Son únicos en el mundo
El pan chuta conquista Mistura
Durante toda la feria se venden mil panes, que se transportan a diario en avión desde el municipio cusqueño Oropesa. Son especiales porque se preparan con agua de una montaña sagrada, son bendecidos por la Virgen del Carmen y su "niño panadero" y jamás se preparan si alguien ha muerto en el pueblo.
El pan está hecho con agua sagrada y bendecidos por la Virgen del Carmen y su Niño (EFE)
EL UNIVERSAL
jueves 10 de septiembre de 2015 04:24 PM
Con una receta que mezcla misticismo andino y costumbres coloniales, el pan chuta del municipio peruano de Oropesa, en Cuzco, es único por elaborarse con el agua de una divinidad inca de los Andes y la bendición de la virgen del Carmen, siempre y cuando no haya muerto nadie del pueblo.
Su forma plana y circular, su textura esponjosa, dulzor sutil y los dibujos que lo adornan esconden en su masa esos singulares ingredientes que impiden elaborar los panes en otros lugares como Lima, donde fallece gente diariamente y el agua no es tan pura, explicó a Efe el panadero y regidor municipal, Richard Gómez.
El pan chuta logró ser de las principales atracciones de Mistura, la feria gastronómica ma s importante del continente, que se celebra en Lima hasta hoy y donde se vendieron más de mil panes por jornada, que se transportaban a diario por avión.
"Ya hemos intentado hacer pan de Oropesa en otros lugares pero nunca sale igual, ni siquiera en Cuzco", indicó Gómez.
El panadero señaló que el principal secreto de sus panes es el agua, que llega del Apu Pachatusan ("señor que sostiene la tierra", en quechua), montaña a 4.200 metros de altura, y venerada como divinidad por los incas. Además, todo pan que sale de los hornos del distrito cusqueño ha sido bendecido por su patrona, la virgen del Carmen y por el niño que carga en su imagen, llamado el "niño panadero".
A la producción de pan chuta en Oropesa solo hay algo que la puede detener, y es el anuncio de la muerte de algún habitante del pueblo. "Si hay alguien que acaba de morir o ya no le queda mucho tiempo de vida no se hace pan chuta porque el alma del muerto no permite que la masa fermente", argumentó Gómez.
El coordinador de la Municipalidad de Oropesa, Víctor Bustos, explicó a Efe que el conjunto de estas tradiciones son parte importante del valor que tiene el pan chuta. "En Oropesa se convive con una fuerte tradición católica pero también mística. Es un conjunto de creencias andinas y coloniales que se representan en las costumbres heredadas por generaciones", agregó Bustos.
Richard Gómez señaló que 80 % de sus 3 mil habitantes se dedica a la panadería, tradición familiar que inició cuando los colonos españoles sembraron trigo en Cuzco.
"Yo soy panadero desde que tengo uso de razón. Mi papá y mi mamá junto a mis hermanos también eran panaderos y, yo de niño ayudaba en labores simples como preparar la ‘masa madre', como todos los chicos de mi edad", señaló Gómez.
En el municipio panadero hay 86 hornos de arcilla revestidos con paja y barro que empiezan a hornear desde las 3 de la madrugada con turnos que rotan entre familias.
Cada uno de los familiares realiza una labor específica: los niños preparan el fermento, los hombres elaboran la masa y la estiran mientras que las mujeres los decoran, según indicó Gómez.
La Municipalidad de Oropesa estima que cada familia puede llegar a trabajar cien kilos de harina por turno a la que agregan "masa madre", una levadura hecha de harina, agua y azúcar.
El trabajo de las familias produce unos 2 mil kilos diarios de pan que sus habitantes distribuyen en ferias, paraderos de autobuses e incluso en otras regiones del sur de Perú como Puno y Arequipa.
En Oropesa, los artesanos panaderos apuntan ahora sus miradas al exterior de Perú para seguir difundiendo su pan chuta y perpetuar así el mestizaje de tradiciones durante las siguientes generaciones.
Su forma plana y circular, su textura esponjosa, dulzor sutil y los dibujos que lo adornan esconden en su masa esos singulares ingredientes que impiden elaborar los panes en otros lugares como Lima, donde fallece gente diariamente y el agua no es tan pura, explicó a Efe el panadero y regidor municipal, Richard Gómez.
El pan chuta logró ser de las principales atracciones de Mistura, la feria gastronómica ma s importante del continente, que se celebra en Lima hasta hoy y donde se vendieron más de mil panes por jornada, que se transportaban a diario por avión.
"Ya hemos intentado hacer pan de Oropesa en otros lugares pero nunca sale igual, ni siquiera en Cuzco", indicó Gómez.
El panadero señaló que el principal secreto de sus panes es el agua, que llega del Apu Pachatusan ("señor que sostiene la tierra", en quechua), montaña a 4.200 metros de altura, y venerada como divinidad por los incas. Además, todo pan que sale de los hornos del distrito cusqueño ha sido bendecido por su patrona, la virgen del Carmen y por el niño que carga en su imagen, llamado el "niño panadero".
A la producción de pan chuta en Oropesa solo hay algo que la puede detener, y es el anuncio de la muerte de algún habitante del pueblo. "Si hay alguien que acaba de morir o ya no le queda mucho tiempo de vida no se hace pan chuta porque el alma del muerto no permite que la masa fermente", argumentó Gómez.
El coordinador de la Municipalidad de Oropesa, Víctor Bustos, explicó a Efe que el conjunto de estas tradiciones son parte importante del valor que tiene el pan chuta. "En Oropesa se convive con una fuerte tradición católica pero también mística. Es un conjunto de creencias andinas y coloniales que se representan en las costumbres heredadas por generaciones", agregó Bustos.
Richard Gómez señaló que 80 % de sus 3 mil habitantes se dedica a la panadería, tradición familiar que inició cuando los colonos españoles sembraron trigo en Cuzco.
"Yo soy panadero desde que tengo uso de razón. Mi papá y mi mamá junto a mis hermanos también eran panaderos y, yo de niño ayudaba en labores simples como preparar la ‘masa madre', como todos los chicos de mi edad", señaló Gómez.
En el municipio panadero hay 86 hornos de arcilla revestidos con paja y barro que empiezan a hornear desde las 3 de la madrugada con turnos que rotan entre familias.
Cada uno de los familiares realiza una labor específica: los niños preparan el fermento, los hombres elaboran la masa y la estiran mientras que las mujeres los decoran, según indicó Gómez.
La Municipalidad de Oropesa estima que cada familia puede llegar a trabajar cien kilos de harina por turno a la que agregan "masa madre", una levadura hecha de harina, agua y azúcar.
El trabajo de las familias produce unos 2 mil kilos diarios de pan que sus habitantes distribuyen en ferias, paraderos de autobuses e incluso en otras regiones del sur de Perú como Puno y Arequipa.
En Oropesa, los artesanos panaderos apuntan ahora sus miradas al exterior de Perú para seguir difundiendo su pan chuta y perpetuar así el mestizaje de tradiciones durante las siguientes generaciones.
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