La Colonia Tovar se reinventa en el tiempo
Este pequeño pueblo ha logrado mantener el boom económico que nació en los 80
domingo 23 de noviembre de 2014 12:00 AM
Una constante reinvención es la fórmula que parece haber encontrado la Colonia Tovar para hacer frente al paso del tiempo.
Solo así se explica que a pesar de los pesares este pueblito alemán enclavado en el estado Aragua siga recibiendo cada sábado y domingo entre 5 mil y 8 mil personas (más de la mitad de la población del municipio Tovar y mayor a la cantidad de personas que viven en la poligonal urbana de la Colonia, unas 7 mil personas), lo que lo coloca entre los cinco destinos preferidos por el venezolano para el turismo interno.
"A pesar de la crisis económica que se vive en el país, en la Colonia Tovar nos las hemos arreglado para mantener vivo el auge comercial", como explica Ronald Gutman, quien dirige la Cámara de Comercio y Turismo de este lugar.
La gastronomía marcó el camino con su constante adaptación a los requerimientos del turista, y de salchichas, fresas y duraznos pasó (sin olvidar salchichas, fresas y duraznos) a conservas, jaleas, mermeladas, concentrados de jugo, chocolates, vinos, embutidos, galletas y hasta restaurantes de truchas. Los tours de aventura vinieron después, con la posibilidad de realizar paseos al pico Codazzi, a un cedro de más de mil años de antigüedad o a unos petroglifos tallados en roca hace cinco mil años.
En los últimos cinco años la Colonia ha vivido además un auge cultural, que se expresa no solo en una apretada agenda cada Carnaval y Semana Santa, sino en la celebración de actividades recientes como el Oktoberfest, el Festival de Música de Cámara, el Festival de la Cerveza o el Festival de Teatro. Y antes de que termine el año también tendrá lugar el Festival del Acordeón (del 28 al 30 de noviembre) y un mercado navideño tipo alemán a partir del 28 de noviembre.
Desde la oficina turística que queda a un lado de la iglesia, Guillermo Prada explica que este pueblo recibe visitantes que vienen sobre todo de Caracas, pero también muchísimos de Valencia y Maracay: "Es que es un destino original, distinto, y si te pones a buscar hay muchas cosas que hacer más allá de lo gastronómico o las posadas: el martes 11 hubo toda una exhibición de flores y hortalizas, y a cada rato hay eventos de cerámica y artesanía".
Y cuenta que la Colonia ofrece también un espacio para quienes tengan interés por la Historia, y así en el museo se conservan los instrumentos musicales que utilizaron los primeros colonos, el primer órgano de la primera iglesia y antiguas armas de cacería e instrumentos de trabajos que se usaron allí a mediados del siglo XIX.
Haidy Collin, concejal por Tovar, explica que la propia crisis económica es la que ha empujado el auge gastronómico: "Antes los campesinos botaban gran parte de la cosecha para que el precio no bajara tanto, pero ahora hacen mermeladas, vinos, licores y pulpa de fruta. La gente se las ha ingeniado, la situación del país los empuja a eso, a ampliar el repertorio y mejorar las recetas".
Según las cifras que maneja Gutman, hoy el 60% por ciento de la población económicamente activa se dedica al turismo y 40% a la agricultura, y el área empresarial de la Colonia está básicamente constituida por la microempresa: 85% de la empresa coloniera es microempresarial. Hay además unos 150 comercios ambulantes y más de 500 formales, y aunque hay 80 establecimientos de hotelería registrados, en la práctica se le deben sumar más de 150 casas que también se ofrecen como posadas. "¿Y sabes una cosa extraña? Aquí todavía se puede caminar tranquilo en la noche", agrega Gutman.
Y explica que todo este boom nació a mediados de los ochenta, cuando muchos jóvenes se fueron a Alemania a recibir cursos de gastronomía y eventualmente cambiaron la cocina coloniera, y se ha podido mantener en el tiempo.
Este pequeño pueblo de calles empinadas y angostas ciertamente no fue diseñado para recibir miles de turistas cada fin de semana, por lo que todavía queda mucho que hacer en materia de infraestructura, vialidad y servicios. Aunque no es fácil: la intrincada topografía hace muy difícil la construcción de otro estacionamiento, por poner solo un ejemplo.
Pero el encanto de este pueblo sigue ahí, cambiando siempre pero siempre el mismo, recibiendo con gusto a los miles de turistas que cada fin de semana llenan sus calles, sus restaurantes, sus posadas y hasta sus rutas ecológicas.
Gutman detalla que el servicio de agua comercial y residencial no es constante ni suficiente, y que las vías internas no son atendidas por autoridad alguna.
Además detalla que las fallas eléctricas han incidido negativamente en la productividad de las empresas, y que el alumbrado público es insuficiente, como insuficiente, inapropiado e insalubre es el botadero de basura que se ha dispuesto para recibir todos los desechos que se producen en la Colonia Tovar.
Los comerciantes deben lidiar además con la dificultad que existe para obtener permisos sanitarios, pues muchos son de producción artesanal y no cuentan con fábricas sino con anexos a sus viviendas y por lo tanto no califican para la obtención de estos permisos. "No hay legislación para microempresas familiares de índole artesanal", explica Gutman.
La escasez es también un problema en muchos rubros, relata, y agrega que esto afecta no solo a la propia materia prima sino también al material de envasado y empaque, pues como además se trata de pequeños comerciantes no tienen mucha capacidad de almacenamiento.
Los agricultores también están pasando trabajo por la carencia total o parcial de insecticidas, fungicidas, herbicidas y defoliantes. También echan en falta abono y semillas certificadas que les permitan garantizar una cosecha productiva.
Por último Gutman lamenta que no exista un organismo que examine las tierras (acidez de la tierra y Ph del agua) para garantizar buenas siembras. JB
44 caseríos existen hoy en los alrededores de la Colonia Tovar, pero todos ellos enfrentan problemas de acceso y muchos no tienen ni siquiera electricidad.
Solo así se explica que a pesar de los pesares este pueblito alemán enclavado en el estado Aragua siga recibiendo cada sábado y domingo entre 5 mil y 8 mil personas (más de la mitad de la población del municipio Tovar y mayor a la cantidad de personas que viven en la poligonal urbana de la Colonia, unas 7 mil personas), lo que lo coloca entre los cinco destinos preferidos por el venezolano para el turismo interno.
"A pesar de la crisis económica que se vive en el país, en la Colonia Tovar nos las hemos arreglado para mantener vivo el auge comercial", como explica Ronald Gutman, quien dirige la Cámara de Comercio y Turismo de este lugar.
La gastronomía marcó el camino con su constante adaptación a los requerimientos del turista, y de salchichas, fresas y duraznos pasó (sin olvidar salchichas, fresas y duraznos) a conservas, jaleas, mermeladas, concentrados de jugo, chocolates, vinos, embutidos, galletas y hasta restaurantes de truchas. Los tours de aventura vinieron después, con la posibilidad de realizar paseos al pico Codazzi, a un cedro de más de mil años de antigüedad o a unos petroglifos tallados en roca hace cinco mil años.
En los últimos cinco años la Colonia ha vivido además un auge cultural, que se expresa no solo en una apretada agenda cada Carnaval y Semana Santa, sino en la celebración de actividades recientes como el Oktoberfest, el Festival de Música de Cámara, el Festival de la Cerveza o el Festival de Teatro. Y antes de que termine el año también tendrá lugar el Festival del Acordeón (del 28 al 30 de noviembre) y un mercado navideño tipo alemán a partir del 28 de noviembre.
Desde la oficina turística que queda a un lado de la iglesia, Guillermo Prada explica que este pueblo recibe visitantes que vienen sobre todo de Caracas, pero también muchísimos de Valencia y Maracay: "Es que es un destino original, distinto, y si te pones a buscar hay muchas cosas que hacer más allá de lo gastronómico o las posadas: el martes 11 hubo toda una exhibición de flores y hortalizas, y a cada rato hay eventos de cerámica y artesanía".
Y cuenta que la Colonia ofrece también un espacio para quienes tengan interés por la Historia, y así en el museo se conservan los instrumentos musicales que utilizaron los primeros colonos, el primer órgano de la primera iglesia y antiguas armas de cacería e instrumentos de trabajos que se usaron allí a mediados del siglo XIX.
Haidy Collin, concejal por Tovar, explica que la propia crisis económica es la que ha empujado el auge gastronómico: "Antes los campesinos botaban gran parte de la cosecha para que el precio no bajara tanto, pero ahora hacen mermeladas, vinos, licores y pulpa de fruta. La gente se las ha ingeniado, la situación del país los empuja a eso, a ampliar el repertorio y mejorar las recetas".
Según las cifras que maneja Gutman, hoy el 60% por ciento de la población económicamente activa se dedica al turismo y 40% a la agricultura, y el área empresarial de la Colonia está básicamente constituida por la microempresa: 85% de la empresa coloniera es microempresarial. Hay además unos 150 comercios ambulantes y más de 500 formales, y aunque hay 80 establecimientos de hotelería registrados, en la práctica se le deben sumar más de 150 casas que también se ofrecen como posadas. "¿Y sabes una cosa extraña? Aquí todavía se puede caminar tranquilo en la noche", agrega Gutman.
Y explica que todo este boom nació a mediados de los ochenta, cuando muchos jóvenes se fueron a Alemania a recibir cursos de gastronomía y eventualmente cambiaron la cocina coloniera, y se ha podido mantener en el tiempo.
Este pequeño pueblo de calles empinadas y angostas ciertamente no fue diseñado para recibir miles de turistas cada fin de semana, por lo que todavía queda mucho que hacer en materia de infraestructura, vialidad y servicios. Aunque no es fácil: la intrincada topografía hace muy difícil la construcción de otro estacionamiento, por poner solo un ejemplo.
Pero el encanto de este pueblo sigue ahí, cambiando siempre pero siempre el mismo, recibiendo con gusto a los miles de turistas que cada fin de semana llenan sus calles, sus restaurantes, sus posadas y hasta sus rutas ecológicas.
Gutman detalla que el servicio de agua comercial y residencial no es constante ni suficiente, y que las vías internas no son atendidas por autoridad alguna.
Además detalla que las fallas eléctricas han incidido negativamente en la productividad de las empresas, y que el alumbrado público es insuficiente, como insuficiente, inapropiado e insalubre es el botadero de basura que se ha dispuesto para recibir todos los desechos que se producen en la Colonia Tovar.
Los comerciantes deben lidiar además con la dificultad que existe para obtener permisos sanitarios, pues muchos son de producción artesanal y no cuentan con fábricas sino con anexos a sus viviendas y por lo tanto no califican para la obtención de estos permisos. "No hay legislación para microempresas familiares de índole artesanal", explica Gutman.
La escasez es también un problema en muchos rubros, relata, y agrega que esto afecta no solo a la propia materia prima sino también al material de envasado y empaque, pues como además se trata de pequeños comerciantes no tienen mucha capacidad de almacenamiento.
Los agricultores también están pasando trabajo por la carencia total o parcial de insecticidas, fungicidas, herbicidas y defoliantes. También echan en falta abono y semillas certificadas que les permitan garantizar una cosecha productiva.
Por último Gutman lamenta que no exista un organismo que examine las tierras (acidez de la tierra y Ph del agua) para garantizar buenas siembras. JB
44 caseríos existen hoy en los alrededores de la Colonia Tovar, pero todos ellos enfrentan problemas de acceso y muchos no tienen ni siquiera electricidad.
Con Alemania festejando su Día Nacional
El embajador de Alemania Walter J. Lindner, en momentos de deleitar a sus invitados con un emotivo concierto FOTOS GABRIELA PULIDO
RICHARD DELGADO | EL UNIVERSAL
lunes 24 de noviembre de 2014 12:00 AM
El embajador de Alemania Walter J. Lindner y su esposa Laura Sustersic, diplomáticos muy estimados en nuestros salones, fueron los anfitriones amables de una cálida recepción concurrida por una calificada representación de los diferentes sectores capitalinos.
Había un motivo muy especial para el cálido encuentro, como lo era la celebración de la Unidad Alemana, una fecha de tanta significación para ellos que marca el calendario de finales de año.
La Asociación Cultural Humboldt, escenario de numerosos eventos reseñados frecuentemente por la crónica, sirvió de marco apropiado a la fiesta que superó los límites de lo imaginable en cuanto a cordialidad y animación se refiere.
Esta celebración marcó para los esposos Lindner un verdadero cambio de vida manifestado no solo con su Día Nacional, sino en la faceta artística que dio a conocer el señor embajador interpretando varias piezas musicales, primero en el piano y luego con la flauta transversa. Como regalo sorpresa el diplomático deleitó a los asistentes con bellas melodías que le merecieron aplausos prolongados.
Acompañaron a los distinguidos anfitriones, el ministro consejero doctor Joerg Polser y señora; Moritz Jacobhagen, primer secretario de asuntos políticos, culturales y de la prensa con su esposa; Mónica Brandes de Birarda y su esposo Mauricio Birarda; el cónsul y vice cónsul, Thomas Paegel y Sebastián Werther y señoras, respectivamente.
Los asistentes disfrutaron en todo momento de la amabilidad que en todo momento tuvieron a bien prodigar los oferentes. Se ofreció una variada degustación de platillos de la cocina alemana, amén de vinos, cocteles de ricos sabores y la consabida cerveza bien fría
No faltaron los cumplidos.
Había un motivo muy especial para el cálido encuentro, como lo era la celebración de la Unidad Alemana, una fecha de tanta significación para ellos que marca el calendario de finales de año.
La Asociación Cultural Humboldt, escenario de numerosos eventos reseñados frecuentemente por la crónica, sirvió de marco apropiado a la fiesta que superó los límites de lo imaginable en cuanto a cordialidad y animación se refiere.
Esta celebración marcó para los esposos Lindner un verdadero cambio de vida manifestado no solo con su Día Nacional, sino en la faceta artística que dio a conocer el señor embajador interpretando varias piezas musicales, primero en el piano y luego con la flauta transversa. Como regalo sorpresa el diplomático deleitó a los asistentes con bellas melodías que le merecieron aplausos prolongados.
Acompañaron a los distinguidos anfitriones, el ministro consejero doctor Joerg Polser y señora; Moritz Jacobhagen, primer secretario de asuntos políticos, culturales y de la prensa con su esposa; Mónica Brandes de Birarda y su esposo Mauricio Birarda; el cónsul y vice cónsul, Thomas Paegel y Sebastián Werther y señoras, respectivamente.
Los asistentes disfrutaron en todo momento de la amabilidad que en todo momento tuvieron a bien prodigar los oferentes. Se ofreció una variada degustación de platillos de la cocina alemana, amén de vinos, cocteles de ricos sabores y la consabida cerveza bien fría
No faltaron los cumplidos.
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