En Semana Santa hay pecados dulces
Frutas en almíbar, conservas, arroz con leche y quesillo comparten la mesa de Cuaresma en todo el país
Semana Santa es temporada de dulces y el de lechosa se luce, como en Navidad, en mesas de todo el país. También lo hacen las granjerías, el arroz con leche, los buñuelos de yuca, el majarete y el quesillo, de acuerdo con la región.
La jalea de mango y el piñonate –conserva que combina lechosa verde rallada y melado de papelón, y que se enriquece con corteza de naranja, canela y clavo– son los dulces más populares de la Cuaresma margariteña. Lo dice Rubén Santiago, chef de La Casa de Rubén, su restaurante en Porlamar, que no deja de mencionar los buñuelos de yuca que prepara Mirla Nieves para el menú de Cuaresma de Casa Mejillón, la posada de Pilar Cabrera, en la localidad de La Guardia.
Al otro lado del país, en Maracaibo se disfruta desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección de la gran variedad de dulces que caracteriza el recetario zuliano. Sobre todo de los “dulces de plato”, como llama la cocinera Ivette Franchi a la categoría que reúne, entre otros, al limonzón en almíbar, la leche cortada, los cascos de guayaba, la piña con lechosa, los icacos, los huevos chimbos y el manjar blanco con ciruela.
El arroz con leche también es postre común en mesas de Cuaresma todo el país, recuerda el cocinero Néstor Acuña, quien destaca la calidad del que se elabora en Bejuma, donde nació, y la del dulce de leche en panela, el majarete y las conservas de coco que también se preparan en la localidad carabobeña. ¿Más? Acuña, que es chef de Sarrapia Gastrobar –restaurante de Ciudad Bolívar– no deja de mencionar el turrón y el mazapán de merey, rey de las mesas del sur del país, “en Semana Santa y en cualquier otra temporada del año”.
En los llanos el arroz con leche, la jalea de mango y el majarete –como toda preparación a base de coco– son los dulces más frecuentes de la mesa de Semana Santa. En Lara, los almíbares, las jaleas y el dulce de leche cortada, además de las granjerías, también valoradas en Mérida, junto con los abrillantados, los higos rellenos y el bocadillo, de guayaba o de plátano.
En Táchira, los siete potajes del Jueves Santo se complementan con melcochas, cocadas, alfondoques, alfeñiques, polvorosas y “dulces de platico”: cabello de ángel, higos y arequipe, y toronja o sidra, enumera Leonor Peña en su libro Cocina Tachirense. Menciona además a aliados y conservas –coco y leche, leche y piña, y sidra– en panelitas, que acompañan en hileras al quesillo, de piña o de coco.
En Caracas, dos restaurantes ofrecerán dulces de temporada: La Casa Bistró, el majarete de Francisco Abenante, y Amapola, la torta de coco de Merceces Oropeza, rellena con crema pastelera elaborada con la leche del fruto, cubierta de merengue y coco rallado. Ambas ya están en los menús.
Los foráneos
Huevos de Pascua: sobre su origen la web ofrece varias referencias: fue en 1820 cuando se registró el primero, “cubierto por una especia de frágil pasta de azúcar”; la técnica de elaboración se perfeccionó en el siglo XIX, en Francia, al añadir manteca de cacao al chocolate, lo que facilitó su modelaje; Joseph Fry fue el primer chocolatero inglés que los comercializó en su país, en 1873.
La colomba pasquale: es de origen veronés¸ más industrial que artesanal; su sabor y textura recuerdan al del panettone, y lleva almendras por encima.
Pastiera y cannoli: ambas preparaciones provienen del sur italiano y comparten ricotta y cáscaras de naranja en el relleno.
Torrijas: para su elaboración se utilizan rebanadas de pan viejo empapadas en leche, rebozadas en huevo y fritas en aceite; se aromatizan con canela y se endulzan con miel y azúcar.
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