La sobra no quita lo gourmet
Al día siguiente, los retallones pueden versionarse en deliciosos platos
El arroz, el puré de papa y las legumbres que quedaron del día anterior son muy versátiles ARCHIVO
GIULIANA CHIAPPE
| EL UNIVERSAL
sábado 5 de abril de 2014 12:00 AM
En la cocina no debería
botarse nada. Y en esta época de escasez de alimentos, menos. Con un
poco de ingenio, o hurgando en los recetarios apropiados, los retallones
o sobras pueden ser una comida deliciosa.
El arroz del día anterior no tiene por qué servirse igual. Este alimento es una de las sobras más versátiles que existen. A continuación, dos ideas.
Torticas de arroz. A las sobras de arroz se les mezcla un huevo (o dos, si es mucho arroz), leche y queso blanco o parmesano, el que se prefiera. La masa debe quedar líquida pero no tanto. En un budare engrasado y caliente, se colocan cucharadas de la mezcla y se cocinan hasta dorar. Una variante dulce: Se puede hacer sin queso y, cuando ya están fritas, rociarlas de azúcar y canela.
Croquetas de arroz. Batir dos huevos, queso parmesano, perejil, pimienta y sal. Mezclar con arroz del día anterior. Con la mano mojada, formar bolitas y pasarlas por pan rallado. Freír en aceite caliente, girándolas para que se tuesten en forma pareja. Escurrir en papel absorbente y listo.
Lo que quedó de puré de papa del día anterior puede transformarse en un pastel de pastor, plato de origen inglés.
Pastel del pastor. En un molde refractario se coloca una capa de puré, otra de guiso de carne molida y otra de puré. Se hornea hasta que quede algo crocante por encima.
Pancitos de papa. Al puré sobrante se le pone harina, sal y mantequilla derretida hasta formar una mezcla que se pueda amasar sobre una superficie enharinada hasta que quede pegajosa. Aplanarla con rodillo hasta que tenga medio centímetro. Cortarlo en cuartos y cocinar sobre un budare bien caliente espolvoreado con harina. Tostar por ambos lados.
Los granos enteros (y no en puré) que quedaron son excelentes protagonistas de ensaladas. Esto es válido sobre todo para lentejas, caraotas blancas o rojas y garbanzos.
Ensalada de lentejas u otras legumbres. Los granos deben estar fríos y escurrirse lo más posible. Luego, mezclar con pimentón, ají dulce, cebolla y, si se quiere, pepino, todo en cuadritos. Se adereza con aceite de oliva, perejil, vinagre, sal, orégano y pimienta. Algunos le añaden pedacitos de jamón, aunque esto es opcional.
Crema de pollo y verduras. Para variar el caldo de pollo y verduras que quedó, al día siguiente se puede convertir en una rica crema, licuando todo junto, menos los huesos por supuesto, e incluso si tiene arroz o pasta. Se sirve con cuadritos de pan tostado o queso en pedacitos.
Las recetas son propias u obtenidas de la revista Estampas, del libro Pensando en ti, mamá de ediciones Trípode y de la web allrecipes.com.ar.
El arroz del día anterior no tiene por qué servirse igual. Este alimento es una de las sobras más versátiles que existen. A continuación, dos ideas.
Torticas de arroz. A las sobras de arroz se les mezcla un huevo (o dos, si es mucho arroz), leche y queso blanco o parmesano, el que se prefiera. La masa debe quedar líquida pero no tanto. En un budare engrasado y caliente, se colocan cucharadas de la mezcla y se cocinan hasta dorar. Una variante dulce: Se puede hacer sin queso y, cuando ya están fritas, rociarlas de azúcar y canela.
Croquetas de arroz. Batir dos huevos, queso parmesano, perejil, pimienta y sal. Mezclar con arroz del día anterior. Con la mano mojada, formar bolitas y pasarlas por pan rallado. Freír en aceite caliente, girándolas para que se tuesten en forma pareja. Escurrir en papel absorbente y listo.
Lo que quedó de puré de papa del día anterior puede transformarse en un pastel de pastor, plato de origen inglés.
Pastel del pastor. En un molde refractario se coloca una capa de puré, otra de guiso de carne molida y otra de puré. Se hornea hasta que quede algo crocante por encima.
Pancitos de papa. Al puré sobrante se le pone harina, sal y mantequilla derretida hasta formar una mezcla que se pueda amasar sobre una superficie enharinada hasta que quede pegajosa. Aplanarla con rodillo hasta que tenga medio centímetro. Cortarlo en cuartos y cocinar sobre un budare bien caliente espolvoreado con harina. Tostar por ambos lados.
Los granos enteros (y no en puré) que quedaron son excelentes protagonistas de ensaladas. Esto es válido sobre todo para lentejas, caraotas blancas o rojas y garbanzos.
Ensalada de lentejas u otras legumbres. Los granos deben estar fríos y escurrirse lo más posible. Luego, mezclar con pimentón, ají dulce, cebolla y, si se quiere, pepino, todo en cuadritos. Se adereza con aceite de oliva, perejil, vinagre, sal, orégano y pimienta. Algunos le añaden pedacitos de jamón, aunque esto es opcional.
Crema de pollo y verduras. Para variar el caldo de pollo y verduras que quedó, al día siguiente se puede convertir en una rica crema, licuando todo junto, menos los huesos por supuesto, e incluso si tiene arroz o pasta. Se sirve con cuadritos de pan tostado o queso en pedacitos.
Las recetas son propias u obtenidas de la revista Estampas, del libro Pensando en ti, mamá de ediciones Trípode y de la web allrecipes.com.ar.
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