CARPE VINUM
Esfuerzo de los Massi, los adictos al Albariño ya tenemos una excusa para saludar la alegría
VLADIMIR VILORIA | EL UNIVERSAL
sábado 26 de abril de 2014 12:00 AM
Fillaboa
La gastronomía española no fuese la misma sin el aporte de la epicurea y dionisíaca Galicia. Pueblo hedonista, pero disciplinado y laborioso su tierra, sus Rías y su mar, amén de la sabiduría y el sabor de sus fogones, hace posible una de las certezas más claras del placer de comer y beber.
¿Quién no ha caído de rodillas, por ejemplo, ante la voluptuosidad gallega de percebes, almejas, navajas -todo un vicio-, bogavantes, berberechos, ostras, vieras, cangrejos o centollas? Eso, sin contar la delicadeza de un buen pulpo a feira, o de chorizos como el ceboleiro o el A Coruña o el ouzande de Bandeira, en Pontevedra, deliciosamente ahumado, entre tantas otras maravillas excusa para otros textos, y que no serían lo mismo si no fuesen regadas por ribeiros, blancos o tintos -hoy reivindicados por la emergente Mencía-, o por los siempre cumplidores albariños, donde por cierto destacan las etiquetas Fillaboa, hoy posibles en Venezuela.
Fillaboa es, también, hablar de la Galicia más auténtica, referirse a todo un clásico de la viticultura en las Rías Baixas, y a uno de los blancos más queridos de la región. Artesana y moderna, la casa es la más extensa de Pontevedra con 70 Has. de viñedo, cultivado en parrales y espalderas, muy marcados por el clima atlántico. Once pagos componen Fillaboa: Monte Alto, Vía, Terneros, Castro, Socalcos, Antigua, Miño, Eucalipto, Río, Carasol y Las Nieves. Cada pago es manejado especialmente según las peculiaridades del suelo y la edad de las parras. La uva cosechada en cada parcela, es destinada a vinos en particular.
Por lo pronto ya tenemos dos etiquetas en el mercado. El Fillaboa Albariño Selección Finca Monte Alto 2011, una especial producción de apenas 15 mil frascos. Inimitable, es elaborado exclusivamente a partir de uvas cosechadas del viñedo Monte Alto y trasegado en diciembre para luego permanecer, por nueve meses, en contacto con sus lías. Deliciosamente maduro e intenso, su nariz es pura fruta con recuerdos a manzana y notas cítricas. Es untuoso, filoso, cítrico y muy persistente. Un rico manjar. Así, el Fillaboa Albariño 2012 se entrega franco, balanceado y fresco, con rica acidez, agradable intensidad en nariz y una lograda persistencia. Delicioso.
Esfuerzo plausible de los hermanos Masi, los adictos al Albariño ya tenemos otra buena excusa para saludar la alegría, cada vez más escurridiza en esta deprimida Tierra de Gracia. ¡Salud!
vladimirviloria@gmail.com
La gastronomía española no fuese la misma sin el aporte de la epicurea y dionisíaca Galicia. Pueblo hedonista, pero disciplinado y laborioso su tierra, sus Rías y su mar, amén de la sabiduría y el sabor de sus fogones, hace posible una de las certezas más claras del placer de comer y beber.
¿Quién no ha caído de rodillas, por ejemplo, ante la voluptuosidad gallega de percebes, almejas, navajas -todo un vicio-, bogavantes, berberechos, ostras, vieras, cangrejos o centollas? Eso, sin contar la delicadeza de un buen pulpo a feira, o de chorizos como el ceboleiro o el A Coruña o el ouzande de Bandeira, en Pontevedra, deliciosamente ahumado, entre tantas otras maravillas excusa para otros textos, y que no serían lo mismo si no fuesen regadas por ribeiros, blancos o tintos -hoy reivindicados por la emergente Mencía-, o por los siempre cumplidores albariños, donde por cierto destacan las etiquetas Fillaboa, hoy posibles en Venezuela.
Fillaboa es, también, hablar de la Galicia más auténtica, referirse a todo un clásico de la viticultura en las Rías Baixas, y a uno de los blancos más queridos de la región. Artesana y moderna, la casa es la más extensa de Pontevedra con 70 Has. de viñedo, cultivado en parrales y espalderas, muy marcados por el clima atlántico. Once pagos componen Fillaboa: Monte Alto, Vía, Terneros, Castro, Socalcos, Antigua, Miño, Eucalipto, Río, Carasol y Las Nieves. Cada pago es manejado especialmente según las peculiaridades del suelo y la edad de las parras. La uva cosechada en cada parcela, es destinada a vinos en particular.
Por lo pronto ya tenemos dos etiquetas en el mercado. El Fillaboa Albariño Selección Finca Monte Alto 2011, una especial producción de apenas 15 mil frascos. Inimitable, es elaborado exclusivamente a partir de uvas cosechadas del viñedo Monte Alto y trasegado en diciembre para luego permanecer, por nueve meses, en contacto con sus lías. Deliciosamente maduro e intenso, su nariz es pura fruta con recuerdos a manzana y notas cítricas. Es untuoso, filoso, cítrico y muy persistente. Un rico manjar. Así, el Fillaboa Albariño 2012 se entrega franco, balanceado y fresco, con rica acidez, agradable intensidad en nariz y una lograda persistencia. Delicioso.
Esfuerzo plausible de los hermanos Masi, los adictos al Albariño ya tenemos otra buena excusa para saludar la alegría, cada vez más escurridiza en esta deprimida Tierra de Gracia. ¡Salud!
vladimirviloria@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario