Las espinacas sí nos hacen
más fuertes
Sus nitratos naturales fortalecen las mitocondrias musculares
Las incluyen en las dietas de adelgazamiento, por su ausencia casi total de grasas CORTESÍA
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SERENELLA ROSAS | ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL
sábado 13 de julio de 2013 12:00 AM
El historietista Elzie Crisler Segal no se equivocó al poner en boca de Popeye (1932) los beneficios que las espinacas aportan a la masa muscular. Solo que en ese momento la información se debió a una coma corrida que aumentaba diez veces el valor de la concentración del hierro en las espinacas.
"Resuelto, por qué la espinaca nos hace más fuertes" es el título del boletín de prensa, fechado 25 de junio 2012, que difundió la escuela sueca de Medicina Karolin. Esta institución de alta educación alberga el comité encargado de designar el premio nobel de medicina y es la más grande del mundo.
El descubrimiento hecho es que los nitratos que se encuentran de forma natural en las espinacas, y otros vegetales como las remolachas, tienen un poderoso efecto en la fuerza muscular.
Sobre el estudio realizado en ratones, el Dr. Andrés Hernández -investigador del Departamento de fisiología y farmacología- señala que, llevado a los humanos, significa que la fuerza y la masa muscular pueden aumentar, incorporando una dieta vegetariana con el consecuente incremento del consumo de los nitratos que fortalecen las mitocondrias musculares, que están en los vegetales de hojas como las espinacas y las remolachas.
La musculatura de cualquier persona podría fortalecerse de manera significativa con solo consumir, diariamente, de doscientos a trescientos gramos de espinaca fresca o tres remolachas.
Agregó que no hay ningún suplemento dietético que contenga nitratos.
La espinaca es un legado de la cultura persa que llegó a Europa con los árabes y se extendió por el mundo. Su nombre proviene del persa "aspanach".
Hay referencias de un agrónomo cordobés del s XI, Ibn-al-Haijaj, que habría escrito un tratado sobre ella.
Es una planta perteneciente a la familia de las quenopodiáceas con dos especies principales, olerácea y de Holanda, y gran variedad de subespecies. Hay plantas macho, hembras y hermafroditas.
Nutricionalmente tiene un gran valor ya que proporciona vitamina B, C, A, E, carotenos, calcio, magnesio, potasio, ácido fólico, clorofila y agua, lo que le otorga además propiedades antioxidantes.
El más promocionado de sus nutrientes, el hierro, solo se fijará si a su consumo se agrega vitamina C, que se encuentra en los cítricos.
La espinaca se consume cruda, en ensaladas cuando las hojas están frescas y tiernas, o cocinadas, apenas blanqueadas como acompañantes o en rellenos. En la Edad Media, señala el Larousse Gastronomique, ya se vendían crudas o cocidas, o picadas comprimidas en forma de albóndigas. Hoy en día se consiguen todo el año, solo varía el tamaño de la hojas más grandes en invierno. Se pueden adquirir frescas y apenas pasadas por agua hirviendo congelarse para su posterior utilización.
La "Fiorentina" más universal, Catalina de Medicis es la responsable de que a todo lo que lleve espinacas se le ponga el apellido "Fiorentina". Catalina revoluciona la corte francesa cuando se instala en París con su esposo el rey Enrique II.
La princesa italiana ya se había hecho sentir cuando se mudó de Italia a Francia y llevó al país galo un ejército de cocineros y todo un estremecimiento gastronómico que incluía las espinacas, el tenedor, el aceite de oliva de la Toscana y el helado.
Acostumbraba la soberana comer en su natal Florencia huevos escalfados con un salteado de espinacas y una salsa blanca que aún se sirve sin muchas variaciones.
Las espinacas son entonces una maravillosa y versátil fuente de nutrientes y resultaría beneficioso para todos aumentar su consumo, sin importar si se comen crudas o cocinadas.
"Resuelto, por qué la espinaca nos hace más fuertes" es el título del boletín de prensa, fechado 25 de junio 2012, que difundió la escuela sueca de Medicina Karolin. Esta institución de alta educación alberga el comité encargado de designar el premio nobel de medicina y es la más grande del mundo.
El descubrimiento hecho es que los nitratos que se encuentran de forma natural en las espinacas, y otros vegetales como las remolachas, tienen un poderoso efecto en la fuerza muscular.
Sobre el estudio realizado en ratones, el Dr. Andrés Hernández -investigador del Departamento de fisiología y farmacología- señala que, llevado a los humanos, significa que la fuerza y la masa muscular pueden aumentar, incorporando una dieta vegetariana con el consecuente incremento del consumo de los nitratos que fortalecen las mitocondrias musculares, que están en los vegetales de hojas como las espinacas y las remolachas.
La musculatura de cualquier persona podría fortalecerse de manera significativa con solo consumir, diariamente, de doscientos a trescientos gramos de espinaca fresca o tres remolachas.
Agregó que no hay ningún suplemento dietético que contenga nitratos.
La espinaca es un legado de la cultura persa que llegó a Europa con los árabes y se extendió por el mundo. Su nombre proviene del persa "aspanach".
Hay referencias de un agrónomo cordobés del s XI, Ibn-al-Haijaj, que habría escrito un tratado sobre ella.
Es una planta perteneciente a la familia de las quenopodiáceas con dos especies principales, olerácea y de Holanda, y gran variedad de subespecies. Hay plantas macho, hembras y hermafroditas.
Nutricionalmente tiene un gran valor ya que proporciona vitamina B, C, A, E, carotenos, calcio, magnesio, potasio, ácido fólico, clorofila y agua, lo que le otorga además propiedades antioxidantes.
El más promocionado de sus nutrientes, el hierro, solo se fijará si a su consumo se agrega vitamina C, que se encuentra en los cítricos.
La espinaca se consume cruda, en ensaladas cuando las hojas están frescas y tiernas, o cocinadas, apenas blanqueadas como acompañantes o en rellenos. En la Edad Media, señala el Larousse Gastronomique, ya se vendían crudas o cocidas, o picadas comprimidas en forma de albóndigas. Hoy en día se consiguen todo el año, solo varía el tamaño de la hojas más grandes en invierno. Se pueden adquirir frescas y apenas pasadas por agua hirviendo congelarse para su posterior utilización.
La "Fiorentina" más universal, Catalina de Medicis es la responsable de que a todo lo que lleve espinacas se le ponga el apellido "Fiorentina". Catalina revoluciona la corte francesa cuando se instala en París con su esposo el rey Enrique II.
La princesa italiana ya se había hecho sentir cuando se mudó de Italia a Francia y llevó al país galo un ejército de cocineros y todo un estremecimiento gastronómico que incluía las espinacas, el tenedor, el aceite de oliva de la Toscana y el helado.
Acostumbraba la soberana comer en su natal Florencia huevos escalfados con un salteado de espinacas y una salsa blanca que aún se sirve sin muchas variaciones.
Las espinacas son entonces una maravillosa y versátil fuente de nutrientes y resultaría beneficioso para todos aumentar su consumo, sin importar si se comen crudas o cocinadas.
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