Mala nutrición de la madre incide en los genes del bebé
La mala nutrición es capaz de alterar la expresión genética de tal manera que llega a "apagar" genes. Esto significa que, aunque el gen está allí, no se manifiesta como debería ser.
La nutrición de las embarazadas es fundamental para el bebé (Archivo)
GIULIANA CHIAPPE | EL UNIVERSAL
jueves 5 de junio de 2014 09:54 AM
Ya se sabe que la mala nutrición de una futura madre genera problemas de desarrollo físico y neurológico en el bebé. Pero una reciente investigación ha dado pistas sobre lo mucho que incide: la falta de nutrientes puede impactar en los genes del niño.
La médico venezolana Berdjouhi Tsouroukdissian analizó un estudio publicado el 29 de abril en Nature Communications realizado por un grupo de científicos estadounidenses e ingleses, que determinó la relación entre la alimentación de la madre y la genética del bebé. La mala nutrición es capaz de alterar la expresión genética de tal manera que llega a "apagar" genes. Esto significa que, aunque el gen está allí, no se manifiesta como debería ser.
"Los científicos han tratado de dilucidar los efectos que tiene el estado nutricional de la mujer durante el período previo a la concepción y al comienzo del embarazo en la estructura del ADN de sus hijos. Pero es evidente que no sería correcto ni ético hacer ensayos de dietas con restricción calórica y de nutrientes en embarazadas por lo que una de las alternativas es la de estudiar poblaciones sometidas a cambios en la disponibilidad de alimentos", explica Tsouroukdissian en un trabajo escrito para www.miradorsalud.com.
El estudio publicado en Nature Communications se realizó en Gambia, entre mujeres de una población rural que suele alimentarse de cultivos propios y que cambia drásticamente su esquema nutricional dos veces al año, según sea época de sequía o de lluvia.
En ese lugar de África, la época de lluvia es conocida como "la estación del hambre" y la dieta es baja en calorías derivadas de las proteínas, aunque con mayor disponibilidad de hortalizas y vegetales de hojas verdes, ricas en ácido fólico. Pues los científicos descubrieron que los nenes concebidos en esos meses presentan modificaciones estructurales en seis genes. Los cambios son de tipo epigenético, es decir, de expresión. En algunos casos, estos cambios llegan a "silenciar" el gen, a "apagarlo".
"El ADN tiene instrucciones para que las células del organismo humano produzcan variedad de proteínas con diferentes funciones como las enzimas o los factores de crecimiento. Por ejemplo, si un gen está 'silenciado', no produce la proteína que corresponde", expresa.
Para Tsouroukdissian, esta investigación es la primera demostración en humanos de que el bienestar nutricional de una madre en el momento de la concepción puede cambiar la expresión de los genes de su hijo.
Estudios anteriores ya habían confirmado que la inadecuada nutrición de la madre eleva los riesgos de salud en el bebé. Según análisis realizados en niños concebidos en la zona agrícola de Holanda occidental, durante la "época de hambruna" de 1944, además de bajo peso al nacer, presentaron trastornos del desarrollo y mayor incidencia, en la edad adulta, de diabetes tipo 2, obesidad, enfermedad cardiovascular y cáncer.
"Estudios previos han demostrado que el ácido fólico juega un papel importante en la prevención de los defectos que se producen en las etapas tempranas del desarrollo del tubo neural del feto como, por ejemplo, espina bífida y otra investigación, publicada en Journal of the American Medical Association en febrero de 2013, encontró que las mujeres que tomaban suplementos de ácido fólico cuatro semanas antes de quedar embarazadas y en los dos primeros meses de la gestación reducían hasta 40% las probabilidades de que sus hijos desarrollaran autismo", explica Tsouroukdissian.
La médico venezolana Berdjouhi Tsouroukdissian analizó un estudio publicado el 29 de abril en Nature Communications realizado por un grupo de científicos estadounidenses e ingleses, que determinó la relación entre la alimentación de la madre y la genética del bebé. La mala nutrición es capaz de alterar la expresión genética de tal manera que llega a "apagar" genes. Esto significa que, aunque el gen está allí, no se manifiesta como debería ser.
"Los científicos han tratado de dilucidar los efectos que tiene el estado nutricional de la mujer durante el período previo a la concepción y al comienzo del embarazo en la estructura del ADN de sus hijos. Pero es evidente que no sería correcto ni ético hacer ensayos de dietas con restricción calórica y de nutrientes en embarazadas por lo que una de las alternativas es la de estudiar poblaciones sometidas a cambios en la disponibilidad de alimentos", explica Tsouroukdissian en un trabajo escrito para www.miradorsalud.com.
El estudio publicado en Nature Communications se realizó en Gambia, entre mujeres de una población rural que suele alimentarse de cultivos propios y que cambia drásticamente su esquema nutricional dos veces al año, según sea época de sequía o de lluvia.
En ese lugar de África, la época de lluvia es conocida como "la estación del hambre" y la dieta es baja en calorías derivadas de las proteínas, aunque con mayor disponibilidad de hortalizas y vegetales de hojas verdes, ricas en ácido fólico. Pues los científicos descubrieron que los nenes concebidos en esos meses presentan modificaciones estructurales en seis genes. Los cambios son de tipo epigenético, es decir, de expresión. En algunos casos, estos cambios llegan a "silenciar" el gen, a "apagarlo".
"El ADN tiene instrucciones para que las células del organismo humano produzcan variedad de proteínas con diferentes funciones como las enzimas o los factores de crecimiento. Por ejemplo, si un gen está 'silenciado', no produce la proteína que corresponde", expresa.
Para Tsouroukdissian, esta investigación es la primera demostración en humanos de que el bienestar nutricional de una madre en el momento de la concepción puede cambiar la expresión de los genes de su hijo.
Estudios anteriores ya habían confirmado que la inadecuada nutrición de la madre eleva los riesgos de salud en el bebé. Según análisis realizados en niños concebidos en la zona agrícola de Holanda occidental, durante la "época de hambruna" de 1944, además de bajo peso al nacer, presentaron trastornos del desarrollo y mayor incidencia, en la edad adulta, de diabetes tipo 2, obesidad, enfermedad cardiovascular y cáncer.
"Estudios previos han demostrado que el ácido fólico juega un papel importante en la prevención de los defectos que se producen en las etapas tempranas del desarrollo del tubo neural del feto como, por ejemplo, espina bífida y otra investigación, publicada en Journal of the American Medical Association en febrero de 2013, encontró que las mujeres que tomaban suplementos de ácido fólico cuatro semanas antes de quedar embarazadas y en los dos primeros meses de la gestación reducían hasta 40% las probabilidades de que sus hijos desarrollaran autismo", explica Tsouroukdissian.
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