¿Cómo decorar huevos de Pascua?
Tomado de la Revista Cocina y Vino
Los festejos de Pascua, que conmemora la llegada de la primavera, se remontan a épocas anteriores al cristianismo. Para los griegos y los romanos, el huevo era símbolo de fertilidad y promesas de vida, mientras que los germanos le atribuían este significado al conejo. Debido a esto, ambos emblemas tenían una valoración especial en esta época celebrada entre el 20 de marzo y el 25 de abril.
Por mucho tiempo, la tradición fue regalar huevos reales. A medida que avanzaban las invenciones, los huevos comenzaron a decorarse con papel maché, a rellenarse con azúcar y, por último, a hacerse con chocolate.
Miles de años después, esta tradición aún se mantiene en muchas partes del mundo. Incluso se combinaron los símbolos del conejo y de los huevos en la leyenda del conejo de Pascuas. Partiendo de las antiguas costumbres y de las nuevas técnicas, existen básicamente tres formas para decorar los huevos de Pascua:
1. Tradicional: con el calendario Gregoriano se hizo coincidir muchas de las celebraciones del cristianismo con otros festejos paganos, tal como la Pascua, que se celebra en la misma semana que la resurrección de Jesucristo. Como en estas fiestas cristianas, en la Edad Media, era obligado el ayuno, se adoptó la costumbre de cocer huevos y almacenarlos para comerlos luego.
Es por esto que una de las formas de presentar los huevos de Pascua es simplemente cociéndolos en agua hirviendo y pintándolos después. Para este último paso, existen muchas técnicas. La más sencilla, si los huevos son blancos, es tomar un marcador y dibujar los ojos y la nariz de un conejo, y luego hacer pequeñas orejitas con cartulina y pegarlas al huevo. Puedes también optar por los huevos-pollitos, si son marrones. Haz los piquitos y las crestas con fieltro o cartulina y pinta los ojos igualmente con marcador.
Usar estambre y enrollarlo alrededor del huevo, calcomanías con bonitos diseños o recortar figuras de servilletas decoradas y luego adherirlas con pega son otras buenas opciones. El colorante vegetal también es una excelente alternativa para decorar. Sigue los pasos que se muestra en el video de All Recipes México y descubre cómo hacer diseños creativos y originales.
2. Huevos sorpresa: para sorprender a los más pequeños de la casa, se comenzó a emplear la técnica de vaciar los huevos y rellenarlos con dulces y chocolates. Requiere de bastante paciencia y práctica, ya que hay que cuidar que la cáscara no se rompa durante el proceso.
Se debe colocar los huevos en la huevera, para sostenerlos, y golpearlos suavemente en la parte superior con la parte convexa de una cucharilla, para agrietar la cáscara. Luego, con ayuda de una tijera y con mucho cuidado, se corta un círculo del tamaño necesario para introducir pastillas de chocolate o pequeños caramelos. También se puede emplear una aguja y abrir un pequeño orificio por el cual se inserte después la tijera. Para limpiar y esterilizar la cáscara vacía, basta con hervirlas en agua con un poco de bicarbonato.
Una vez secos, se pueden pintar con pintura al frío y decorar con pegamento escarchado. Rellénalos con los chocolates y sella el orificio empleando un pequeño trozo de papel. Otra opción de decorado es, luego de pintarlos, emplear motas de algodón para hacer una colita de conejo, con la que taparás la abertura, y una naricita que pondrás en la otra punta. Coloca los huevos en una cesta de manera horizontal, pega orejas de papel en la parte superior y pinta los ojos con un marcador.
3. Huevos de chocolate: empleando la misma técnica del vaciado se logró elaborar huevos completamente de chocolates. En lugar de rellenarlos de dulces o pastillas, se vierte chocolate derretido dentro del huevo y se lleva al congelador. Una vez se ha solidificado, se retira la cáscara y se puede decorar con pastillaje, con chocolates de otros colores, etc.
Más adelante se logró hacer los huevos de chocolate vacíos para poder llenarlos. En realidad, sólo se necesita un simple molde para preparar esta sabrosa idea y colocar dentro monedas de chocolate o cualquier otro antojo. En el video de Fashion Enquirer se muestran los sencillos pasos para hacer huevos de chocolate sorpresa.
Tengo en mi sesera aquellos domingos de Resurrección que mis abuelos me llevaban a ver la Borriquita y luego iba a la terraza que había en la plaza para tomarme una gaseosa y una media ración de carne con tomate (era lo que más me gustaba, porque estaba cansado de comer durante toda la semana bacalao y potajes). En ese domingo ya podía comer carne. Mis abuelos guardaban rigurosamente los días de ayuno y abstinencia, y por ello todos los de la casa.
Los tiempos han cambiado y lo de la Pascua de Resurrección queda como fiesta laica y poco tiene que ver el recordar el tercer día de la resurrección después de la Crucifixión. Sin embargo, el hombre nunca deja a un lado las fiestas y costumbres en las que encuentra fruición, venga de donde venga. Así, en muchas partes de España ha quedado la costumbre del Huevo de Pascua, que con el tiempo se ha difundido por toda la piel de toro. Costumbre que no solo es de los católicos sino que los mismos judíos la han incorporado a su cena de pascua o Séder para recordar el corazón duro de Ramsés II. Pero si nos retrotraemos a nuestra Edad Media, era habitual regalar en estas fechas huevos pintados, que durante la Cuaresma, ya que no podían comerse en esos días, y así se pintaban para comerlos el Domingo de Resurrección.
Otra de las leyendas de esta costumbre se asocia con la fertilidad. De tal manera, que al coincidir la Pascua con el comienzo de la primavera (periodo ancestralmente asociado a la fertilidad) se ha establecido en toda Europa desde tiempo los huevos pintados en estas fechas de Pascua.
Pero no solo existen la costumbre de los Huevos de Pascua sino también la de los Conejos de Pascua y las "Columbas" pascuales italianas. LO de los conejos se origina de una leyenda que cuenta que en el Santo Sepulcro no solo se enterró Jesús sino que también quedó enterrado un conejo y que éste fue el que primero presenció la Resurrección de Cristo y que salió junto con Jesús del sepulcro. De ahí la costumbre del llamado Conejo de Pascua. Ambas costumbres han arraigado en la sociedad al margen de su origen religioso, y más como una manera festiva como existen otras tantas.
Vuelta a recuerdo de aquellos años en que la edad aún la tenía para enseñarla, veo un gran perol de arroz caldoso repleto de tajadas de pollo poblando el condumio humeante que rodeábamos toda la familia como si fuese un verdadero dios culinario. Y como en mi casa era costumbre todos comíamos del mismo perol, con el protocolo de "cuchara y paso atrás" y de cuando en cuando trago de vino y trozo de pan. Todo un alarde gastronómico-familiar.
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