Panaderías cubren pérdidas de canilla con productos más caros
Los dueños de negocios han ingeniado formas para obtener ingresos adicionales como el pan siciliano, que algunos consumidores ven como una forma de salirse de la regulación
Las panaderías expandieron su negocio para sobrevivir. Con la regulación sobre el precio del pan tipo canilla trabajaban a pérdida e ingeniaron formas para obtener ingresos adicionales como la venta de panes con ingredientes artesanales o el aumento de otros rubros.
El kilo del pan está regulado en 5,52 bolívares cuando los costos de producción rondan los 9 bolívares. “Es imposible sacar ganancias”, afirmó Juan Crespo, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Industria de la Harina.
Desde hace un tiempo, la situación obligó a las panaderías a elaborar productos que en el pasado no hacían como pan de mantequilla, guayaba, queso o integral con ingredientes adicionales como el afrecho, la avena y el ajonjolí para contribuir con la salud del consumidor.
La diferencia es que tienen precios variados. Mientras una canilla se consigue en 4 bolívares, una barra de medio kilo de un pan lleno de proteínas alcanza 30 bolívares.
Tomás Ramos, presidente de la Federación Venezolana de Industriales de la Panificación y Afines, informó que las pérdidas se subsidian con otros productos. “También es cierto que el Ejecutivo no ha evaluado los precios bajo regulación y ha permitido a las panaderías cobrar de más porque el desfase de la canilla llega a 315% en 14 años”.
Clara Martínez, que atiende la caja registradora de una panadería en el este de Caracas, afirmó que compensan las pérdidas con panes fuera de la regulación como el campesino, que se vende en 10 bolívares; el sobado o el gallego, que está en 12 bolívares.
Crespo añadió que en el resto de los casos se aplica la ley de la oferta y la demanda. “Quien quiera un cachito o un minilunch no puede exigir un precio bajo, porque está fuera de regulación. La mayoría de las panaderías sobrevive con la venta de productos de lujo. Quien gana salario mínimo no tiene capacidad para comer esos rubros”, expresó.
En un recorrido por varias panaderías se observó un pan “tipo siciliano”, que se vende en 7 bolívares, pues es elaborado con otra clase de harina. “Es solo una forma de venderlo más caro que el regulado”, criticó un comprador al salir.
La realidad es que el saco de harina de trigo de 45 kilos cuesta 410 bolívares, un aumento de 61% desde que comenzó el año cuando estaba en 254 bolívares.
Hacia el oeste de la ciudad, una panadería especializada en otros rellenos también abre su negocio a panes más caros, pero cuyo consumo no es diario. Se trata de presentaciones con queso o guayaba, dijo José Jiménez a la salida del negocio. Una vez adentro se veían precios entre 15 y 25 bolívares.
A una cuadra, una panadería remodeló su estructura para dedicarse a la pastelería por ser más rentable. En sus estantes continúan viéndose panes como el gallego en 20 bolívares.
Aumento con patas cortas. Recientemente fue difundido un punto de cuenta según el cual el pan de trigo pasaría de 5,52 bolívares a 9,27 bolívares, un incremento de 68%.
El pan tipo canilla ha registrado una inflación de 103,1% en un año, según cifras del Cendas. Cuando una persona iba a una panadería en mayo de 2012 y pedía una canilla pagaba 2,56 bolívares, pero ahora subió hasta 5,20 bolívares.
Los consumidores consultados veían con desconfianza la posibilidad de un aumento de tal magnitud, sin embargo creen que pondría su precio real a la canilla y normalizará la situación de su comercialización.
La petición de Ramos es que la propuesta se estudie con el sector. “La propuesta es revisar los precios trimestralmente y así el impacto no sea tan grande”.
Una salida al diálogo
Buscan alternativas laborales
La Ley Orgánica del Trabajo ha mellado en las panaderías que se ven imposibilitadas de contratar más personal por los días libres que impone la legislación. “Se busca beneficiar al trabajador sin que se interrumpa la cadena”, señaló Tomás Ramos, presidente de Fevipan.
Indicó que ya hay una petición formal en el Ministerio del Trabajo para intentar una salida al asunto a través del diálogo. Algunas panaderías comenzaron a cerrar los sábados y domingos.
Para sobrevivir los dueños optaron por poner a sus familiares a trabajar los dos días, relató Juan Crespo, de Fetraharina, sin embargo económicamente han visto desmejorado beneficios como los bonos o las vacaciones. Otra opción ha sido utilizar los días libres para mantenimiento, limpieza, fumigación o la compra de materia prima.
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