Allan Stewart Königsberg (Brooklyn, 1 de diciembre de 1935), conocido por su nombre artístico Woody Allen,
Woody Allen intenta bachaquear
Aseguran quienes lo conocen que se la pusieron de anteojito. “Vengo a bachaquear”, dijo Woody Allen al bajar del avión. La noticia corrió como pólvora en Maiquetía. “Rodarán peli sobre bachaqueo”, soltó en Twitter el primer chaleco amarillo que estaba en la puerta de acceso. “Artista famoso desembarca. Viene a experimentar éxito de la seguridad alimentaria”, retuiteó el jefe de los chalecos amarillos.
Los íntimos de Woody Allen sostienen que el actor-director sufre por la ausencia de buenas comedias que, tomadas de la vida real, hagan reír a la audiencia.
Tiene un especialista busca-temas en cada continente. Fox y otras grandes productoras ensayan con discursos presidenciales hasta que Donald Trump se hizo dueño del sector. Pero Woody busca otra cosa. Ya lo ha demostrado: quiere comedias basadas en historias reales. Lo mismo que hacía el cine italiano en los años cincuenta y sesenta. Y que él recreó en varios filmes, entre ellos Desde Roma con amor.
I
Como artista fogueado, Woody se creía el rey del disimulo. Hasta que llegó con todo el equipo y las cámaras a la primer megacola. “Papeles”, le exigió con voz de película el sargento. “Ciudadano está prohibido colearse. Retroceda 800 metros. Esta cola comenzó ayer. Cédula en mano y no proteste”. Woody explicó en muy comprensible castellano que buscaba arroz arborio, azafrán, caldo de pollo, sal, cebollas, y queso parmigiano-reggiano para un elemental, sencillo pero monumental risotto como se hace en Milán.
Los señores con fusil a la espalda de la misión rieron a coro, mientras la cámara mostraba el rostro de incredulidad del actor-director. ¿Dónde cree que llegó: a Cuba? ¿Cuánto hace que no ve la televisión nacional?, le dijeron entre risas. Recuperadas las composturas, le explicó el traductor oficial, ciudadano asimilado de la isla hermana, que la cola para eso era otra. Allí llegarían pañales.
II
Un autobús moderno, bien pintado, en los que ya estaban ex empleados de la ciudad del cine, ex tramoyistas de teatros municipales, ex guionistas de telenovelas, ex artistas de televisión y entusiastas varios, recogió a Allen y su troupe. Salieron en busca de la cola perfecta, donde además de poca gente, hay de todo.
Dos semanas después, alertados desde Hollywood, funcionarios del consulado norteamericano emprendieron la búsqueda del autobús perdido. Lo encontraron en la frontera. Todos estaban detenidos por contrabando de harina PAN y gasolina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario