La Resurrección de Cristo, de Piero della Francesca (siglo XV). La Pascua, también llamada Pascua Florida, Domingo de Pascua, Domingo de Resurrección o Domingo de Gloria es la fiesta central del cristianismo, en la que se conmemora, de acuerdo con los evangelios canónicos, la resurrección de Jesús al tercer día después de haber sido crucificado. La Pascua marca el final de la Semana Santa, en la que se conmemora la crucifixión y muerte de Jesús. A la Semana Santa le sigue un período de cincuenta días llamado Tiempo pascual, que termina con el Domingo de Pentecostés. El Domingo de Pascua es una fiesta móvil, lo que significa que no se fija en relación al calendario civil. El Primer Concilio de Nicea (año 325) estableció la fecha de la Pascua como el primer domingo después de la luna llena tras el equinoccio de primavera en el hemisferio norte. La fecha por tanto, varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril. El cristianismo oriental basa sus cálculos en el calendario juliano, por lo que su fecha se sitúa entre el 4 de abril y 8 de mayo. Durante este día se celebran en distintos lugares del mundo procesiones religiosas, así como celebraciones litúrgicas. Las costumbres del Domingo de Resurrección varían en todo el mundo cristiano, pero la decoración de los huevos de Pascua es algo común en el mundo occidental. | |
La
Pascua constituye el fundamento sobre el cual se asienta y gira toda la
vida del cristianismo. Es festejada por 1200 millones de fieles en todo
el mundo y el Papa da la bendición en una misa urbi et orbi desde la
Basílica de San Pedro.
Las
tradiciones en esta fiesta han ido variando con el correr de los siglos
hasta llegar a convertirse, para la gran mayoría de la gente, en una
semana donde no se trabaja y se comen los famosos huevos de Pascua. De
hecho, el Domingo Santo es uno de los dos días del año en el que se
consume más chocolates (el otro es la Navidad).
Desde
los comienzos de la humanidad, el huevo fue sinónimo de fertilidad,
esperanza y renacimiento. El huevo adiquirió importancia dentro de la
mitología egipcia cuando el Ave Fénix se quemó en su nido y volvió a
renacer más tarde a partir del huevo que lo había creado en un
principio. También los hindúes sostenían que el mundo había nacido de un
huevo.
Los
huevos de pascua en la antigüedad eran de gallina y de pato, y en la
Edad Media les eran regalados a los chicos durante las celebraciones. Al
tiempo, los cristianos comenzaron a obsequiarse huevos durante la Semana
Santa con regalos y al principio el siglo 19, en Alemania, Italia y
Francia, aparecieron los primeros huevos hechos con chocolate con
pequeños regalos adentro.
En
cuanto a la decoración, los huevos de pascua siempre han representado un
desafío para los reposteros. Pero las diversas culturas fueron decorando
de manera diferente los huevos. En sus comienzos, eran pintados a
mano con colores estridentes que representaban la luz del sol. Los
huevos se hacían uno a uno con un molde prefabricado, lo que dificultaba
mucho su elaboración masiva. Los colores estridentes fueron apareciendo
con las grandes producciones de huevos, por los años 20 y 30 del siglo
pasado.
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Historia de las Pascuas |
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La concepción cristiana,
durante la Semana Santa se evoca la pasión, muerte y resurrección de
Cristo. Es el momento más sobresaliente del calendario litúrgico.
Ahora bien, la pregunta
es ¿qué relación tienen los íconos de la Pascua que hoy conocemos, tales
como los huevos, las roscas y los conejos, con esta celebración?
¿Verdaderamente, se otorga hoy el mismo sentido religioso a este
acontecimiento como en la antigüedad?
Desde tiempos
inmemoriales, la humanidad ha observado distintas festividades,
consideradas sagradas para muchos feligreses. Sin embargo, con
frecuencia ocurre que lo sagrado se mezcla con lo profano, formando un
sincretismo de múltiples culturas. Muchas observancias paganas fueron
cambiando de fecha, hasta coincidir finalmente, con la celebración de la
Pascua.
El verdadero origen de la
Pascua se remonta al año 1513 antes de Cristo, cuando el pueblo judío
emprendió su éxodo desde Egipto, hacia la Tierra Prometida. Se celebraba
cada año, como recordatorio de la liberación del pueblo hebreo.
En la víspera del primer
día, se comían hierbas amargas mojadas en vinagre, para recordar la
tristeza de la servidumbre. Y se narraban en tono cadencioso cánticos
que hacían alusión a las diez plagas de Egipto.
El cordero de Pascua era
escogido por cada familia. Con el tiempo, la ceremonia de inmolación fue
llevada a cabo por la clase sacerdotal. El animal debía ser un macho
cabrio, sano y de un año de edad. Se inmolaba al finalizar el día; y por
la noche se comía con lechugas amargas. No estaba permitido romper sus
huesos, ni dejar restos de carne. Por esta razón, los israelitas se
reunían en grupos, para cumplir con las prescripciones de orden sagrado.
Durante los siete días posteriores al 14 de Nisán (mes del calendario
israelita correspondiente a marzo - abril del calendario español), el
pueblo hebreo sólo comía pan sin levadura (no fermentado), al que
llamaban "ázimo" o "pan de aflicción".
Por su parte, para los
cristianos, la Pascua es la fiesta instruida en memoria de de la
resurrección de Cristo.
El registro bíblico dice
que la noche anterior a su muerte, Jesús se reunió con sus discípulos
para celebrar la Pascua judía. Posteriormente, instituyó lo que se
conoce como la "Cena del Señor", y dijo a sus apóstoles "Sigan haciendo
esto, en memoria de mi" (Lucas 22:19). La Cena del Señor debía
celebrarse una vez al año; con ella se conmemoraba la muerte de Cristo.
La Nueva Enciclopedia
Británica explica que los primeros cristianos celebraban la Pascua del
Señor, al mismo tiempo que los judíos, durante la noche de la primera
luna llena pascual (del día 14 de abib), del primer mes de primavera
(14-15 de Nisán).
A mediados del siglo II,
la mayoría de las iglesias había trasladado esta celebración, al domingo
posterior a la festividad Judía. El Viernes Santo y el día de la Pascua
Florida no empezaron a celebrarse como conmemoraciones separadas en
Jerusalén, hasta finales del siglo IV. (Fuente: Seasonal Peast and
Festivals).
Antiguamente, los
clérigos eran los encargados de bendecir el cordero pascual y luego lo
repartían entre ellos. Más tarde, el cordero fue sustituido por pequeños
pasteles de carne de cordero, que se distribuían a los feligreses, luego
de la misa.
Otros registros
históricos mencionan que los orígenes de la Pascua Florida (en ingles
"Easter") se remontan a la fiesta primaveral en honor a la diosa
teutónica de la luz y la primavera, conocida como "Easter". (The
Westminster Dictionary of the Bible).
La primavera era una
época sagrada para los adoradores fenicios del sexo. Los símbolos de la
diosa de la fertilidad; "Astarté" o "Istar" eran el huevo y la liebre.
En algunas estatuas se la representa con los órganos sexuales toscamente
exagerados, mientras que en otras figuras aparece con un huevo en la
mano y un conejo a su diestra.
La popularidad de esta
deidad, se debió en parte a la amplia difusión que tuvo en la antigüedad
la prostitución sagrada, como pare del culto.
En Cartago, se
descubrieron urnas de colores brillantes, debajo de monumentos erigidos
en honor a esta diosa, que contenían huesos carbonizados de niños y
adolescentes.
Sucede que los padres de
las pequeñas víctimas (por lo general, personas de alto rango y con
títulos) esperaban que los dioses bendijeran sus riquezas e influencias,
mediante estos sacrificios humanos.
Según el libro Medieval
Holidays and Festivals: "La celebración de la Pascua Florida recibió su
nombre (Easter), en honor a Eostre, diosa germánica del alba y la
primavera".
Cuenta la leyenda, que
Eostre abrió las puertas del Walhalla, para recibir a Valder, conocido
como el Dios Blanco, debido a su pureza y también, como el Dios Sol,
porque se creía que su frente suministraba luz a la humanidad.
Originalmente, estos ritos de la primavera fueron concebidos para
"ahuyentar a los demonios del invierno".
Son notables las
similitudes de los ritos; incluso la semejanza léxica y morfológica que
tiene la palabra inglesa Easter (Pascua Florida), apenas diferenciada
del nombre de la diosa pagana de la antigüedad (The Two Babilons, de
Alexander Hislop).
Fue así como poco a poco,
la tradición fusiona el significado cristiano con ceremonias paganas.
Aquellos rituales, imposibles de desarraigar eran reasimilados bajo
nuevas formas. El júbilo por el nacimiento del sol y por el despertar de
la naturaleza, se convirtió en el regocijo por el nacimiento del sol de
la justicia y por la resurrección de Cristo.
Los Símbolos de Pascua
La introducción de
celebraciones folklóricas en la liturgia cristiana, no dejan de
asombrarnos. Sin duda, de todas las costumbres pascuales, la más popular
es la de los huevos de Pascua.
Durante mucho tiempo,
estuvo prohibido comer en Cuaresma; no solo carne, sino también huevos.
Por eso, el día de Pascua, la gente corría a bendecir grandes cantidades
de ellos, para comerlos en familia y distribuirlos como regalo, a
vecinos y amigos.
Durante la Edad Media, en
Semana Santa, era común que los censos feudales se pagaran con huevos. Y
se estipulaba que el día de pago fuese el domingo de Pascua.
En Francia, por ejemplo,
los estudiantes organizaban la "Procesión de los Huevos". Se reunían en
parques y plazas y de allí partían hasta la iglesia principal. Durante
el trayecto, golpeaban las puertas de las casas, para que cada familia
les regalara huevos, que a posteriori serian bendecidor por un Cura
párroco.
En esa época renacía el
espíritu festivo. De las iglesias colgaban cientos de banderas y
panderetas. Y cada joven llevaba colgado de su cuello, un cesto de
mimbre lleno de huevos. Los más adinerados se hacían acompañar por
jóvenes pajes, vestidos con telas multicolores de razo o de seda. La
mayor parte de la colecta se destinaba para los hospitales de leprosos,
o para los indigentes.
El ayuno era obligatorio.
Por esta razón, se adopta la costumbre de cocer huevos y almacenarlos.
Recién en la época del rey Luis XIV, se introdujo la idea de pintarlos,
para después venderlos.
Entre los siglos XVII y
XVIII, a la salida de la misa pascual, se ofrecían al monarca cestas
cargadas de huevos dorados y decorados artísticamente.
En Hungría, era común que
el lunes de Pascua, los pretendientes acecharan desde el amanecer a las
jóvenes de su aldea, para llevarlas junto a las fuentes. Jugueteaban con
ellas, las tomaban desprevenidas y les arrojaban en la cabeza un enorme
cubo de agua. No conformes con esto, los muchachos reclamaban a sus
víctimas una retribución, asi que la joven debía entregarle a su
pretendiente un huevo y un beso. Ciertamente, esta costumbre estaba
mucho mas asociada con los festejos de primavera que con el verdadero
significado cristiano de la Pascua.
En cuanto al sentido
religioso, en la historia, el huevo ha sido un elemento muy importante,
dentro de las cosmogonías más primitivas.
En la India y en países
semitas de la región oriental, el huevo ha representado el germen
primitivo, escondido en el agua.
En la cosmogonía védica
se cree que las aguas originarias se elevaron y dieron origen a un huevo
de oro, del cual salió el creador del mundo.
En Egipto, el simbolismo
del huevo se asemeja al mito griego de la Caja de Pandora. Se cree que
el dios Osiris y su hermano, Tifón, lucharon respectivamente e
introdujeron todos los bienes y males del mundo en un huevo. Al romperse
el mismo, todos los males se distribuyeron por el planeta.
También en Persia, como
en Grecia y Roma, era muy común pintar huevos y comerlos en las fiestas,
en honor a la primavera.
Las Hogueras de Pascua
Originalmente, el
incendio de hogueras, durante la época de la Pascua fue prohibido por la
iglesia, por ser considerado como un símbolo pagano.
Sin embargo, en Irlanda,
San Patricio introdujo esta práctica, con el fin de sustituir la
costumbre de los druidas, de encender hogueras en honor a la primavera,
por el símbolo del fuego religioso y cristiano, en honor a Cristo.
Este rito llegó a ser tan
popular, que los Papas no tuvieron mis remedio que incorporarlo a la
liturgia de la iglesia occidental, hacia las postrimerías del siglo
noveno. (The Easter Book, de Francis Weiser, S.J.).
Tradiciones Pascuales alrededor del mundo.
La Pascua tiene distintas
manifestaciones, en diversos lugares del planeta.
En Jerusalén (cuyo nombre
significa "Doble Procesión de Paz"), la celebración comienza con una
serie de procesiones. El Viernes Santo, miles de feligreses cristianos
reconstruyen las últimas pisadas de Jesús. Más tarde, los peregrinos
visitan el Santo Sepulcro; la tumba donde, según la tradición se colocó
a Cristo. Mujeres vestidas de negro ungen la piedra sepulcral con
aceite; lloran sobre ella y la besan.
En la Ciudad del Vaticano, el Papa
celebra una misa especial. Para esta ocasión acude todo el cuerpo
diplomático; centenares de cardenales, prelados y sacerdotes y monjas,
además de miles de peregrinos, que llenan la Plaza de San Pedro.
Sin embargo, la Pascua no
siempre es sinónimo de solemnidad, misa y peregrinación. Pues muchas de
estas "nuevas formas" de celebración tienen raíces en costumbres
autóctonas y supersticiosas.
Para algunos filipinos,
por ejemplo, la Semana Santa -conocida como "Mahal na Araw''- es una
época para infligirse castigo. Pese a que esta práctica ha sido
condenada por la Iglesia, muchos, queriendo hacer expiación pública de
sus pecados, siguen practicando la flagelación.
Algunas mujeres se
dirigen a distintos santuarios y limpian las imágenes de Cristo con un
pañuelo. Luego, se aplican la prenda sobre el cuerpo, creyendo que de
ese modo curarán alguna afección.
En ciertas regiones de
Guatemala, los indios quichés oran arrodillados ante mazorcas de maíz
(alimento básico de este pueblo). Sucede que la celebración de estos
ritos tradicionales, en honor a la fertilidad, coincide con la Semana
Santa. Su esperanza es que la Pascua les traiga una cosecha abundante.
En otros países, los
agüeros influyen notablemente en esta celebración.
Los finlandeses, en la
noche anterior al inicio de Semana Santa están a la caza de los
gnomos..., unas "criaturas parecidas a brujas" -según narra la
tradición-, que cometen todo tipo de vandalismos, contra su ganado y sus
propiedades. Se cree que estos supuestos gnomos, son en realidad mujeres
ancianas, que llevadas por la envidia encuentran un malicioso placer
causando infortunio a los vecinos más prósperos.
Lo cierto, es que poco a
poco se va perdiendo en todo el mundo, el sentido religioso de esta
celebración. Y por otra parte, habrá que ver qué se entiende, tanto hoy
como ayer, por "significado religioso", ya que lo religioso no es
exclusivo de las religiones más importantes de la humanidad que han
perdurado hasta la actualidad. La religiosidad, en todas sus formas,
existe desde tiempos remotos y aunque sea reconfigurada bajo nuevas
formas, nunca termina de perecer. En algunos casos, sobrevive en la
exposición de este mundo caótico; pera también "otra" religión, de
características antiguas, que subyace y que fluye como caldo de cultivo,
desde las entrañas de la Tierra y la memoria.
Hoy la Semana Santa es
para muchos, sinónimo de "mini-turismo". Y coma si fuera poco, desde el
inicio de la Cuaresma, (los 40 días de preparación previos al domingo de
Pascua), un tiempo supuestamente llamado al recato y a la penitencia,
los obispos advierten la desnaturalización de esta conmemoración,
provocada en parte por la continuidad de los festejos de carnaval.
Como quiera que sea, y
pese a las distintas interpretaciones que tiene la celebración de le
Pascua; este suceso continúa conmoviendo al mundo entero, creyentes o
ateos. Porque más allá de lo sagrado o profano, la Pascua es una
maravillosa conjunción de ritos, cultura, creencias y leyendas del
imaginario y de la realidad.
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Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
jueves, 17 de abril de 2014
La Pascua constituye el fundamento sobre el cual se asienta y gira toda la vida del cristianismo. Es festejada por 1200 millones de fieles en todo el mundo y el Papa da la bendición en una misa urbi et orbi desde la Basílica de San Pedro. Las tradiciones en esta fiesta han ido variando con el correr de los siglos hasta llegar a convertirse, para la gran mayoría de la gente, en una semana donde no se trabaja y se comen los famosos huevos de Pascua. De hecho, el Domingo Santo es uno de los dos días del año en el que se consume más chocolates
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