de hígado encebollado, salchichas fritas con macarrones, atún con encurtidos, pollo horneado, milanesa a la parmesana y mozarella con encurtidos. Una cocina auténtica, sin las pretensiones de esos disparates que llaman cocina fusión o la que hacen cualquier cocinero que se hace llamar chef.

El Caballo Blanco está cumpliendo medio siglo y es asombroso que su recinto -una casa colonial- no haya sufrido transformaciones en su decoración: las mismas cortinas estampadas, las mismas sillas y mesas de madera sin labrar, cubiertas por manteles de hule, en el corredor; las frondosas plantas del jardín interior. El ambiente de silencio -locación perfecta para filmar una película de comienzos de los años 60- nos conmueve y entristece pensando en que la querida amiga se haya ido tan temprano sin darnos tiempo a celebrar nuestro doctorado que tanto habríamos disfrutado recordando tantas anécdotas que convivimos y que forman parte de la historia del periodismo valenciano en el último medio siglo.

La melancolía nos invadió y, a pesar de que somos duros de llorar, sentimos que se nos humedecieron los ojos y se nos apretó el pecho estando tan solo en aquél lugar mítico. De repente, tuvimos la sensación de que nos quedamos dormidos y nos pusimos a soñar con nuestro amigo el artista Oswaldo Vigas, cuando vimos a un señor idéntico a él, cuando estaba más joven. Para cerciorarnos de que estábamos despiertos le preguntamos: ¿usted es familia de Oswaldo Vigas? No, pero siempre me hacen esa pregunta, respondió.

Conversamos un largo rato de mesa a mesa. Y, cuando fuimos a cancelar la cuenta, Renata nos dice, sañalando a la mesa: el señor Pedro Sereno dijo que usted es su invitado. Don Cosimo, con tono apesadumbrado, agrega “¡que broma!, yo quería invitarle. Será para la próxima”.

Damos las gracias a nuestro nuevo amigo y salimos a concluir el recorrido en la clínica Guerra Méndez donde, nuestro amigo Rafael Enrique Casal, se encuentra hospitalizado recuperándose de salud. Regresamos a El Carabobeño donde nos esperaba un montón de notas por redactar, como lo hacemos desde hace mucho más de cuatro décadas. Todo sigue igual, nada ha cambiado .

Tomado de: Alfredo Fermín / Hoy y Después en Valencia El Carabobeño 09/06/2014 | 

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