Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP

Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP del cual fue su Coordinador al inicio. GASTRONOMIA (del griego γαστρονομία)es el estudio de la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno.Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.Para mucha gente, el aprender a cocinar implica no solo encontrar una distracción o un pasatiempo cualquiera; pues cocinar (en un término amplio) es más que solo técnicas y procedimientos... es un arte, que eleva a la persona que lo practica y que lo disfruta. Eso es para mi la cocina, con mis obvias limitaciones para preparar diversos platillos, es una actividad que disfruto en todos sus pasos, desde elegir un vegetal perfecto, pasando por el momento en que especiamos la comida, hasta el momento en que me siento con los que amo a disfrutar del resultado, que no es otro más que ese mismo, disfrutar esta deliciosa actividad o con mis alumnos a transmitirles conocimientos que les permitirán ser ellos creadores de sus propios platos gracias a sus saberes llevados a sabores

jueves, 10 de abril de 2014

La comida y la protesta y la protesta por comida

La comida y la protesta

Ni con represión y muerte, ni con más burocracia, se resolverá la crisis alimentaria

CARLOS MACHADO ALLISON |  EL UNIVERSAL
martes 8 de abril de 2014  12:00 AM
Cuál es el estado de la producción agrícola y de alimentos en Venezuela? No hay una respuesta única, los rubros, así como los actores económicos, son muchos y distintos. Ahora, si usted pregunta: ¿Cuál es la situación del consumidor? La respuesta es fácil: sufre inflación y escasez.

Un buen indicador para medir el desempeño agroalimentario son importaciones y exportaciones. Las segundas prácticamente inexistentes, salvo aquellas que cruzan la frontera con Colombia, pero que no forman parte de una política de exportación, sino del control de precios. Como el Gobierno subsidia algunos productos, ocurre lo mismo que con la gasolina: buen negocio comprar en Venezuela y vender en Colombia. Pero no convence que portadores a pie, burro o buseta, pueden sacar de Venezuela tanta comida para generar escasez. Para ello, miles de camiones deberían cruzar la frontera. ¿Será que eso ocurre y las autoridades no hacen nada para impedirlo?

Hace una década, Venezuela importaba entre 1.500 y 1.800 millones de dólares en alimentos o materias primas para elaborarlos. En el año 2013, el país gastó 9.756 millones de US$, con la peor balanza comercial agrícola del continente. A pesar de ese gasto en divisas, la escasez alcanzó su máximo (BCV y consultoras). ¿Por qué, cuando en el resto de América Latina ocurre lo contrario y muchos países se han convertido en grandes exportadores? La explicación es simple: invasiones, expropiaciones y rescates afectaron la producción y hay que gastar alrededor de 2 mil millones de US$ para importar ganado en pie o carne. Por falta de semilla, insumos o maquinaria, también debemos importar más cereales, entre ellos arroz, cuya producción nacional era suficiente. Con el café, lo mismo, entre regulación de precios y políticas erradas, como la nacionalización de las procesadoras, ahora dependemos de Nicaragua y Brasil. Las mismas políticas causaron abatimiento de la producción de caña de azúcar, 3 millones de toneladas menos y no se puede aumentar porque los centrales azucareros en manos del Gobierno no funcionan bien. Con la leche, otro tanto, como no crece el rebaño bovino y no se paga la leche a un precio adecuado, pues será necesario importar más.

Un punto a favor del Gobierno, la capacidad de compra de alimentos aumentó, pero sin estimular la producción, ahora la demanda es mayor que la oferta: inflación y escasez el resultado. Frutas, vegetales, huevos y cerdos, no faltan. Pero los precios no han escapado a la inflación. Tomates a 58, papas a 90, frutas entre 30 y 40, aguacates a más de 150, café a 200, colas para harina de maíz, aceite, leche en polvo y azúcar, desgarran presupuestos y generan protestas. Respuesta: más leyes y amenazas, transferir culpas al sector privado en lugar de revisar políticas y engavetar aquellas que no dan resultado. Un ministro con diálogo algo ha logrado, pero no escapa al desastroso panorama económico que engloba al país. Ni con represión y muerte, ni con más burocracia, se resolverá la crisis alimentaria.

Carlosmach2013@gmail.com


La protesta por comida

Escrito por Pedro E. Piñate B. el Apr 4th, 2014 en el Semanario ABC

Pedro E. Piñate B.
ppinate@gmail.com

Debe concertarse un plan de contingencia con el sector agroalimentario
Como necesidad existencial del ser humano, los alimentos de la dieta diaria no deben faltar. Para ello la producción nacional y las importaciones complementarias del déficit deben procurarse suficientes y disponibles al consumo, mediante políticas acertadas. Por el contrario en Venezuela, en los últimos 15 años de “revolución bonita”, las políticas afectaron la producción y favorecieron las importaciones subsidiadas, comprometiendo el abastecimiento normal de alimentos hasta el nivel de escasez severa que por culpa exclusiva del gobierno, sufrimos hoy todos los venezolanos.
De la escasez como resultado seguro del terror agrario, los controles y el estatismo comunista, el país y el gobierno fueron suficientemente advertidos. Tanto por el sector productor como por todos los demás integrantes de la cadena agroalimentaria. Sin embargo el gobierno hizo oídos sordos a todas las advertencias e insistió en sus políticas de hambre, llevando al país al estado de protesta en que nos encontramos.
Del por qué viéndose venir la crisis de escasez que pudo ser prevenida no lo fue, las razones incluyen desde los intereses de la dominación Castro-comunista hasta la gigantesca corrupción que esquilma la vaca petrolera. Así, mientras la población padece enormes vicisitudes por la severa escasez de alimentos, pero también de gas, de luz, de agua, de aseo urbano, y hasta de papel tualé; y la inflación evapora el dinero disponible para sus compras, el gobierno tozudo se mantiene como si aquí no faltara nada.
Por todo esto, la protesta por comida es una legítima que debe ser atendida y resuelta eliminando las causas de la escasez, concertando un plan de contingencia con el sector agroalimentario e impulsando nuestra agricultura en forma sustentable. Hasta entonces seguirá la protesta por comida y miren que falta hasta la perrarina.



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