Gastroetc: Bailadores sabe a bombones
Nuris Molina tiene una pequeña panadería en La Playa, lugar alejado del mar a pesar de su nombre y apostado en las verdes cercanías de Bailadores en Mérida. Allí ha logrado que su familia se una a sus esmeros de proponer recetas como almojábanas.
Ahora también hace bombones. Al igual que Xiomara Vivas, merideña que se dedicaba a las manualidades y un día vio un papelito que invitaba a un curso gratuito de bombonería. En esa región de absoluto verdor, conocida más por sus hortalizas, desde diciembre del año pasado hay 22 mujeres que cuentan con la posibilidad de un nuevo oficio a través de los bombones.
Los aprendieron a hacer gracias a la iniciativa de Trabajo y Personas, asociación civil liderada por Alejandro Marius que ofrece herramientas para el trabajo y el emprendimiento a quienes más lo necesitan. De las 700 chocolateras que han formado, una veintena se encuentran en Bailadores.
Allí, debido a la recomendación de monseñor Baltazar Porras, consiguieron un aliado de excepción: el entusiasta padre Edduar Molina que llegó hace dos años a esa región como un torbellino de buena energía. Desde que Marius tocó su puerta comenzó a ver desde el púlpito quiénes podrían anotarse en los cursos.
También comenzó con el justo y necesario mercadeo. "Empezamos a proponer que sean los recuerdos de primeras comuniones y bautizos". En su parroquia, un espacio se transformó en el futuro laboratorio escuela, donde las nuevas chocolateras tendrán un área para trabajar y seguir aprendiendo.
El pasado 7 y 8 de julio, en la hermosa Estancia La Vera Cruz, estas nuevas emprendedoras tuvieron un encuentro de excepción. En el I Festival del Chocolate con Impacto Social, la experta francesa Chloe Doutre-Roussel les habló de cómo mercadear sus chocolates según las tendencias del mundo.
María Fernanda Di Giacobbe, de bombones Kakao y Cacao de Origen, les contó cómo encerrar en buen chocolate venezolano los sabores propios, como las frutas de la región. Claudia Franceschi relató la tradición de 185 años de su familia en el cacao de Paria y su experiencia con los chocolates Franceschi. Gabriela Ramírez, de Chocolates La Mucuy, quien ayudó en su formación, compartió su experiencia a través de sus tabletas.
"Sueño con un pueblo de emprendedores que se sienta orgulloso de trabajar el chocolate de esta tierra", dice Molina, a quien ahora le llaman el padre chocolatero. En ese lugar de excepción se confirmó por qué el chocolate bien trabajado puede ser motor de orgullo y progreso.
-La idea de Trabajo y Personas es crear una colección de bombones en Bailadores llamada San Isidro y que cada núcleo de emprendedoras cuente con su laboratorio, vínculos con la universidad para mejoras académicas y su propia colección de bombones.
-En Twitter e Instagram @trabajoypersonas
Buen beber
Miro Popic
guias@miropopic.com
Alandra tinto
Distribuye: IALCA
Contacto: (0212) 381 1406
Lejanos están los tiempos en que en esta columna nos ocupábamos del vino, comparábamos cosechas, diferenciábamos cepas, resaltábamos bondades del terruño. Ahora nuestra preocupación mayor es el precio y descubrir qué es lo que se puede comprar. Porque el vino se ha transformado en artículo de lujo reservado para exiguas minorías. Muy simple.
Un vino promedio de calidad aceptable oscila entre los 10/12 dólares botella, más los impuestos de rigor. Si lo llevamos a lo que ocurrió esta semana en que escribo esta nota, estamos hablando de 6.000/7.000 bolívares por botella.
Es decir, un trabajador honesto debe dedicar un salario completo mensual para comprar una botella de vino decente. En Europa te compras un vino bebible por 6 euros, pero el salario mínimo es de unos 800 euros; es decir, te compras más de 140 botellas. ¿Aquí? Ni una.
El problema no es del vino sino de la economía que nos agobia. El vino de hoy, Alandra Tinto, es casi un vino genérico, sin mayor precisión de región ni cepa, vendido solo como vino tinto de Portugal.
Es un vino de 4 euros que aquí sale, por ahora, en 2.000 bolívares. Vino de diario para beber en vaso acompañando la comida cotidiana, que sabe a uva aunque no reconozcamos el cepaje (moreto, castelao, trincadeira). Lo produce una bodega seria, Herdade do Esporao.
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