Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP

Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP del cual fue su Coordinador al inicio. GASTRONOMIA (del griego γαστρονομία)es el estudio de la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno.Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.Para mucha gente, el aprender a cocinar implica no solo encontrar una distracción o un pasatiempo cualquiera; pues cocinar (en un término amplio) es más que solo técnicas y procedimientos... es un arte, que eleva a la persona que lo practica y que lo disfruta. Eso es para mi la cocina, con mis obvias limitaciones para preparar diversos platillos, es una actividad que disfruto en todos sus pasos, desde elegir un vegetal perfecto, pasando por el momento en que especiamos la comida, hasta el momento en que me siento con los que amo a disfrutar del resultado, que no es otro más que ese mismo, disfrutar esta deliciosa actividad o con mis alumnos a transmitirles conocimientos que les permitirán ser ellos creadores de sus propios platos gracias a sus saberes llevados a sabores

domingo, 13 de septiembre de 2015

La ciudad de los caballeros despunta como un destino gastronómico que se nutre a sí mismo con la creatividad de su gente y los productos que allí se cosechan.

Mérida en tres bocados

La ciudad de los caballeros despunta como un destino gastronómico que se nutre a sí mismo con la creatividad de su gente y los productos que allí se cosechan.

por REYNA CARREÑO  |  imagen: ARCHIVO | DOMINGO 13 DE SEPTIEMBRE DE 2015
El elefante dorado (Imagen: ARCHIVO)
Viajar a Mérida hace la boca agua. El olor del pan recién horneado, el crujir de los pasteles andinos, el gusto amargo del chocolate, el frescor de las frutas y las verduras; todo evoca sabores y aromas inconfundibles, autóctonos, que trazan rutas de retorno para propios y extraños.

Nada como amanecer en el mercado municipal. Provoca siempre paladear un enorme vaso de café e ir frotándose las manos, por el frío y la codicia, escudriñando entre los tenderetes, para descubrir maravillas como la uchuva, las fresas realmente maduras, el cacao, las especias frescas y variedad de productos naturales que allí abundan.

Esa riqueza y ese frescor, que hablan de tierra fértil, son los principales ingredientes de las propuestas gastronómicas que están dando de qué hablar en Mérida y en toda Venezuela, con el sello implícito y característico de "hecho en casa". Aquí, tres bocados que intentan describir que Mérida es producto, es despensa y fogón monumental.

Con carácter bohemio: El elefante dorado
Frente a la plaza Las Heroínas, en una calle ciega, hay un lugar con aires de clandestinidad. El elefante dorado es un bar-restaurante, cálido y acogedor, donde los visitantes pueden degustar cervezas locales artesanales y un menú de tapas y platos fuertes para chuparse los dedos.

A partir de las 6:00 de la tarde, cuando en Mérida la temperatura baja, El elefante dorado abre sus puertas. Adentro, la luz tenue de las velas calienta los ánimos y es usual ver a grupos de amigos o parejas conversando animadamente y pasando en ronda una "yarda" de cerveza.

El dueño del local, Maik Schiffer, es un alemán que echó raíces en Mérida hace 10 años. Trajo su cultura gastronómica y la casó perfectamente con las cervezas criollas.

La especialidad de la casa es la Picada alemana, una variedad de embutidos como jamón ahumado, carne seca, jamón serrano y pastrami de lomo de cerdo en lonjitas, pedacitos de queso suizo, aceitunas verdes y negras, aderezadas con aceite de oliva y mejorana; todo coronado con uchuvas y acompañado con pan tostado. También sirven comida caribeña, alemana, pescados y mariscos, churrasquería y platos vegetarianos.
Son distribuidores exclusivos de la cerveza Mito.

Coordenadas
Plaza Las Heroínas, casa número 8-237, La Cuesta. Twitter: @elefantedorado


Sabor a nostalgia: Heladería Coromoto
Pese a que cerró sus puertas temporalmente a principios de año, la Heladería Coromoto continúa enarbolando su record Guinness y su bandera que la acredita como el lugar por excelencia en Mérida. Es difícil encontrar juntos sus 870 sabores, pero a partir de las 2:00 de la tarde las tinas se van rotando y los afortunados pueden probar helados de pabellón, de diferentes licores, de carne o de auyama.

La Heladería Coromoto fue fundada en 1981 por Manuel da Silva Oliveira, un inmigrante de Portugal, quien por años se desempeñó como trabajador de una gran empresa de helados. El establecimiento comenzó con cuatro sabores: vainilla, fresa, chocolate y coco; sin embargo, en busca de la novedad, Da Silva combinó aguacate, todo un éxito, y luego de esto continuó experimentando con otros sabores: verduras, pescados y mariscos como el caso del chipi chipi, el sabor 593, que llevó a la heladería a formar parte de Libro Guinness dos veces, en 1991 y 1996.

En la actualidad, La Coromoto forma parte de esa cultura culinaria merideña que tanto enamora. Con seguridad, no hay un solo visitante que llegue a la ciudad y no pase por allí.

Coordenadas
Avenida 3, entre las calles 28 y 29, frente a la Plaza El Llano.


Sazón por herencia: De La Capellanía Café
Teo Zurita es un tovareño de 34 años. A él le corre por las venas el amor por la cosecha, y siguiendo los pasos de su progenitor y las recetas de los dulces de su madre, se aventuró hace 12 años a llevar hasta Mérida una especie de sucursal de La Capellanía, el establecimiento cálido y bucólico, rodeado de jardines inverosímiles, donde sus padres venden dulces, tortas y fresas con crema y helado en Bailadores.

El negocio de postres de Teo sobrepasó toda expectativa y pronto sus clientes comenzaron a demandar platos salados. "Decidí aprender por ensayo y error, a partir de recetas propias y con ingredientes estacionales", comenta y sonríe satisfecho del resultado.

Hoy en día, De La Capellanía Café es el laboratorio de Teo; allí el cocinero experimenta a diario con los productos locales, traídos de la finca familiar. Platillos, postres y bebidas adornados con flores y frutas, que seducen a primera vista. Son parte del menú el hot dog de trucha, las hamburguesas -en especial la De la M- servidas en el pan de la casa y acompañadas con papas rústicas. Después de disfrutar de su mesa, cualquiera sale con la certeza de la veracidad de una de las frases célebres que adornan puertas y paredes del restaurante: "La vida es aquello que ocurre entre las comidas".

Coordenadas
De La Capellanía Café. Centro Comercial Alto Prado, avenida Los Próceres, nivel 1, local 29, Mérida.
Instagram: @delacapellania
Facebook: De La Capellanía Café

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