Carmen Caamaño prepara torrijas como en España
Dedicada a la comida artesanal gallega, las ofrece en esta temporada por ser tradición de Semana Santa.
Las dulces torrijas son tradición española de Semana Santa (Cortesía @galleguidades.ccs)
EL UNIVERSAL
viernes 25 de marzo de 2016 02:57 PM
Con amor a sus tradiciones culinarias, Carmen Caamaño prepara delicateses artesanales gallegas para llevar a casa.
En esta época también prepara las típicas torrijas, dulce tradición española de Semana Santa. Sugiere disfrutarlas con un "copetín" de jerez o anisete.
Para disfrutarlas hay que llamarla primero al 0414-2558465, porque trabaja por encargo.
Las dulces torrijas son tradición española de Semana Santa (Cortesía @galleguidades.ccs)
EL UNIVERSAL
viernes 25 de marzo de 2016 02:57 PM
Con amor a sus tradiciones culinarias, Carmen Caamaño prepara delicateses artesanales gallegas para llevar a casa.
En esta época también prepara las típicas torrijas, dulce tradición española de Semana Santa. Sugiere disfrutarlas con un "copetín" de jerez o anisete.
Para disfrutarlas hay que llamarla primero al 0414-2558465, porque trabaja por encargo.
En esta época también prepara las típicas torrijas, dulce tradición española de Semana Santa. Sugiere disfrutarlas con un "copetín" de jerez o anisete.
Para disfrutarlas hay que llamarla primero al 0414-2558465, porque trabaja por encargo.
No sabemos comer
"La escasez es un problema terrible pero lo es más desconocer la despensa disponible"
VANESSA ROLFINI | EL UNIVERSAL
sábado 26 de marzo de 2016 12:00 AM
Siempre me he preguntado por qué en la educación formal no hay una asignatura destinada a la gastronomía. Es decir, que se enseñe desde cómo cocinar, nutrición, hacer mercado, buenos hábitos dentro y fuera de la mesa. Sin temor a equivocarme, sostengo que es tan importante como matemáticas, lengua, historia, entre otras materias. Se trata de un aspecto incuestionable de nuestra identidad.
Comemos todos los días, en la medida de la posible varias veces. Alimentarnos garantiza nuestro correcto funcionamiento, es responsable de la salud corporal, mental y física. Da sentido de pertenencia y arraigo. Tan importante es el tema, que después de la violencia, en Venezuela las primeras causas de muerte están directamente asociadas a patologías generadas por lo que nos llevamos a la boca.
En estos tiempos de escasez las cosas se han agravado. Un reciente estudio pone sobre el tapete que consumimos principalmente carbohidratos, que en el futuro bajará el promedio de talla y peso, que caminamos a ser un pueblo desnutrido y malnutrido.
Los malos hábitos son de vieja data. Por ejemplo, para un venezolano promedio el concepto de ensalada se limita a lechuga, tomate, cebolla, en algunos casos, zanahoria y repollo. Los tubérculos son para la sopa y la yuca se salva, porque encuentra usos en buñuelos y parrilla.
Miramos con mala cara y hasta con asco, vísceras y carnes de "segunda" y "tercera", y no entiendo como a un maravilloso corte de falda, por ejemplo, se le tipifica de ese modo. Compramos los pollos por piezas, desconocemos los peces de nuestras costas y molemos la carne magra dos y tres veces para hacer hamburguesas y salsas.
Dadas las circunstancias actuales, nos tocará reaprender, reinventarnos, dejar de añorar manzanas cuando los mangos se pudren en el suelo. Veo cómo se pagan cantidades absurdas por salmón o bacalao, cuando contamos con blanquilla, pez espada, atún, por mencionar los primeros que vienen a mi cabeza.
Toca estar pendiente de la estacionalidad y aprender los mil usos de un tomate que se consiguen en 4 kilos por mil bolívares contra un pequeño aguacate a 1.300. Da gusto ver comprar tomates a mis vecinas italianas, hacen salsa para todo el año cuando está barato y en su mejor momento.
Contamos con una despensa rica en frutas, vegetales, lácteos, tubérculos, productos marinos, maíz, granos distintos a las caraotas, papelón, etc. Se puede escribir un libro de ejemplos, pero bien alimentarse además de dinero requiere inteligencia, astucia y planificación. La escasez es un problema terrible pero lo es más nuestro desconocimiento de la despensa disponible, porque gastamos más y comemos peor.
Comemos todos los días, en la medida de la posible varias veces. Alimentarnos garantiza nuestro correcto funcionamiento, es responsable de la salud corporal, mental y física. Da sentido de pertenencia y arraigo. Tan importante es el tema, que después de la violencia, en Venezuela las primeras causas de muerte están directamente asociadas a patologías generadas por lo que nos llevamos a la boca.
En estos tiempos de escasez las cosas se han agravado. Un reciente estudio pone sobre el tapete que consumimos principalmente carbohidratos, que en el futuro bajará el promedio de talla y peso, que caminamos a ser un pueblo desnutrido y malnutrido.
Los malos hábitos son de vieja data. Por ejemplo, para un venezolano promedio el concepto de ensalada se limita a lechuga, tomate, cebolla, en algunos casos, zanahoria y repollo. Los tubérculos son para la sopa y la yuca se salva, porque encuentra usos en buñuelos y parrilla.
Miramos con mala cara y hasta con asco, vísceras y carnes de "segunda" y "tercera", y no entiendo como a un maravilloso corte de falda, por ejemplo, se le tipifica de ese modo. Compramos los pollos por piezas, desconocemos los peces de nuestras costas y molemos la carne magra dos y tres veces para hacer hamburguesas y salsas.
Dadas las circunstancias actuales, nos tocará reaprender, reinventarnos, dejar de añorar manzanas cuando los mangos se pudren en el suelo. Veo cómo se pagan cantidades absurdas por salmón o bacalao, cuando contamos con blanquilla, pez espada, atún, por mencionar los primeros que vienen a mi cabeza.
Toca estar pendiente de la estacionalidad y aprender los mil usos de un tomate que se consiguen en 4 kilos por mil bolívares contra un pequeño aguacate a 1.300. Da gusto ver comprar tomates a mis vecinas italianas, hacen salsa para todo el año cuando está barato y en su mejor momento.
Contamos con una despensa rica en frutas, vegetales, lácteos, tubérculos, productos marinos, maíz, granos distintos a las caraotas, papelón, etc. Se puede escribir un libro de ejemplos, pero bien alimentarse además de dinero requiere inteligencia, astucia y planificación. La escasez es un problema terrible pero lo es más nuestro desconocimiento de la despensa disponible, porque gastamos más y comemos peor.
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